Frenkie De Jong

416 10 2
                                    

Narra Ariadna

Me desperté por una terrible resaca, sentía mi cabeza palpitar acompañado de un horrible dolor. Lpm, ¿cuánto tomé anoche?

Abrí los ojos y ví a Nora dormida a mi lado en el sofá que supongo sería de la casa de Ferrán y Sira. No recordaba nada de la noche de ayer, pero sí de nuestra salida al centro comercial, el cine, la ropa nueva, y después mis recuerdos de la discoteca estaban en blanco. 

Escuché voces en el patio trasero, me dirigí a una ventana que daba al patio para observar quienes eran.

Pude ver a Ansu, Ferrán, Gavi, Pedri, Balde, Eric García y un chico que jamás lo había conocido en persona hasta ahora, pero lo reconocí al instante, Frenkie De Jong. 

Suspiré apartando mi vista del ventanal y fui a la habitación de Sira para ver si ya estaba despierta. Cuando entré me dí cuenta rápidamente de que aún dormía, sus ronquidos se hacían notar en aquella habitación. Entonces volví a la sala y busqué mi celular para ver la hora. Eran las 11.30. 

Fui al ventanal a observar el patio un poco hasta que los ojos de Pablo conectaron con los míos, indescriptible lo que me hacía sentir, sus ojos lo decían todo. 

Ví como pausó nuestra batalla de miradas, le dijo algo a los chicos y vino camino hacia donde me encontraba yo.

— Hola argentina guapa, buen día — dijo entrando y encontrándose conmigo. Me dio un repaso descarado de lo que llevaba puesto y se mordió el labio sin vergüenza. Ahí fue cuando caí y miré para abajo observando mi cuerpo. No traía mucha ropa que digamos. 

— No me mires así, boludo — murmuré nerviosa buscando algo para cubrirme. 

Tenía la remera de Gavi del FCB y no llevaba pantalones, solo mis bragas debajo de la camiseta, por suerte me llegaba hasta el comienzo de los muslos y no se pudieron ver mis bragas de encaje. 

— Tranquilízate — intentó calmarme y yo me mareé a lo que hice una mueca de dolor. — ¿Te encuentras bien? — me preguntó al ver que me senté tomando mi cabeza por el dolor, necesitaba urgentemente tomar alguna pastilla después de todo lo que había tomado anoche y ni siquiera sabía cuánto había sido.

— Agh — me quejé mientras buscaba el pantalon en la mochila que me había traído con mi ropa. — Necesito una pastilla, ¿me traes algo? — le pedí y asintió. Seguí buscando mi pantalón y al fin lo encontré, me lo puse y fui a la cocina donde él estaba sirviéndome un vaso de agua. 

— Todo tuyo — dijo entregándome el vaso y la pastilla. — ¿Bebiste ayer? — me preguntó y asentí. — Todo el mundo bebe cuando sale, me refiero si has bebido de más, Ariadna — se explicó mejor y me tragué la pastilla con el agua. 

— Creo que eso no te incumbe, cariño, ¿o si? — le contesté sarcástica. — Me pase un poco de copas supongo, no me acuerdo de nada — mencioné, restándole importancia.

— Me parece raro. 

— ¿Y qué?, ¿ahora sos experto de mi vida? — le contesté enojada soltando un suspiro. 

— Vale, perdona, no tengo derecho de meterme, solo que eres mi amiga y me preocupo también — dijo y sentí mariposas en mi estómago. AMIGOSSS.

— ¿Nada más? — me hice la desinteresada en lo que acababa de escuchar, pero claramente por dentro era un arcoiris de emociones. 

— Nada más — soltó. — ¿Vienes a desayunar afuera con los chicos? — me preguntó y le sonreí. 

— Por supuesto, me muero de hambre — dije y salí detrás suyo hacia el patio. 

Salimos y me dedique a observar cada parte del jardín, era un lugar lleno de hermosas flores, una piscina apartada a unos metros y dos arcos en imitación de una cancha de fútbol al lado, era muy lindo, me encantaba. 

La Luz En Mi Oscuridad +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora