0.1: Los 4 demonios vestidos de boys over flowers. PARTE II

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Lea, Lea, Lea, Lea

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Lea, Lea, Lea, Lea.

Escucho borrosamente como llaman a mi hermana y me quejo y muevo con inconformidad. ¿Por qué no pueden dejarme dormir en paz, eh?

Es hora de ir a casa, Bella durmiente.

Vuelvo a escuchar un murmuro y siento como mi mejilla es rozada suavemente por una mano. Arrugo mi nariz por las cosquillas que siento en la zona, mientras abro uno de mis ojos para ver al causante de ellas. La sonrisa de Beomgyu me recibe junto con un suspiro accidental.

Me quedo mirando su rostro por algunos segundos hasta que mi cuello me recuerda que he estado 3 horas recostado en una posición incómoda y ahora necesita estirarse.

—Buenos días — susurro tallando mis ojos e intento levantarme del hombro de Beomgyu, sin embargo, él detiene mi cabeza y la vuelve a poner en su hombro.

—Quedémonos así un poco más — susurra recostando su cabeza en la mía y muerdo mi labio.

¿Me vería muy grosero si lo empujo fuera de mí?

—Beomgyu... — llamo y él tararea en respuesta. Llevo mi mano a su pecho para poder alejarlo de mí, pero me quedo quieto cuando siento como su corazón late rápidamente bajo mi mano. Él también debe de hacerse consciente de cómo es que su corazón parece querer salir porque levanta su cabeza de la mía rápidamente y toma mi mano para que deje de sentir su corazón. Volteo mi cabeza hacia él y cuando sus ojos se desvían de los míos, me acerco a sus latidos frenéticos.

¿Por qué su corazón late así de fuerte?

—Hay una clase aquí en 10 minutos, deberíamos de irnos — rompe el silencio que se había formado y sonrío contra su pecho por cómo es que se escucha su voz desde aquí.

—Tú fuiste el que dijo que nos quedáramos así un poco más — recuerdo sus palabras.

—3 segundos me pareció un buen tiempo.

Mis labios se curvan en una sonrisa involuntaria y me levanto de su pecho sin deshacerla.

—De acuerdo, vámonos — lo miro dándole la razón y muerdo mi labio para no volver a sonreír cuando toma mi manga para detenerme al intentar levantarme del asiento. Arqueo una ceja.

—Podemos quedarnos aquí si finges no darte cuanta de los latidos rápidos de mi corazón — murmura mordiendo su labio y viendo a cualquier lado menos a mis ojos.

Retiro su mano de mi manga y toco su mejilla con mi índice para que me voltee a ver.

—Sólo si me compras un helado — sonrío cuando sus ojos de estrella ven a los míos.

—¿De choco menta?

—De choco menta.

—Okey, acepto — dice con una sonrisa y lo siguiente que sé es que mi cabeza regresa a su hombro y uno de mis oídos comienza a escuchar a the neighborhood a través de él.

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