Encuentro

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Estaba muy cansado por el trabajo. Hoy había tenido mucho trabajo.

Me compré unas alitas de pollo y me fui a un parque que quedaba cerca de mi casa para tomar un poco de aire fresco. Para comer me senté en un banco.

Al rato vi a un chico andando a lo lejos. Por la luz de las farolas pude verlo mejor. Tenía el pelo rojo despeinado que no le quedaba nada mal. Aunque estaba a bastante distancia sus ojos azules parecían emitir luz propia. Iba bien vestido, polo blanco con baqueros cortos.

Creo que me vio observándolo y empezó a andar hacia dónde yo me encontraba. Tenía un poco de miedo, dado que era un completo desconocido, pero no parecía un secuestrador ni nada por el estilo.

Desde más cerca pude ver que era un chico realmente atractivo. Se sentó junto a mí en el banco.

Toya: Hola. Vi que me mirabas.

Keigo: H-hola. E-es que no esperaba encontrarme a nadie a estas horas.

Toya: Fue un día largo, vine para despejarme un poco. Por cierto, me llamo Toya.

Keigo: Yo Keigo.

Le dediqué una sonrisa. Me aliviaba que no me quisiera hacer nada y era muy guapo.

Toya: Oye, eres lindo, lo sabías?

Ese comentario hizo que me sonrojara notablemente, lo cual hizo que el pelirrojo soltara unas cuantas carcajadas.

Keigo: T-tú t-t-también lo e-eres.

Seguimos hablando un rato sobre diversas cosas. Era muy divertido y amable.

Toya:-Mira la hora en su móvil-Uy, se me hace tarde, ya nos veremos.

Keigo: Encantado de haberte conocido. Adiós.

Observé cómo se iba yendo iluminado por las farolas del parque.

Sí que era tarde, pero por suerte mi trabajo solo era por la tarde (excepto si tengo trabajos para hacer desde casa). Mi jefe es arquitecto y yo tengo que hacer tanto maquetas como planificarlo en ordenador.

...

Me desperté a la mañana siguiente. Se me había hecho tarde, eran las 11 de la mañana. Se me había olvidado poner el despertador la noche anterior.

Keigo: ¡Mierda!

Eso no era por el despertador, sino por el chico de la noche anterior. Caí en la cuenta de que no había guardado su número ni nada.

Llamaron a mi puerta. Tenía la esperanza irracional de que ese fuera Toya, pero sabía que no lo sería.

Abrí la puerta y era mi vecina de al lado que tendría unos 60 años. Se había asustado por mi grito.

Keigo: Tranquila, todo bien, es solo un chico que conocí y se me olvidó pedirle su número...

Vecina: Bueno, pues intenta buscarlo, seguro que el destino hará que os encontréis.

Keigo: Gracias, y perdón por asustarla.

Vecina: No pasa nada. Suerte.

Keigo: Gracias.

Después de eso me fui a duchar. Tenía que ir rápido, dado que la tienda cerraba a las doce de la mañana.

Me vestí con una camisa negra remangada hasta los codos y baqueros cortos del mismo color, también unos pendientes en forma de rombo negros y un reloj. No quería complicarme mucho y fui a lo seguro.

Salí de mi casa un tanto apresurado y fui andando rápido hasta la tienda. Por suerte aún no habían cerrado, pero solo faltaban diez minutos. Las cosas pesaban un poco así que decidí dejarlo en mi casa.

Hawks x Dabi - El chico del parqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora