Cafetería

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Recordé que hace unos meses la empresa donde trabajo había acabado un local cerca de mi casa y había oído que la habían comprado para hacer una cafetería y decidí ir allí a desayunar.

Anduve hasta llegar a la calle. De mi cabeza no salía aquel chico que me encontré.

En el local había un cartel con el nombre de la cafetería con una taza de café dibujada.  El exterior era color amarillo pastel. Me gustaba mucho como se veía.

Cuando entré por la puerta se oyó una campana.

Las paredes eran medio blancas medio azules y las sillas era de diferente colores pastel. Parecía buen sitio para pasar un rato agradable. También había una barra con baquetas.

Había algunas personas, todas jóvenes. Muchos estaban estudiando o trabajando con sus ordenadores.

Estaba tan centrado en ver el lugar que no me había dado cuenta de que había unos cuantos camareros en la barra. Uno se había quedado mirándome con los ojos muy abiertos.

Lo miré y era el chico de ayer. Mi mente no lo procesaba. Supuse que me había equivocado y que no lo vi bien.

Toya: Keigo...

Con esa única palabra me demostró que sí era él.

Toya: Lo siento, se me olvidó darte mi número.

Keigo: Yo tampoco me acordé...

Toya: Ah, perdona, ¿quieres tomar algo?

Se me había olvidado para lo que había venido.

Keigo: Sí. Quiero un té matcha con burbujas, por favor.

Toya: Ahora mismo.

Me senté en una banqueta para poder hablar más con él. Tardó muy poco en prepararlo gracias a las máquinas.

Toya: Aquí tienes.

Keigo: ¿Cuánto es?

Toya: No te preocupes, invito yo.

Me sonrojé ante el acto tan caballeroso del chico. Este se rió bajito.

Estuvimos hablando un rato mientras me tomaba el té, que por cierto estaba muy rico.

Toya: Esta vez no se me puede olvidar, aunque creo que ya sabes dónde encontrarme.

Me dio un papel con un número escrito.

Toya: Y no tardes mucho en llamarme.

Keigo: Descuida. Me tengo que ir ya, tengo cosas del trabajo.

Toya: Gracias por venir.

Desde la puerta le sonreí y me fui. Era el mediodía y tenía que preparar la comida.

Ni yo me creía la suerte que había tenido. Mi vecina tenía razón, fuera por el destino o no nos hemos vuelto a encontrar.

Apenas tenía hambre, así que me preparé algo rápido.

Hawks x Dabi - El chico del parqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora