"¿Puedo ser tu novio?"

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No pasó tanto tiempo, apenas una semana aproximadamente (era jueves), pero ese chico me enamoraba cada vez.

Me encantaba lo coqueto que era y también era muy atractivo.

Pero no volvió a salir el tema del beso que me dio en el parque y me daba un poco de vergüenza sacarlo.

En ese momento me encontraba en la barra de la cafetería hablando con él. Me había embobado por unos segundos.

Toya: Oye, hoy trabajo hasta las seis, si quieres quedamos.

Keigo: Claro.

Toya: ¿En el parque?

Keigo: Vale. Voy a avisar a mi jefe de que me voy antes.

Toya: Hasta luego.

Me fui rápido al trabajo, si no acababa mis trabajos no podría irme.

Jefe: ¡Qué alegría verte por aquí! No sueles venir a esta hora...

Keigo: Tengo que acabar pronto, tengo una cita a las seis...

Jefe: ¿Quién es la afortunada?

Keigo: Es un chico, se llama Toya.

Jefe: Ah. Bueno, pues no te interrumpo más.

A las cinco acabé todo el trabajo y me fui a prepararme a mi casa.

Llegué yo primero al parque y me senté en el banco de siempre.

Tardé unos cinco minutos ma en llegar. Esta vez sí que se había puesto más elegante (yo también).

Toya: Hola.

Keigo: Hola.

Toya: Me quedé con la duda de si de verdad te parecía bien ese beso

Keigo: Te lo prometo, sí que lo quería.

Toya: Mira, si lo querías y querrías repetirlo, bésame tú a mí.

Me sonrojé pero no iba a desaprovechar la oportunidad de besar a aquel chico pelirrojo que me traía loco desde que lo conocí.

Con un par de dedos dirigí su cara para que me mirara. Nos acercamos hasta que nuestras narices rozaban.

Entonces yo di el paso y apreté mis labios contra los suyos. Unos segundos después sentí una presión en mi labio inferior, el chico me había mordido. Pero no sentí dolor alguno, al contrario.

Como era un lugar muy público no tardamos mucho en separarnos.

Me cogió de la mano.

Toya: Hay una colina en este parque, vamos?

Keigo: Claro.

Yo iba siguiéndolo por detrás. Su mano me arrastraba tras suyo.

Ambos nor sentamos allí y mirábamos cómo el sol se ponía. No me había soltado de la mano.

Toya: ¿Sigue siendo muy pronto?

Me paré a procesar eso. Me acordé de que le dije que era muy pronto para estar juntos.

Keigo: Puede, pero estoy seguro de que esto debe pasar.

Toya: Entonces, ¿puedo ser tu novio?

Era una forma un tanto extraña de declararse, tan extraña y curiosa cómo el chico que lo decía.

Keigo: Sí, puedes ser mi novio.

Nuestras miradas se cruzaron y ambos teníamos una sonrisa en la cara. Era maravilloso haber encontrado a alguien como él, y más por pura casualidad.

Para acabar aquel momento tan bonito juntó sus labios con los míos. Ese beso era diferente a los anteriores, era uno con mucha más felicidad.

Mi vecina tenía razón, estábamos destinados a conocernos.

Hawks x Dabi - El chico del parqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora