Trabajo

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Me fui temprano al trabajo con los materiales para la maqueta que tenía que hacer hoy.

Jefe: ¡Keigo, bien pronto! Oye, Yuki está enferma y hay que revisar las medidas del restaurante para el parque de aquí al lado, tienes que hacerlo tú por ella. Aparte, claro está, de la maqueta del puente que tenías pendiente.

Keigo: Pero no me da tiempo de todo y ya traigo las cosas de la maqueta.

Jefe: No era una pregunta, era una orden. Más te vale tenerlo listo para mañana. Además, te pagaré el doble, pero si no lo haces habrá un castigo.

Keigo: Pero...

Jefe: Nada de peros, ponte a trabajar ya.

Keigo: Voy al baño antes.

Jefe: De acuerdo.

Me dirigí al baño. Odiaba a mi jefe. Yo no tenía la culpa de que ella estuviera enferma.

Compañero: Keigo, ¿qué te pasa? Pareces triste...

Keigo: Tango mucho trabajo...

Compañero: Vaya... ánimo.

Keigo: Gracias.

Me metí en el baño. Entré en una cabina y comencé a llorar. Normalmente me gustaba el trabajo, pero estos días ya estaba agotado.

Ya acabé con el trabajo de mi compañera pero lo hice a las siete de la tarde. La oficina cerraba a las ocho. Solo me dio tiempo a hacer la estructura principal con los alambres.

Jefe: ¿Has acabado, Keigo?

Keigo: No...

Jefe: ¿Al menos has hecho lo de tu compañera?

Keigo: Sí.

Jefe: Bueno, pues entonces te sólo tienes que venir por la mañana pasado mañana. Tienes suerte de que esté de buen humor.

Keigo: Gracias.

No podía reprocharle nada puesto que no tengo otra alternativa de trabajo.

...

Sonó mi despertador. Eran las nueve de la mañana. Me preparé para salir a la calle y fui a correr un rato. La brisa de la mañana me despejaba.

Volví a mi casa para hacer algunas cosas y también para cambiarme la ropa por una más elegante. Después del estrés de la tarde de ayer quería ver a aquel pelirrojo. Apenas lo había visto un par de veces pero la verdad es que me sentía un poco atraído por él.

Llegué a aquella cafetería y estaba allí. Lo pillé limpiando un plato.

Toya: Volviste.

Keigo: Siempre que pueda.-sonreí

Toya: ¿Qué quieres?

Keigo: Hoy un latte.

Toya: Enseguida.

Me lo sirvió y apoyó sus codos en la barra.

Toya: ¿Qué te pasa?

Keigo: Ayer me fue fatal en el trabajo.

Toya: ¿Puedo hacer yo algo?

Keigo: No, pero gracias.

Toya: Entonces lo mejor es que te olvides de eso un rato.

Con sus palabras consiguió desviar los pensamientos de mi cabeza. Era muy agradable conversar con él.

Keigo: Mierda, se me ha hecho muy tarde.

Toya: ¿Mañana te veré otra vez?

Keigo: Lo siento, pero mañana mi jefe me pidió que fuera por la mañana y por la tarde.

Toya: Yo los viernes libro aquí.

Keigo: Yo los viernes trabajo desde casa así que ya te llamaré.

Toya:-ríe-Pues ya nos veremos.

Keigo: Sí.

Hawks x Dabi - El chico del parqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora