Capítulo X

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    Con estos cuatro días sin Harry en casa, Louis trataba de mantener las cosas bajo control y todo marchaba bien.

    ―¡Linda! ¡Linda, ven!

    Louis resopló, no encontraba a su mascota por ningún lugar. Era hora de su comida, nunca se perdía ni un solo plato. Jamás.

    ―Linda. ―Llamó cuando llegó a la cocina y una vez más no la vió. Se desanimó.

    Miró su reloj y se percató de la hora. Eran las seis de la tarde y ahora que recordaba Matt aún no había llegado de su práctica de basket. Se suponía que debería haber llegado a casa hace una hora.

    A decir verdad, estaba muy preocupado.

    Metió una mano en su bolsillo y sacó su móvil. Pronto envió el dispositivo a su oreja y esperó mientras la línea de espera sonaba.

    Esperaba que Matt le contestara rápidamente, pero en lugar de eso escuchó la timbrada de un celular cerca suyo. Frunció el ceño y siguió el sonido fuera de la casa. Abrió la puerta principal.

    ¿Hace cuánto estaba ahí?

    Colgó la llamada al ver que claramente el adolescente, sentado en las escaleras del pórtico con las ropas llenas de lodo y su rostro escondido entre sus piernas, no le contestaría.

    Suspiró de alivio al verlo en casa y se sorprendió al percatarse de que Linda también estaba ahí, pareciendo consolar a Matt. Se acercó mientras guardaba su móvil.

    ―Oye, Matt… ―Fue ignorado, pero aún así tomó asiento a su lado y abrió en grande los ojos, cuando vió los raspones en sus piernas. ―¡Estás herido! ¿Qué rayos te pasó?

El chico alzó su rostro y lo vió con los ojos llenos de lágrimas rebeldes. Su corazón se encogió.

    ―No es nada, vete.

    ―No. No me iré hasta que me digas que rayos te hicieron, a mí no me puedes mentir. ―Lo miró desafiante.

    El adolescente sorbió su nariz avergonzado por ser visto llorando. Negó con la cabeza cuando vió la mirada determinada del hombre. Linda se levantó y empezó a lamer el rostro del chico, pero Louis, con un gesto la calmó.

    ―Sé que yo no te agrado, eso lo tengo claro, pero no voy a dejar pasar el hecho de que llegas tarde a casa con la ropa toda manchada y además de eso, herido. Se supone que estás a mi cargo, ya que tu papá no está aquí. ―Louis posó una mano en su hombro y el menor lo miró con el ceño fruncido. ―No se lo diré a nadie, Matt.

    ―Lo lamento, pero realmente prefiero guardarlo para mí mismo. Te pido que me dejes solo.

    Louis suspiró rindiéndose, por ahora. Matt era un chico muy reservado para que le cuente lo que sea que le hubieran hecho. Porque era obvio que alguien lo había ocasionado.

    ―Si ahora no estás listo para hablar lo entiendo... Aún así, aviso que estaré hasta tarde en el comedor terminando un trabajo de la empresa, por si quieres conversar o que te ayude con los raspones. ¿Está bien?

    Matt asintió sin verlo, volviendo a esconder su rostro y con una mano acariciar a la perrita.
El castaño se levantó y caminó hasta la puerta.

    ―Ah, y por favor no te quedes aquí hasta muy tarde, hace frío.

    ―Sí.

    Louis siguió su camino y cerró la puerta.

(•••)

    Dejó sus lentes de descanso a un lado y frotó sus sienes con cansancio. Eran las dos de la mañana y moría de sueño.

Ashes of a Love - Larry Stylinson [Completa ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora