Comencemos por el principio

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Mi cuerpo está relajado sobre una suave superficie acolchonada, mis ojos cerrados y mi mente en otro lugar, hasta que de pronto llega ese horrible sonido...el que marca la hora de despertarse, no aguanto más las ganas y golpeo el despertador a mi lado.

-Max debes levantarte, llegarás tarde- escucho la voz de mi madre detrás de la puerta de mi habitación.
-Vamos mamá,media hora más- suelto de un solo golpe.
-Quedarás por fuera- dice entrando al lugar, sus palabras tienen un pequeño tono de molestia-Ya hemos hablado de esto, si no querías ir solo me lo fueses dicho.
-Otra vez con lo mismo, ya dije que sí iré.
-Bueno, levanta tu trasero de esa cama Evans.
-Está bien está bien, ya voy- doy un pequeño suspiro.
-Oye, todo saldrá cómo esperamos- exclama ella dándome un pequeño beso en la frente, el mismo que me ofrece de pequeño«dice que da suerte».
-Te amo mamá.
-Te amo pequeño.

Voy directo al baño y miro mi cara en el espejo «que buena idea haberte quedado despierto gran parte de la noche Max» las orejas son notables, acomodó mi cabello y comienzo con mi higiene bucal.

A pesar de la hora me doy una ducha rápida y busco una vestimenta cómoda y presentable, mamá dice que la primera impresión es una de las más importantes.

Opto por un pantalón negro y una camisa abotonada color roja, acomodo por segunda vez mi cabello y me aplico mi colonia favorita.

Salgo de mi habitación y me encuentro a una pequeña de ojos claros parada frente a mi.

-Te ves muy atractivo, Maxi- exclama la pequeña.
-Gracias preciosa, ven acá- levantó a la niña, envolviéndola en un abrazo-no es un secreto que esto se hereda de la familia hermanita.
--Claro, mamá siempre lo dice- sonríe.
-Vamos, bajemos a comer.

Estela siempre ha sido una niña muy dulce, su blanca piel me hace recordar a la nieve que cae en el invierno, la verdad es muy hermosa y tierna.

Al llegar abajo, ambos nos sentamos en el comedor, nuestra madre sirve la comida no sin antes advertirme que debo apresurarme. Como en un instante y me despido de ambas con un beso en la mejilla.

Saliendo casa, el radiante sol pega en mi cara lo cual produce una sensación de calidez, a paso apresurado llego en unos minutos a la parada dónde me encuentro con la señora Heden, mi vecina.

-Buen día, señora.
-Buenos días Max, que apuesto estás hoy. ¿Vas a una cita?
-Muchas gracias- expreso con una sonrisa en mi boca- no, en realidad voy a mi primer día de clase, he elegido ya mi carrera universitaria.
-Oh, que bien. Me alegra mucho eso sabes? hoy en día muchos jovencitos no piensas en eso.
- Ciertamente, doy las gracias a mi mamá que tanto me apoya en esto- El bus llega - bueno, espero tenga feliz día.
-Igual tu cariño, suerte.

Subo al bus, voy a los últimos asientos y enciendo mi teléfono, me coloco los auriculares y reproduzco mi playlist favorita.

Pasan pocos minutos para llegar a mi destino, la universidad Hastón.
Bajo y voy directo a la entrada dónde consigo un pequeño grupo de personas- supongo que profesores- rodeados por una multitud jóvenes.

Una chica de cabello corto y tono negro habla.
-Buenos días chicos, soy la profesora Jésica y seré su guía de hoy. Me seguirán y llegaremos hasta el comedor donde se les asignará su horario y número de habitación, por último les recuerdo que esta semana trabajaremos en adaptamiento por lo que ninguna persona pueda quedarse por la noche en las instalaciones, sin más preámbulo síganme.

Comenzamos a seguirla, la verdad es la más joven a comparación de sus demás compañeros. Es una chica blanca, con ojos oscuros y de aproximadamente una estatura de 1,65cm.

Jésica nos guía por todas las instalaciones más importante, a su vez explica para que sirven cada una de ellas hasta, paramos de repente llegando al comedor donde nos manda a tomar asiento.

Ya ahí toma el control un hombre que se encuentra delante de nosotros-Ok muchachos es mi turno de presentarme, soy el director Wilson y es mi agrado...- su voz es un poco gruesa- me queda decirles que más que un lugar de aprendizaje vean esto como un hogar, cada que necesiten mi ayuda siempre estará ofrecida de igual si hacen algo que incumplan nuestras normas es inevitable que actúe, les pido que me vean como un padre más y no un enemig-la chica llamada Jésica me entrega unas hojas, en ellas mis horarios y mi número de habitación están impresos, suertudamente me tocó la 28, mi favorita.

El director explica que a quiénes se les ha entregado su material, pueden retirarse e ir a descansar, prometiendo vernos la próxima semana.

Me levanto y camino mirando lo que tengo entre las mano, es un cronograma lleno, este será un semestre muy largo, suspiro-

Sufrimiento ahogado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora