Capítulo 01. GPS. [Prólogo]

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_Octubre 4, 2012_
_Ciudad de Nueva York_

Saliendo de una cafetería, revisas la hora en tu teléfono plegable y frunces el seño.

Damico —Voy tarde...— el reloj ya había marcado las 8:20 de la noche.

No era bueno salir de noche sola. Incluso era peor porque apenas conocías la ciudad ya que hace un par de meses antes te mudaste al país, y bueno, las calles se parecen mucho.

No había un puesto de comida callejera en la esquina con bocinas, o una casa con un perro que parece sin vacunar para guiarte.

Tu mano empezó a temblar de nervios. Estabas adversa de salir de tu casa desde hace un tiempo.

De cabello castaño ondulado, teñido en un rosa fuerte, el aire frío de la ciudad mece tus mechones sin dirección. Tus ojos cafés estaban centrados sobre el teléfono en tus manos.

Usando esa app de viaje que te recomendaron, intentas seguir el camino marcado en la pequeña pantalla para regresar a casa.

Damico —(A ver, según yo es a la izquierda, luego cruzo la calle y despues del poste de luz a la derecha...)— alzaste la vista para ubicarte, pero nada de lo que marcaba el mapa estaba donde debería.

Maldiciendo por creer que te habías perdido de nuevo, suspiras lentamente y decides llamar a alguien para que te recoja.

Con el teléfono sonando en tu mano izquierda, con la derecha frotas tu costado izquierdo para calentarte —(Contesta porfa, hace un chingo de frío y no me traje de tapar)—.

Todo por no querer cargar de más. Solo traías puesto un pantalón de mezclilla y una blusa de manga media, algo raro de ver siendo que empezaba el frío de otoño en la zona.

Damico —(Ugh, debí de haberle hecho caso a mi mamá...)—.

Sonó el tono, pero nadie contestó. Colgaste y estuviste a punto de marcar de nuevo cuando un hombre pasó junto a ti y te arrebató el teléfono para salir corriendo.

Damico —¡Hijo de-!— fuiste detrás de él. No tenías la economía suficiente como para comprarte otro teléfono. Tampoco podrías recuperar las canciones que descargaste.

Oh, y no poder llamar para ir a casa también.

Aquel hombre se dió cuenta de que lo seguías, así que intentó adelantar el paso.

Te dolía un poco el tobillo, pero no te rendirías —¡Vuelve aquí!—.

Mínimo las calles tenían más iluminación que en tu país. Pero por querer ver hacia dónde estaban yendo, lo perdiste de vista.

No querías rendirte tan pronto, así que caminas lentamente entre los callejones cercanos para encontrarlo. Solo tenias que esperar a que "él" te llame de vuelta.

Damico —(Espero que siga por aquí...)— detrás de ti, dentro de un basurero sonó tu tono de llamada —¡Aja!—.

Volviste sobre tus pasos y te preparaste para abrir el contenedor y defenderte. Tomaste la orilla de la tapa y la descubriste rápidamente para soltar un puñetazo, pero lo único que encontraste fue tu teléfono sobre una bolsa de basura.

Mirando hacia ambos lados, pensando en que era una trampa, tomas tu teléfono de inmediato y te vas corriendo hacia una calle concurrida.

Resando un padre nuestro, contestas la llamada —¿Lic? Oye, me he perdido otra vez, ¿Puedes pasar por mi? Rápido—.

No querías una nueva anécdota de noche. Bastaba con la de la bruja del monte cerca de la casa de tu tía.

El contrario que contestó solo pidió el nombre de la calle y fue por ti.

• Desde Las Alcantarillas • (Tmnt 2012 x Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora