El rey loco (parte 1)

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En medio de una tormenta abrumadora que pareciera caerse el cielo deambula el rey de un gran castillo, un rey que a primera vista pareciera que lo tiene todo, pero solo adentrándose a las puertas de su fortaleza se logra ver lo vacío que es realmente, su cabello largo y aun oscuro deja entrever su desolado rostro, unos ojos al rojo sangre de tanto llorar acompañado por su piel bien cuidada y sin propósito aparente que deambula por cada sala y pasillo de su enorme castillo, como si estuviera en búsqueda de algo, el rey logra recordar sus memorias de niño, pues este creció en dicho lugar, al tocar las paredes de sus pasillos mientras anda lentamente, imaginariamente se ve a sí mismo de niño, corriendo alegremente en el pasado en medio de cánticos y risas que alegraban a las personas que cuidaban de él y del lugar ante las peticiones de su padre, un tropezón con los escombros de una pared rota hacen caer al presente al rey, de repente como un flash recuerda una guerra y un grito que lo siente familiar, pero no recuerda de quien fue, ese solo recuerdo solo trae dolor a su cabeza mientras por sus mejillas caen lágrimas de sangre, pues él no será feliz de nuevo, nunca más, pero su majestad no entiende la razón de este, solo puede ignorarlo mientras sigue su recorrido a la luz de una lampara antigua iluminada con la llama del fuego.

A su mente llega solo una fracción de una melodía, tan lejana como la esperanza que había perdido, mientras baja por las escaleras de una de sus torres evita conscientemente una habitación en especial, pero cada que giraba de pasillo llegaba al mismo punto, no recuerda porque la evade, pero en el momento que toca la puerta retumba en su mente el mismo grito de su repentino recuerdo anterior, la puerta estaba carcomida en su mayor parte por el fuego aparentemente, al entrar solo ve una habitación llena de cenizas y agua en el piso, el agua se debía a que la pared estaba rota en su totalidad y las gotas de la lluvia entraban como si la habitación les perteneciera, pero las cenizas no las recuerda, en el fondo se ve una cama, y encima un cadáver calcinado, aparentemente femenino por el tamaño de sus huesos y lo que queda de su ropa, además de la decoración desgastada del cuarto, cuando el rey se posó al lado de este cuerpo se percató de una foto tuvo otro recuerdo, recuerda la cara de una mujer, una chica visionaria que quería conocimiento, que lo busco entre las tinieblas y como una estrella fugaz y lo enamoro, los recuerdos le revelan que ese cadáver es su mujer, en ese instante el rey retrocede cayendo en el proceso por un tropiezo con su capa, pues él no vera a su amada otra vez, nunca más.

-Pero ¿qué es todo esto?, ¿porque no puedo recordar nada?

No encontraba manera de explicarlo, mientras lagrimas llegan a sus ojos más recuerdos golpean su mente, como si de un ataque se tratara, recuerda un matrimonio, un baile, muchas personas en el castillo que ahora está desolado y como un cuchillo perforando la carne entra el recuerdo de la tragedia, su esposa después de haber pedido que viajara como los hombres y conociera el mundo fuera de su reino fue traicionada por los altos mandos de la iglesia, es así como la quemaron en su cuarto mientras ella dormía por causa de una flor en una bebida. El rey que corrió como hombre no pudo llegar a tiempo, pues lo último que escucho fueron los gritos de dolor de su esposa antes de morir a mordiscos por el fuego, el inicio de la decadencia que le arrebataría todo, pues él no volvería a tener fe alguna, nunca más.

Solo podía romper en llanto una vez más, pues ahora cae en cuenta que su esposa estaba embarazada, su sucesor, su único hijo descansaba en el vientre de su esposa cuando el salió del castillo, ahora descansa para siempre en alma junto a su madre, pues él no volvería a ser padre, nunca más.

Es así como empezó todo, como comenzó a decaer su cordura y apego a la humanidad, pues por más que este fuera humano no se consideraba como tal, veía a la humanidad como una escoria, una plaga que solo arrebata lo que se le interponga en el camino, sin importar lo que fuere, así sean vidas de lo que son incapaces de entender, el rey salió una vez más de la habitación, jurando para sus adentros una vez más que no volvería a entrar al recinto donde su esposa descansa, una tos fuerte con sangre interrumpe el silencio decorado por los truenos de la tormenta, el rey en su prisa por alejarse de la habitación dio con el cuarto de armas, el cuarto que mando a llenar posterior a la muerte de su amada, pues ella no moriría en vano, pues él no volvería a valorar la vida de sus cercanos, nunca más.

No obstante este estaba vacío, las armas que quedaban en las esquinas estaban carcomidas por el óxido del olvido y las telarañas que las abrigaban, una vez más un recuerdo llega, se vio formando a sus soldados en la entrada de su fortaleza, matar a todos, hombres del clero, campesinos, mujeres, niños, no importaba, todos merecen la muerte por lo que hicieron, ellos le arrebataron todo lo que el tenia, ahora él les quitara con sangre y muerte todo lo que tienen, no lo merecen, no merecen la vida, una guerra de mil días si hace falta, después de años quizá su mismo pueblo lo tildaba de loco, pues el rey no salía de sus aposentos si no es a recibir las noticias que otro reino había caído ante sus tropas, y que al igual se perdieron la vida de varios soldados de él, pero no le importaba, en una noche se levantó una rebelión de su mismo pueblo, prefiriendo ser exiliados a ser los habitantes de un reino al que no le importa su rey, el castillo del rey loco según ellos, pues él no volvería a ser rey, nunca más.

El hombre no entiende porque lo golpean estos recuerdos, después de todo él era la víctima, él lo perdió todo, no merece este castigo, o quizás si lo merezca pero no lo quiere admitir, es así como tratando de huir de sus memorias y alucinaciones llega a la sala principal, donde en su centro le observa un piano a la luz de la tormenta en el techo de cristal que había sobre él, es aquí donde el hombre entendió, entendió que no solo había perdido a su esposa, como también perdió a su hijo y a su pueblo leal, el también perdió el privilegio de ser rey, de ser humano, incluso de ser un ser vivo, no merecía la vida después del genocidio que hizo por su duelo, después de todo, ¿qué sentido tenía ser el rey de un castillo en ruinas y que solo lo habitan los recuerdos que le atormentan?.

Es aquí donde entendió que solo le espera la muerte, la razón por la que no recordaba era por el golpe de la cabeza que sufrió luego de intentar envenenarse, es por eso los pasos toscos y los tropezones al caminar, es por eso que no recordaba todo en un inicio, también por eso sentía el leve cosquilleo del sudor frio que le recorría y la tos sangrienta que se intensificaba, su final estaba cerca y ahora lo sabía, quizá con algo de suerte luego de morir recupere algo de lo que perdió, porque ahora sabe que no volverá a estar vivo, nunca más.

Con un paso débil pero elegante se aproximó al piano, acaricio su lomo como si de un ser querido se tratara, se sentó y ajusto la altura de su silla y procedió a tocar hasta que muriera al final, comenzó con una tocada dolorosa, Merry go round of death, seguido de una segunda melodía, Once upon a December para terminar con una última tocada, Réquiem k 626: Lacrimosa, terminando las ultimas notas y también su pulso, pues su corazón no volverá a producir ni un solo latido, nunca más.

*Nota: proximamente parte 2*

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