Mr. Nobody

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En una tierra no tan lejana, hace poco tiempo existió un hombre singular, en apariencia era el más privilegiado, pues siempre se lo veía feliz y enérgico corriendo a todos los sitios donde debía estar para cumplir con su trabajo y necesidades, siempre con una sonrisa y amabilidad al atender a la gente, incluso a los más hostiles.

Sin embargo nadie conocía lo que sucedía dentro de su cabeza, pues la ansiedad lo devoraba vivo ya que nadie le interesaba sus emociones, aunque le preguntaran todo terminaba en "el cliente siempre tiene la razón" cerrando su mundo interior para sí mismo.

La realidad es que era el hombre más infeliz, su opinión no valía nada, sus energías no importaban y sus emociones tampoco, aunque está en una relación amorosa con la pareja ideal para sus ojos no le daba el trato que el deseaba, solo podía esperar que ella ocasionalmente lo note por algunas horas para luego perderse por un largo tiempo, la amaba tanto que solo podía responder con amabilidad y comprensión cada que ella se perdía o no aparecía, ya que para Mr. Nobody era el cielo en los cortos tiempos que compartia con ella.

Su familia era un cumulo de responsabilidades, pues por más que no tuvo hijos debía atender los de sus hermanos por petición de su madre, también debía cubrir las finanzas de la empresa de su hermana además de los arreglos de plomería, pintura, gas y electricidad de la casa de su madre, era especialista en terapia de parejas matrimoniales, control de plagas, reparación de casi cualquier cosa, experto en educación, fisioterapia entre otras cosas, esto para poder cumplir con lo que su familia le demandaba.

Su vida personal, cuando la tenía, solo podía tener 2 estados, el estado uno era una rutina, despertar, alistarse, servir a los vecinos, servir a la familia, cumplir con los 76 empleos que tenía, esperar que su pareja lo note para el final del día, cenar algo e ir a dormir para volver a empezar, en el segundo estado era convivir solo en su apartamento aislado en lo posible del mundo exterior para reponer energías para seguir sonriendo y siendo amable para el mundo exterior.

Los gritos, insultos y reclamos eran el desayuno matutino de él, ya que por más que el corriera a todo lado para cumplir con todo no era suficiente y él era defectuoso para los demás, siempre los gritos y las imposiciones eran recibidos por el con una disculpa aunque no fuera su culpa, todo hasta que no dio más, el cumulo de estrés, ansiedad y depresión hicieron que su corazón fallara, haciendo que el muera de un infarto, pero la gente no lo noto hasta una semana después.

Su cuerpo tenía su rutina tan implementada que hizo que todos sus movimientos se volvieran mecánicos, por más que el haya muerto sus piernas no dejaban de correr, no dejaba de cumplir con las peticiones de las personas hasta que poco a poco su velocidad fue disminuyendo, hasta que en un medio día todas las personas observaron el cuerpo ya pegado a los huesos de un hombre que gasto su vida en los demás sin importar lo que él quisiera o sintiera.

El día del funeral nadie fue, ni sus familiares, pues la gente estaba enojada porque había muerto y no podía seguir cumpliendo con lo que hacía, muchos peleaban porque él se había comprometido a arreglar alguna pequeñes, sus 76 jefes querían reclamar porque nunca paso una carta de renuncia antes de morir, los clientes que atendía se sentían frustrados porque ahora no sabían a quién insultar y denigrar, aunque la realidad es que nadie fue por luto, aun así cuando algún despistado pregunta por quien murió, se limitaban a responder "solo era un don nadie".

Por muchos años se dedicó a hacer las cosas que ya nadie hacía, pero ahora que se fue nadie recuerda cómo hacer las cosas que el cumplía, por más que nunca tuvo un momento para el solo porque tenía el mundo encima con gritos y peticiones termino muriendo solo, sin que se oiga ni un solo grito por su ausencia, pues nadie valoro a ese don nadie llamado Mr. Nobody.

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