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La vida es muy injusta.

Si, claro, esa es la típica frase que una persona dice cuando las cosas no están saliendo a su favor.

La vida me odia.

Si, claro, esa es la típica frase que es dicha por aquellos que dan todo y nada les sale bien.

Pero... ¿De verdad crees que no te lo mereces?

Pequeñas cosas como enojarte con tu prójimo por una pequeñez hasta robar o matar son actitudes egoístas, y todas son pagadas de alguna manera.

Claro, con esto no significa que debes tratar bien a todos, o que debes sonreírle a todo el mundo. En la vida siempre vas a tener heaters, si, no solo los famosos lo tienen, sin embargo, debes aprender a sobrellevarlos, a ignorarlos y a vivir con ellos.

La vida te pone mil tentaciones a diario sin que te des cuenta, unas más fuertes y visibles que otras, tu tarea es no caer ante ellas, claro, no siempre lo puedes hacer y lamentablemente debes pagar por ello.

Jeon Jungkook se dio cuenta de aquello demasiado tarde.

A sus 34 años se encontraba postrado en una cama, conectado a miles de cables, pendiendo de un hilo demasiado delgado a algo llamado esperanza.

El castaño sabía que era inútil, no había esperanza para él,  no tenían porqué ocultarselo él lo sabía y estaba bien, sentía que era justo, lo merecía después de haber traicionado a quien creyó sería el amor de su vida.

Park Jimin, a la edad de 21 años conoció a aquel hombre que le hizo enloquecer, aquel que le prometió bajarle las estrellas, aquel que le juro amor eterno, aquel que se metió con su hermano.

¿Quien lo diría? Mientras el joven rubio esperaba a su cónyuge en casa con una deliciosa cena, aquel hombre se encontraba entre las piernas de su hermano.

Cuando Jimin se entero de aquello no lo calló, los enfrentó en cuanto tuvo la primer oportunidad, pidió el divorcio y a sus 26 años volvió a estar soltero.

Aunque claro, con la pequeña diferencia de que ahora en su vientre crecía una pequeña criatura que sabia le traería miles de sonrisas.

Lloro demasiado por la separación pero sabía que era lo mejor, Jimin no podía estar con la persona que le juro fidelidad ante la iglesia y a los cuatro años de matrimonio rompió aquella promesa, aunque claro, esto fue cuando él se entero, no sabe si es que aquella promesa fue rota mucho antes.

Pero estaba bien, él sería feliz junto a su pequeño bebé, creció solo y aprendió a vivir con ello, nunca necesito a nadie para salir adelante y eso no cambiará, su bebé sería su más grande motivación.

Jungkook se entero de la existencia del pequeño niño a los seis meses después de la separación y aunque lucho por una custodia compartida Jimin no se la puso fácil, finalmente perdió ante el juez y jamás pudo ver a aquel pequeño, al menos no físicamente.

Se odiaba, se odiaba demasiado por caer ante la sensación de un rostro joven y un cuerpo sexy, se odio porque aquello también lo tenía en casa, se odio porque traiciono a quien le juró amor eterno.

Y se odiaba más porque sabía que no sería perdonado y que lamentablemente Jimin lo dejaría para siempre, y lo que lo hacía más difícil y desgarrador para el joven castaño es que aún le amaba, nunca dejó de hacerlo aunque claro, si eso hubiese sido "real" no lo hubiese engañado ¿Cierto?

Pero... ¿Recuerdan lo que en el principio?

Si, todos somos humanos, todos cometemos errores, todos pecamos ante una tentación, y todos debemos pagarlo.

Ya hacia más de cinco años desde que Jungkook perdió al amor de su vida y con ello la felicidad y la dicha de ser un grandioso padre.

— ¿Que estas haciendo?— Pregunto su amigo entrando al cuarto

No recibe respuesta pero al ver el ceño fruncido de su amigo, los ojos tristes y el teléfono en mano, no tardo en adivinar lo que sucedía.

— ¿Le estás llamando de nuevo? Jungkook, sabes que no va a responder.— Advierte nuevamente

— Tengo... que seguir... intentándolo.— Hablo mientras tosía

— El doctor dijo que no debes forzarte.— Le recuerda

— Si es por él no me importa.— Se encoge de hombros mientras vuelve a marcar aquel número

— Dame eso, ya es tarde y deben estar dormidos.— Le arrebata el celular y cuelga la llamada

— Yoongi.— Suplica

— Basta Jungkook, duerme y mañana puedes volver a intentarlo.— Ordena a lo que el castaño bufo pero terminó haciéndole caso

Hoy, era la tercer semana en la que no paraba de llamar día y noche a aquel número, con la esperanza de que aquel pelinegro le tome la llamada, sin embargo no ha tenido éxito alguno.

Sabía que no le quedaba mucho tiempo en el mundo y su último y único deseo era abrazar a ese pequeño angelito que amo a pesar de nunca haberle tenido cerca.

Solo quería despedirse de su hijo.

Y así empezamos esta triste historia, denle mucho amor y disfrútenla 🥰

Ending Escene • Kookmin •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora