III

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Un día nuevo comenzaba, el pequeño JeonSang se encontraba al pie de las escaleras de su casa jugando a los autitos mientras su padre se hallaba al teléfono discutiendo algunos asuntos de su trabajo que claramente él no entendía.

Habían pasado exactamente un día desde que contestó esa llamada de aquel señor cuyo nombre desconocía pero poco importaba, por alguna extraña razón que él no comprendía le gustó escuchar la voz de aquel extraño, era calmada, un poco lenta y rasposa pero cariñosa.

Le parecía extraño que preguntara por su papi, y, que éste no le diera información sobre aquel extraño, sin embargo, le causaba un poco de intriga.

No compartieron más de tres o cuatro frases pero para Jungkook era suficiente, solo el escuchar la voz de su pequeño le bastaba para sonreír.

Ayer había escuchado a su amigo hablar con el Doctor y éste le informó que cada día solo empeoraba más, sabía que no le quedaba mucho tiempo y lo más probable era que moriría allí en el hospital a menos que tomara sus medicamentos y comiera sanamente.

Pero estaba harto de las pastillas y usualmente no tenía hambre, aunque había descubierto que después de terminar esa llamada con su hijo por alguna razón se sentía mejor, tomó sus pastillas y comió un poco aunque al parecer no estaba sirviendo de nada según el doctor.

Jungkook tenía muy en claro que moriría en cualquier momento y estaba bien, lo había aceptado desde que le dijeron lo que tenía, su último deseo era abrazar a su pequeño pero Jimin seguía reacio a hablar con él y a este punto no sabía si podría seguir insistiendo, su tos era cada vez más constante y fuerte, sabía que pronto no podría siquiera pronunciar alguna palabra sin tener un ataque de tos.

Necesitaba pedirle a Jimin que le dejara ver a su pequeño, aunque sea solo una vez, después de ello podría morir en paz, tenía los días contados y no había logrado siquiera que Jimin conteste una llamada, tal vez, debía rendirse y simplemente conformarse con haber escuchado la dulce voz de su pequeño.

Miro el reloj que colgaba en la pared de aquella blanca habitación, al confirmar la hora marco el número, dos tonos, tres tonos y finalmente al cuarto tono la llamada fue contestada.

— ¿Hola?— Sonrió al escuchar nuevamente aquella voz

— Escucha, ¿Dime si tu papá, hoy quisiera atenderme?— Preguntó, esta era su ultima oportunidad

— ¿Es el señor que habló ayer? Yo le voy a avisar pero creo que se esta bañando y no se si lo podra atender.

— Dile por favor, que es algo importante, y le quiero hablar.— Suplicó

— ¿Le hiciste algo a mi papi? Él me hace siempre señas y me dice despacito "Dile que no estoy"— Explica con inocencia

El castaño cerró sus ojos y por instante maldijo a Jimin, estaba más que claro que su ex pareja no quería tener que hablarle nunca más. Pero no podía desaprovechar la oportunidad así que continuó hablando con el pequeño.

— Y mientras, ¿Dime si es que ya vas a la escuela? ¿Si cuidas tu lección?— Pregunto con curiosidad

— Oh si, pero como mi papi trabaja, la señora del vecino me lleba al colegio, y el boletín lo firma papi porque yo no tengo papá. — Explica con confianza

— Dile son seis años que sufriendo estoy, es justo tu edad.

— Ah no, yo solo tengo cinco años, pero dígame, ¿Desde cuando conoce a mi papi?

Con curiosidad pregunta pues el pequeño realmente quería saber quien era aquel extraño que insistía en hablar con su papi

Mi corazón lloro y él no contesto, pasan mis días sin fe, con este amor quemandome.

Ending Escene • Kookmin •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora