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perséfone ✦ casa de seguridad de iván guzmán. culiacán, sinaloa, méxico.
aún recordaba cómo lo había conocido.
fue durante la celebración de cumpleaños de su hermano serafín, después de mucho tiempo don mayo había aceptado que su hija menor, su pequeña princesa, asistiera a los grandes eventos que la familia, en compañía del cartel, organizaba.
quiso mantenerla fuera del ambiente, de todo el peligro que los rodeaba solo por ser zambada. sin embargo, sabía que en algún momento su niña se aburriría de estar aislada todo el tiempo. la sierra era hermosa, no podía quejarse, pero para la adolescente cada vez era más frustrante.
el esperado día llegó, serafín zambada era mayor de edad, por lo tanto su fiesta de cumpleaños sería espectacular. un nuevo hombre llegaba a la familia, dejando atrás su lugar como niño. y fue entonces que se decidió por su regalo, podía tener todo lo que quisiese. autos, armas e incluso un viaje por todo el mundo si él así lo quería, pero no. quería algo más. algo que para él fuera realmente importante.
— mijo, entienda. yo sé que uste' quiere mucho a la chiquilla pero no puedo exponerla de esta forma. no podemos, serafín. — explicó ismael entre suspiros, él más que nadie quería dejar de estar alejado de su niña, pero el temor de que fueran a dañarla era más grande y prefería verla de vez en cuando.
— pers ya sabe de mi fiesta, la invité con meses de anticipación, 'apa. — insistió.
— sera.. entienda, mijo. pídame cualquier cosa pero no meteré a su hermana en el negocio. vicente, dígale algo. — recriminó al mayor de sus hijos, quien los veía desde el marco de la puerta sin decir palabra alguna. — , vicente..
— serafín tiene razón, 'apa. hace un chingo que no miramos a la niña, la tiene bien pinche lejos allá pa' la sierra y uno anda valiendo madres por acá. — suspiró — y mientras tenga el apellido siempre estarán detrás de ella.. ¿y quiénes mejores que nosotros pa' defenderla?
— ¿y si la cosa se calienta? eh, escuincles. no estará huyendo con nosotros, merece más que esto y lo saben bien, cabrones.
su padre tenía un punto, un gran punto.
pero ellos no querían perder la discusión, extrañaban a su hermana y estaban hartos de tener que esconderla. entonces, si hablar como adultos y de forma civilizada no era suficiente para hacer cambiar de opinión a su progenitor, pasarían al plan b.
chantaje.
— 'apa, ándele. no le estamos pidiendo nada que no pueda hacer. — comenzó serafín, tirándose de rodillas y tomando la mano de su padre. — , pers sufre un putal allá sola, yo también, vicente también.
