𝔦. 𝔢𝔳𝔢𝔯𝔶 𝔞𝔡𝔳𝔢𝔫𝔱𝔲𝔯𝔢 𝔯𝔢𝔮𝔲𝔦𝔯𝔢𝔰 𝔞 𝔣𝔦𝔯𝔰𝔱 𝔰𝔱𝔢𝔭

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𝐟𝐨𝐫𝐦𝐮𝐥𝐚-𝐥𝐚𝐛𝐫𝐢𝐧𝐭𝐡

𝐟𝐨𝐫𝐦𝐮𝐥𝐚-𝐥𝐚𝐛𝐫𝐢𝐧𝐭𝐡

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𝕷os ruidos de las máquinas traga monedas inundaban el casino más recurrido de Tokio, gente extasiada gritando por haber ganado unos pocos o muchos yenes o gente al borde de que le estalle el cerebro por un brote de nervios al ver la cantidad de dinero que perdió. Personas de todos los tipos iban a matar el tiempo allí; ancianos de mucho o casi nada de dinero, jóvenes inexpertos, cuarentones abrumados por las deudas buscando una salida fácil y legal, mujeres adineradas jugando como si no hubiese nada que perder y los adictos al juego que los veías todos los días allí.

Miles de mazos de cartas barajándose habilidosamente pero unas manos se detuvieron para dar las respectivas cartas a los jugadores ansiosos, los expertos observaban a los demás después de ver sus cartas mientras que los que llevaban pocos juegos miraban hacia los lados independientemente si les había tocado buenas cartas o no.

Pero aparte de los siete jugadores de Poker, había una mirada más que los observaba con detenimiento y analizando quien estaba en un ciclo de desesperación y quién tenía por hecho que esta ronda la ganaría y se llevaría un gran pozo de dinero.

—El jugador número cinco ganó con Poker, retirar el pozo de dos millones de yenes del centro—La voz cantarina de Shiori inundó los oídos de los presentes, un cuarentón se le llenaron los ojos de lágrimas y tomo fuera de si el montón de fichas

Ella sabía que el hombre ganaría, era simple. Los que más dinero parecían tener se retiraron cuando tomaron sus cartas, apostaba que tendrían una combinación de doble pareja o inferior a ello y que ambos no sabían manipular al resto para retirarse, por algo no dudaron en retirarse ellos primeramente. Quedaron cinco jugadores en pie aún; el primero era un jovencito de unos diecinueve años evitando mirar a los demás contrincantes, el tendría una escalera o full, de lo contrario hubiese caído rendido ante las provocaciones del jugador número tres, quién era un anciano algo de dudosa higiene y que escupía al hablar. No paraba de manipular pésimamente a los cuatro rivales, por la desesperación que tenía aquel hombre, deducía que no tendría una combinación muy alta, una pareja o solamente una carta-alta. El jugador cuatro era una mujer, no paraba de quejarse por lo bajo y de mirarla a Shiori, implorándole con la mirada como si ella pudiese hacer algo para cambiar sus cartas así que infirió que necesitaba el dinero, deudas tal vez, no era la primera ni la ultima.

Hasta ahí llego su deducción. El jugador número dos, un hombre de unos treinta, vestido de un traje digno de una empresa multinacional y con una expresión seria y denigrante hacía todos los presentes, se mantenía sereno y analizando a los demás tal cual lo hacía Shiori. Diferentemente, el número cinco hacía oídos sordos a todos, no levantaba la vista de sus cartas, se lo veía seguro y con la frente en alto pero no paraba de removerse en el pequeño asiento del casino y de parpadear demasiado. Ambos podían tener combinaciones demasiado buenas, salvo por un detalle que por la adrenalina de la apuesta nadie había notado.

𝙴𝙿𝙸𝙽𝙴𝙵𝚁𝙸𝙽𝙰──𝗮𝗹𝗶𝗰𝗲 𝗶𝗻 𝗯𝗼𝗿𝗱𝗲𝗿𝗹𝗮𝗻𝗱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora