Dracon 3

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Se encontraba a unos metros mientras leía con cara aburrida un libro, cualquiera que pasara por un lado solo vería a un niño de primer año con cara distraída pero Harry que había aprendido a detectar las ilusiones veía al rubio tratando de pasar desapercibido. La señora Weasley (que había perdido unos cuantos kilos con la depresión por la muerte de Fred) le daba indicaciones y le juraba que no volvería a ver el sol si este año se enteraba de que se había metido en otro lío, pero Harry no podía importarle menos en aquel momento mientras le daba caricias distraídas al pequeño bebé peliazul que llevaba en brazos pensando en cierto chico rubio.

Todos en aquel andén le veían como si fuera una celebridad, cuando subió al tren junto a Ron y a Hermione un niño se acercó a pedirle un autógrafo. Harry hubiera pasado de largo pero se contuvo al ver la mirada ilusionada del chico.

–Creo que debería importarte más honrar la memoria de los que ya no están que el autógrafo de un simple peón como yo.

–Harry!– le reprendió su amiga pero el solo la ignoró y siguió por el tren buscando a cierto niño con aire distraído, cuando lo encontró en un compartimento vacío sonrió, sentía la voz de Hermione que lo buscaba así que entró y se sentó.

–Oh miren el grandioso, el increíble,el inigualable niño dorado, Harry Potter!!! El-niño-que-vivió-dos-veces-para-sentarse-en-mi-compartimiento.

–Deja de joder Malfoy, dijo cambiándose de puesto para sentarse junto a él.

–Y tus amiguitos? El trío dorado le dicen? Porqué no están contigo.

–Cada día odio más esa lengua afilada –dijo rodando los ojos– me asfixian– pasó un brazo por el hombro del chico que no pareció incomodarse.

–Creo que sería muy raro que te vieran así con un niño de primer año cuando tú ya estás en octavo. –Harry selló el compartimiento y cerró las cortinas.– mejor así– Draco suspiró cansado.

–Por qué no vuelves a la normalidad?– Draco le miró como si fuese lo más obvio del mundo, haciendo a Harry sentirse estúpido.– Digo, ya estamos en un lugar a salvo y privado.

–Como crees que me voy a quitar la ilusión? Me confiscaron la varita hasta nuevo aviso.

–El ministerio?

–No, mi papi porque me porte mal! Cada día vas peor con lo de los Avadas!.– Harry rió más ligero y le tendió su varita. Malfoy le miró con suspicacia y el ceño fruncido.– Sabes por qué me quitaron la varita verdad?

–Por ser el mortifago que dejó entrar a un ejército de asesinos a una escuela llena de niños? Supongo que tiene sentido.– Draco tomó la varita y lo apuntó haciéndose el ofendido.

–Sabes que puedo matarte en este momento? Con tu propia varita por ser un confiado, después de todo soy un asesino de niños– Potter y Malfoy compartieron un bufido de risa– después de todo soy un jodido mortifago.

–No lo harías, la primera opción porque sabes que me puedes utilizar para tus planes de dominación mundial y para eso tendría que estar vivo, y la otra por el hecho de que si me matas me harías un favor y tú no haces favores gratis.

–Potty deja de ser tan depresivo que voy a vomitar– dijo Draco mientras por fin dejaba de apuntarlo y se quitaba la ilusión, se veía más recompuesto, el color rosa de sus labios se veía más brillante y sus mejillas menos demacradas, aún seguía con la sombra de las ojeras bajo los ojos pero con la mirada más viva que la última vez que lo había visto. Su pelo un poco más largo le llegaba casi hasta los hombros y aunque se viera más despeinado volvía a tener su característico brillo platinado. Por la expresión de Malfoy Harry supo que se había quedado viendo embobado.

–Hey Potter! Se que soy irresistible pero es de mala educación no atender cuando te hablan– dijo retomando su puesto.

–Disculpa, pero te ves demasiado bien en ropa muggle, los jeans ajustados son lo mejor.–

–no es ropa muggle!!! Es un diseñador francés que hace ropa con la que no llamemos la atención entre muggles. Pero como tú ignorancia es del tamaño del sol no se te ocurre más que llamarlo ropa muggle.

–Es ropa muggle hecha por un mago, bien– Draco le dió una mirada de odio mientras Harry se reía– Me parece que es imposible que alguien como tú pase desapercibido usando un pantalón así de ajustado que exibe su culo al Londres muggle.

–Callate Potter.

–Callame Malfoy– un segundo después Harry sentía el ardor del puñetazo que le había dado en la boca.

–MALFOY!!!– chilló ofendido el moreno mientras Draco se agarraba del estómago de las carcajadas, Harry se le lanzó encima haciéndolo caer y golpearse la cabeza con el asiento. Malfoy molesto empezó a lanzarle patadas mientras forcejeaban, Harry le tomó de las muñecas y lo aprisionó bajo el. –Solo quería un puto beso idiota! – exclamó con la respiración agitada, Malfoy se seguía retorciendo entre risas.

–No me voy a estrellar con puras ilusiones.

–Que parte de que me gustas no entiendes!?

–La parte donde tu... Bueno eres tú el jodido Harry Potter el tipo que odio más que nada en el mundo y yo el maldito mortifago malvado de la historia.

–Y? Me dices que no me crees? No crees que haya caído bajo los encantos de Draco Malfoy? La portada de corazón de bruja por tres años consecutivos?– dijo picando lo

–Muy buena estrategia Potty, apelar a mi ego.  Pero eso no cambia las cosas tenemos un pasado...

–Olvida el puto pasado! Estamos aquí, ahora en un compartimento vacío, faltando cinco horas para llegar, tú y yo, dos hombres que se han gustado desde hace años pero los prejuicios sociales nos han metido en a cabeza de que estaría muy mal!!! Y?! Podría follarte aquí mismo y creo que me importaría una mierda! Nunca me ha pasado nada bueno y solo busco un poco de paz, igual que tú! Y me gustas porque eres el maldito que a pesar de todo siempre has sabido mover mi mundo de la peor manera. Y solo quisiera darme el primer capricho de mi vida, estar contigo.

–Wow que romántico Potty, hasta Shakespeare estaría orgulloso. Pero creo que si le dices eso mismo a alguna colegiala saldría huyendo lo más pronto posible– Harry estaba sentado a horcajadas sobre él, inmovilizando sus muñecas, pero Draco seguía con la actitud de quién está ganando una pelea.

–Tú no eres una colegiala, estoy seguro de que tienes una polla entre tus piernas y que bajo toda esa fachada de superioridad tienes un corazón con sentimientos, y qué quieres esto tanto como yo, pero tienes miedo.

–A mi no me das miedo Cuatro Ojos! Sabes cuál es tu problema? Hablas demasiado pero no te atreves a nada, alardeas de ser un Griffyndor impulsivo pero no eres más que un león asustado, si fueses tan valiente habrías hecho lo que dices sin tantos rodeos– Harry le besó.

Esta vez un beso obseno, húmedo, lleno de lenguas y dientes. Se detuvo un momento para insonorizar el compartimiento y proteger la puerta y cortinas aún más. Le folló ahí mismo, en aquel piso del tren. Malfoy demostró ser un amante bastante experto y a Harry le encendió de sobremanera. Harry recordaría aquel momento, más que como su primera vez con Malfoy, como una pelea a dientes, uñas y lenguas por el poder, por el control. A Draco le gustaba pelear hasta en el sexo y Harry no pudo sentirse más satisfecho cuando acabaron maldiciendo sus apellidos en medio de un desastre. Aquel pudo ser el inicio de una nueva era para Harry Potter y Draco Malfoy donde la sociedad podría irse a la mierda si ellos estaban ahí juntos viviendo de la libertad.

Algo BuenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora