¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cada noche Kanao solía moverse en la cama, no mal interpreten. Hasta en cierto punto suele llorar y pedir ayuda, estando dormida.
Aoi pensó que solo era un juego por parte de Kanao, ya que solía hacerle chistes pesados, pero cuando vio que es cierto, no sabía que hacer. Menos esa noche de pijamada.
Kanao y Aoi dormían, bueno, no tan bien, en la misma cama. Por lo cual la única opción que trato de buscar, fue darle un abrazo.
Mentiría si se moría de vergüenza abrazando a Kanao, porque sería pecado mentir.
Lo más sorprendente, es que la muchacha pudo dormir correctamente, ya no balbucea dormida, no se rasguña la cara o se mueve constantemente, el pecho subía y baja de forma pacífica, al igual que el rostro refleja tanta serenidad.
Aoi sabía que después de está pijamada, Kanao no volvería a dormir así como en esa ocasión. Cuando salió el sol y anuncio nueva mañana, se fue a su hogar temprano, no sin antes pasar por una tienda y comprar un peluche.
Subió a su cuarto y lo primero que pudo hacer, es echarle del perfume- que suele usar a diario - al peluche.
Y así pudo entregarle a Kanao el oso de felpa con pelaje blanco, claro que, no entendía para que era. Con una leve sonrisa le agradeció y un hermoso rubor se planto en el rostro nevoso de Kanao.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.