3.

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- Tae, ¿qué estás haciendo ahí?

Su mirada estaba fija en los límites del pueblo, con sus zapatos sobre la tierra. Un niño de unos doce años con unas oreja y cola de oso, tenía su mirada clavada en las plantas y espesos árboles frente a él. Lo hacían ver diminuto a comparación.

Dos figuras llegaron a su encuentro, dos niños de ocho y cinco años corrían en búsqueda de su amigo. El menor de ellos era muy emocional, y al empezar a crecer sus astas, podía ser muy sensible. El otro por su lado, era un poco más grande pero también estaba en etapa de crecimiento por su corta edad. Ambos gritaban el nombre de Taehyung, averiguando dónde podría estar.

Podían verlo ahí, donde siempre estaba cuando se perdía: de pie en donde acaban las casas y el arrollo, el lugar donde jamás debían entrar, bajo ninguna circunstancia. El par se acercó para llamarlo una vez más, con una mirada confundida.

El castaño notó sus presencias, volteó su cuerpo en dirección y les dedicó una gran sonrisa, como siempre solía hacer. En sus ojos había verdadero brillo, como si hubiese visto el juguete más increíble del mundo. Caminó con ánimos en su dirección, para darles un abrazo a ambos.

- ¡Chicos, he vuelto a verlo! ¡Estuvimos hablando otra vez, estoy tan feliz!

Si, definitivamente sus amigos no eran la única presencia que acompaña a Kim ahora.

- ¿A qué te refieres? No hay nadie aquí.

Se volteó en dirección a donde se ubicaba anteriormente, buscando desesperadamente con la mirada algo que estaba ahí. O tal vez aún seguía ahí.

- ¡Ay, él estaba ahí! Quería mostrarles a mi nuevo amigo.

- Hyung.- Kai mira a Yeonjun, que había comenzado a mover su mirada-. ¿Qué estás oliendo?

Sus orejas naranjas se erizaron en conjunto con su cola, nariz agitándose a el viento y ojos abiertos de par en par, realizándose acerca de algo importante. Algo peligroso.

Su instinto le gritaba que corriera, que dejara a sus dos amigos atrás y desapareciera de aquella mirada color carmín que le acechaba desde las sombras. Estaba paralizado, el miedo comenzaba a infundirse lentamente hacia sus huesos, la cola se había erizado por completo, dándole ganas de llorar.

Nadie había llegado a mirar directamente esos ojos y salir vivo, podía jurar que era el único que estaba prestando atención a ese punto. ¿Estaría presenciando a la muerte misma ante sus ojos o sólo estaba alucinando?

Esas palabras eran lo único en su cabeza. Le aturdian. Cautelosamente empezó a oler aquel misterioso ser, captando un hedor denso indescriptible, dándole ligeras arcadas. Muchos lo describían como un mal augurio, y otros como el olor de la muerte.

Kai había comenzado a sacudirle, no le había contestado, y por su expresión, había empezado a contagiarle su miedo. Miró en la misma dirección que el otro. No había nada. Kim se sentía cohibido, algo muy extraño pesado se sentía en el ambiente. Los chicos habían comenzado a experimentar por primera vez la sensación del miedo. El verdadero depredador estaba ante ellos.

- Chicos, tenemos que irnos de aquí .- su voz delataba aquel pánico que sentía.- hay algo ahí. Algo muy malo.

El ambiente pesado que al principio era insignificante, comenzaba a pesar en sus hombros y nuca. Era tan punzante como tajante, el pánico empezaba a llenar sus sistemas, sin contar que sus palmas se llenarían de un intenso calor con sus estómagos revueltos, dándoles náuseas.

Todo iba mal. Debía haber algo realmente malo ahí dentro y ellos lo sabían. Taehyung se sentía mareado, un mar de emociones comenzaron a golpearlo sin previo aviso, preguntándose si la presencia ahí era de su amigo genuinamente. Decir que los otros dos estaban mejor que él sería una falacia, un dolor comenzaba a instalarse en sus pechos, sin la capacidad de moverse un centímetro más. Las piernas no respondían, y al no ver qué era lo que les causaba temor, se sentía como una mala broma a causa de algún mayor.

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