Au| Donde Beomgyu y Taehyun son ex novios y vecinos. Terminaron hace un mes y Beomgyu solo se la ha pasado llorando mientras finge que todo está perfecto y que no le duele haber terminado con su novio de 7 meses, una noche donde lloraba encontró una...
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Mirando al cielo nublado, destellando la gran lluvia que se avecina, pensó que el clima le dio la razón al chico delante suyo
—Terminemos Beomgyu—
Una palabra con una mirada tan gélida fue suficiente para romper su corazón
¿Cómo es que funciona el amor? Algo tan corto como 10 letras puede ser la finalización de una relación de 7 meses.
Eran más que 7 meses, eran más que 10 letras
Pero ahí estaba él, terminando con eso, demostrando que si era suficiente algo tan insignificante contra algo tan grandioso como era el amor que se tenían
Al despertarse esa mañana nunca previno que sucedería esto, el peligro viene con advertencias entonces ¿por qué no se preparó para esto?
Solo podía observar al cielo oscuro después de escuchar el tono tan helado y seco con el que su vecino le había hablado
Presentía que algo estaba mal, que eso no era lo que verdaderamente Taehyun quería decir, pero la frialdad en sus ojos le demostraban otra cosa.
Sus manos se marcharon de sangre después de una guerra que luchó aun sabiendo que no ganaría, así se sentía
—No lo hagas más difícil y no me pidas que volvamos, desde ahora tú y yo no somos nada —
Nada
La ausencia de todo o el todo mismo No puede haber algo donde no hay nada y no puede haber nada donde hay algo
Las palabras de Taehyun se clavaron en su pecho, abriendo las cicatrices de un magullado corazón, que había sido sanado con besos en forma de curitas, promesas en forma de hilo y aguja que unieron sus partes, ahora estaban destruyéndolo, separándolo y dejándolo caer aún más fuerte.
Dejándolo destruido
Y antes de poder decir algo la espalda de Taehyun fue lo que vio y después, está alejándose del lugar que habían pactado como suyo
Aquel árbol que fue el primero en archivar sus memorias juntas, su primer encuentro, el conocedor de sus primeras palabras. Quien conocía el secreto de los dos, quien supo antes que ellos que sentían algo, porque era tan evidente como se quedaban horas y horas en sus ventajas observándose mutuamente, pero siendo cobardes a la hora de acercarse al otro, el que guardaba su primer beso, quien guardaba sus secretos. Ahora era quien veía el final del comienzo
Dolía, sus heridas se habían abierto y la sangre salía de ellas, ardía, su pecho albergaba un incendio quemando su piel y parte de su alma.
Sería una gran cicatriz, como un tatuaje imborrable.
