VICTORIA
—¡Vicky! ¿Tienes pintalabios? Alguno de esos tan bonitos que te sueles poner.
Oí la voz de Natalia desde el salón y que cada vez se acercaba más mientras por el rabillo del ojo observaba cómo sorteaba las cajas que ella misma había ido dejando llenas de trastos por todo el piso. Me molestaba mucho ese desorden a mi alrededor, aunque no iba a decirle nada ya que no iba a estropear los últimos días compartiendo piso con ella por mí manía con el orden, podría soportarlo sola. Además Natalia era ordenada, no al mismo nivel que yo, pero lo era.
—¿Tienes o no?—esta vez apareció en el marco de mi habitación.
—Ah, sí, claro—respondí distraída, a la vez que sacaba el estuche en el que guardaba pintalabios—Coge el que quieras, pero guárdalo luego—dije manteniendo la mano muy firme mientras intentaba no mancharme con el delineador. Marcos siempre me decía que estaba mejor sin él porque era bastante patosa para maquillarme pero me apetecía y Natalia había insistido mucho en lo bien que me quedaba.
Ambas estábamos preparándonos para esa cena en la que posiblemente conocería a mi futura compañera de piso, no me entusiasmaba mucho, es decir, odiaba salir de mi pequeña zona de confort pero no iba a complicar las cosas con mis tonterías.
—Estás guapísima—dijo una vez terminó de maquillarse, no solía hacerlo pero le quedaba increíble—Pero, ¿no vas a tener calor con esa chaqueta en pleno abril?—señaló la chaqueta de cuero colgada meticulosamente en el perchero al lado de la puerta de mi habitación dónde no había ningún otra prenda. No me gustaba tener todo ahí, prefería usar el armario.
—No, estaré bien, luego hace frío.
—Pero ya llevas pantalones largos.
—Tengo frío, Natalia—insistí.
Mentira, bueno, sí, solía ser algo friolera, pero no era la situación en aquel momento, me sentía…¿incómoda? Sí, puede ser, sería eso. No me gustaba cómo se veían mis brazos últimamente y si podía taparlos me sentía mucho mejor.
—Estás preciosa de todos modos—rio mientras sacudía las llaves—¡Venga! ¡Vamonos que tienes mucha gente que conocer!—canturreo
Salimos del piso y andamos unos diez minutos hasta que llegamos al restaurante dónde había quedado Natalia con los demás. Y casi llegamos las primeras por no ser de un par de personas que llegaron un poco antes. A quiénes si no me equivoco Natalia me presento como Esther y Óscar.
Luego llegaron, Amaia y Ana, con las que hable un rato, aunque más con Amaia porque Ana era bastante "sociable" por decirlo de algún modo, era maja pero no estaba muy segura de eso de compartir piso con ella.—Ya estamos todos, ¿verdad?—preguntó Ana al aire y varias personas respondieron que sí, pero Natalia negó rápidamente.
—Faltan Lucas y Marina.
Al parecer uno de ellos dos no era el más querido ya que al oír sus nombre un par de personas suspiraron y otras se quejaron por lo bajo mientras que otros les parecía muy bien.
Empezaron a pedir la comida y ese fue el momento de más estrés de toda la noche, no podía no pedir nada, aunque tampoco era cuestión de dar el cante, pero ganas de comer lo que se dice no tenía. Así que me levanté con la excusa de ir al baño y le dije a Natalia que pidiera cualquier tontería que no me importaba.
En el baño me lavé rápidamente la cara y al volver a la mesa, el sitio vacío a mi lado ya estaba ocupado.
—¿Eres nueva o algo? No te he visto antes en el instituto.