↬Kim Sunoo es un bipolar Omega, estando fuera de los estándares de "Omega perfecto" por ser un "chico rellenito" y sobretodo "bajito". A pesar de los hirientes comentarios y burlas a su físico, jamás quiso dar importancia. Su amor era todo tipo de c...
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Silencio. Era lo único que había. La institución tenía minutos antes de que tocará el timbre, y en todo el día, Park y Kim no salieron de la biblioteca, hechizados con la película de infantes que veían.
Después de ver "El Rey León", habían sugerido la segunda parte. Sunghoon el día anterior había buscado diferentes películas para poder entretener a su bonito crush, y ahora estaban allí, sintiéndose orgulloso de ver la carita concentrada del menor.
Sunoo no había pronunciado palabras algunas en todo el tiempo, olvidándose de estar en el regazo del Alfa y menos hacer protestas a los brazos envolverlos. Una cosa sí, sé avergonzó de llorar frente al futbolista ante la muerte del padre de Simba. Sunghoon moría mentalmente a cada acción del Omega, y decir que no se aprovechó de la sensibilidad del castañito al verlo llorar, sería mentir. Sus preciadas manos habían paseado por esos cachetitos, y ¡eran tan suaves!
Sunoo era una bolita de amor.
Un Omega perfecto para él.
─¿Q-qué haces? ─tartamudeo Sunoo. El Alfa estaba embobado con el aroma del castañito, teniendo el rostro casi enterrado en el blanquecino cuello. Inhalo ─P-Park...
─Sabes mi apellido.
Sunoo apretó sus ojos y mordió sus labios inconscientemente, sentía la respiración del futbolista estremecer todo su cuerpo y podía apostar que esos labios estaban rozando su cuello, su sensible cuello. Sintiéndose extraño de un momento a otro... Y cabe mencionar de las grandes manos que apretaban su cintura cuando se descuidó un segundo.
─E-estas muy ce-cerca... N-no me gusta ─no mentía del todo. Su corazón no tenía ritmo aparente, latiendo de forma rápida en su pecho y temía que Park lo escuchase. El aroma del Alfa lo embrago tanto y su Omega quería acurrucarse en los brazos como si de un gatito en busca de mimos se tratará.
Él no quería eso... O tal vez sí.
Sunghoon se dejo vencer. Su Alfa tomando por completo el control, buscando alguna mínima caricia del bonito Omega en su regazo. Sus ojos se volvieron en una mezcla de amarillo y naranja, tan brillantes al mirar al sonrojado castaño.
─Omega...
Sunghoon delicadamente, entrelazo ambas manos. Beso el dorso del bajito, Sunoo trago sonoramente. Ronroneo, buscando alguna iniciativa del Omega... Mimos, eso quería. Y Sunoo lo comprendió más tarde. En manos temblorosas y con los nervios crecientes, acarició y mimo al Alfa, riéndose un poquito como Sunghoon pareciera dormirse allí mismo. ¿Quién iba a pensar que el Capitán tenía un comportamiento de ese tipo?
─¿M-me dejaras ir? ─se atrevió a preguntar. Volviendo a la realidad, seguramente ya todos estaba yéndose y ellos aún en la biblioteca.
—No.
Sunoo tembló a la rasposa y gruesa voz del mayor. Quedándose inmóvil unos minutos, sin saber que el Alfa estaba tan sumido y enganchado con él, hasta que se atrevió de morder juguetonamente el cuello y atraerlo más.
