Capítulo uno: Sentirse "bien"

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Peter entra cojeando a la cocina, apoyándose pesadamente en sus muletas, abrumado por el olor a panqueques. Se le hace agua la boca y sonríe cuando ve a Quentin preparando el plato, puede que no recuerde a su esposo o esta impresionante cabaña en el bosque que es su hogar, pero esto se siente bien. Ver a su esposo preparar el desayuno en una tranquila mañana de sábado mientras la luz del sol entra a raudales por la ventana.

"¡Peter!" Beck lo regaña tan pronto como lo ve, abandonando la estufa a favor de levantar a Peter en sus brazos.

"¿Bajaste las escaleras solo? Ya te dije: solo llámame y te llevo. No quiero que pongas presión en esa pierna, Dios, ¿estás tratando de matarme?" Murmura, dejando al castaño en uno de los asientos tallados a mano en la mesa de comedor de roble.

"Pero todo olía tan bien que no podía esperar..." Peter responde tímidamente con una sonrisa, lamiéndose los labios.

"Es bueno que tengas apetito, significa que estás empezando a curarte bebé." Beck sonríe ante eso, volviendo a su trabajo de voltear los panqueques.

Bebé, ese apodo lo hace sonrojar, se siente como si estuviera flotando en una nube piensa Peter, su sien aún está bastante magullada, con manchas rojas y moradas por el accidente. Todavía no puede recordar nada, pero estar aquí con su esposo se siente bien, esas grandes manos y pecho musculoso presionados en su piel lo hace estremecer, pareciera que su cuerpo conociera el toque de un mayor y más fuerte.

Hay otras cosas que no se sienten... tan bien. Peter intenta no pensar en eso, recuerda las palabras de la enfermera: 'Tu cerebro a veces jugara en tu contra y tratara de confundirte' que por alguna razón, cuando vió por primera vez su hermosa cabaña de madera, se sorprendió que no hubiera más acabados modernos, los muebles hechos a mano y la falta de un diseño elegante.

Lo ignora por ahora, porque Quentin es su esposo y nunca pensó que alguien lo amaría tanto. El mayor ha estado en el hospital a su lado cuando despertó y desde entonces, nunca lo dejo, mostrándole pacientemente todas sus fotos de boda con una May risueña, fotos de luna de miel, caminatas por el bosque Beck siempre estuvo allí, llevándolo de habitación en habitación, frotando todos sus dolores y molestias con crema, respondiendo a cada interminable serie de preguntas que tiene Peter.

Puede ver por qué se casó con el hombre, siempre le han gustado los hombres mayores y Quentin es muy guapo. Una parte de él se maravilla del hecho que estén casados, que la banda de oro en su dedo le pertenece, el mayor es amable, dulce y...

"Platanos en rodajas con panqueques." Presenta Quentin con una sonrisa, presionando un beso en los rizos del castaño mientras deja el plato. "Tu favorito."

¿Es su favorito? Peter no lo sabe, sin embargo comienza a tragarselos vorazmente ya que muere de hambre. Quentin toma asiento frente a él, solo mirando algo que hace mucho y Peter lo encuentra incómodo, aunque no comenta al respecto. Él también estaría bastante preocupado si su pareja hubiera tenido un accidente automovilístico, capaz sea la razón por la cual el hombre está rondando a su alrededor... tiene miedo de perderlo de nuevo.

"Toma, bebe tu batido." Insta Quentin, empujando el vaso más cerca de Peter una vez que termino su desayuno.

Peter lo hace y puede ver que Beck obtiene ese brillo en sus ojos. Como si estuviera complacido de que haga lo que dice, es un poco extraño... pero solo es su cerebro jugando una mala pasada.

"Sabe bien." Dice Peter, luego de tragarse la mitad del jugo de fresa con leche. "¿Podríamos salir a caminar? Bueno yo estaré en silla de ruedas, pero..."

"Todo lo que quieras cariño, te preparare un baño debes estar adolorido." El contrario se ve afectuoso, asiente con facilidad, empujando un plato llena de fresas con chocolate derretido encima.

Recuerdos [Starker]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora