Amor en la banca (José Mourinho X Pedro León)

Seis

Pedro estaba en el estacionamiento esperando a su hermano mientras Iker lo acompañaba, a Casillas no le gustaba la idea de dejarlo solo por una razón desconocida.

— ¿Seguro que no quieres que te lleve? — preguntó el portero.

— No, tranquilo mi hermano no tarda — le contesto.

— Bueno ¿Y para qué te quería él míster? — Iker quería sacarle el chisme a su amigo.

— Solo me pidió mi número de teléfono —

— Oh, ya, ya —

— Sí, la verdad no me esperaba que me lo pidiera, me dijo que lo necesitaba por si el equipo tenía una emergencia — dijo Pedro.

— ¿Estás listo para el próximo partido? — a Iker le preocupaba su amigo, pues Mourinho era demasiado exigente con los partidos y más cuando se tratan del Barcelona.

— Creo que voy a estar en la banca, pero es obvio ¿no? acabo de llegar, no creo que me deje jugar — soltó una pequeña risa.

— Es verdad, disculpa — rió también.

— De todos modos espero y estés preparado por si te meten a jugar, en caso de que sea así — hablo Iker.

Pedro iba a contestar hasta que escucho un auto y aún que se no lo crean conocía el sonido que hacía el carro de su hermano.

Luis se estacionó y bajó del auto.

— Hola, buenas tardes — saludó.

— Buenas tardes — devolvió el saludo Casillas.

— Luis, que bueno que llegaste, te quiero presentar a mi amigo Iker Casillas es el portero y capitán del Real Madrid — al terminar de hablar le sonrió a su hermano.

Luis vio como en los ojos de su hermano había un brillo muy bonito que no veía desde hace mucho tiempo, se alegraba tanto por él.

—  Un gusto — habló el portero.

— El gusto es mío —

Después de la pequeña presentación se despidieron y cada quien subió a su auto para dirigirse a sus hogares.

— Es muy amable tú amigo — a Luis realmente se le hizo amable el portero del equipo, nada que ver lo que decían los medios de él.

— Sí, es amable con todos, por algo es el capitán — dijo Pedro, Iker se había vuelto un gran amigo desde que llegó al club.

No dijieron nada hasta llegar a su casa. Cuando llegaron bajaron del carro y entraron para que cada quien fuera a su habitación a descansar, no sin antes decirse buenas noches.

Mourinho ya estaba en su casa, ahora se encontraba en su cama sin poder dormir, la razón...

Sus pensamientos.

Se levantó, sacó un cigarro y un encendedor de uno de sus cajones del mueble que se encontraba alado de su cama. Se dirigió a la gran ventana que se encontraba en su habitación y la abrió ligeramente con la única razón de que le entrará aire.
Prendió el cigarro y se puso a fumar, solo lo hacía cuando se encontraba muy tensó, nervioso o estrésado. Casi siempre era por la última mencionada.
Suspiro de una manera cansada, estaba cansado pero no física, si no emocionalmente. Porque estar cansado emocionalmente te jode de una manera muy distinta a la física. Era doloroso, el aveces dormir mucho y otras veces no dormir nada pensando en las cosas que hiciste mal y que pudiste haber hecho de otra manera. Pensar en lo diferente que sería tu vida si no la hubieras cagado, que tus decisiones fueron las peores. Todo eso era tan cansado.
El comer muy poco debilita el cuerpo y la mente de cierta manera.
Los mareos constantes por dormir de manera irregular y no comer nada.
Sin darse cuenta gruesas lágrimas salían de sus ojos.
Rápidamente las limpio, porque para él llorar era signo de debilidad. Él gran José Mourinho no era débil.

Trató de calmarse y pensar en otra cosa, la imagen del chico le hizo sacar una sonrisa. Vio la luna, se veía tan bonita, con un brillo único, casi tan único como el de la mirada de Pedro León.
Soltó una carcajada, una de esas que salen desde adentro, que expresan sentimientos y emociones. Pues para Mourinho muchas cosas pueden expresar o también puede significar diversas cosas. No sólo lo que la mayoría de veces tratan de transmitir, esa carcajada soltó un poco del mucho dolor que sentía desde hace mucho tiempo y que se guardaba en lo más profundo del pecho que aveces solía doler por guardar todo y oprimir sus sentimientos y emociones.
Estaba sensible es ese momento y lo sabía.
Cuando se dio cuenta ya se había terminado el cigarro, lo dejó en el marco de la ventana fijandose de que efectivamente estaba apagado y voltio a ver la luna. La luna tan hermosa, siempre acompañada de miles de estrellas dando una vista maravillosa.
Cerro sus ojos volviendo a ver al futbolista, en ese momento se sentía tranquilo...

Muy tranquilo.

Volvió a su cama, sus ojos pesaban y los cerró lentamente. Necesitaba descansar, realmente lo necesitaba.