Trece

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Ya había pasado media hora desde que las inesperadas visitas habían llegado. Pedro hablaba animadamente con Sergio ya que hace unos minutos Iker había recibido una llamada urgente y debía de irse, no sin antes despedirse de su amigo y decirle que si se sentía mal no dudará en llamarle.

— Ya es un poco tarde quillo será mejor que me valla, si necesitas algo llamame por favor — hablo Ramos levantándose del sillón, en realidad tenía una cita con Mesut.

Se despidió de su entrenador y de su amigo para después salir por la puerta principal.

Ahí estaban los 2 sin decir nada, Pedro jugaba con sus manos y José veía la decoración de la casa.

— ¿Por qué estuviste llorando? — Mourinho soltó esa pregunta sin pensar, pero, ya no aguantaba, necesitaba saber que tenía el chico que tenía enfrente; porque en efecto no quería saber, era necesidad lo que sentía en ese momento.

— N-no, yo no estuve llorando míster —

No sabía que inventar, la presencia del mayor lo ponía nervioso.

— Si lo estuviste — dijo de una manera firme, pero, si ponías atención se podía escuchar la preocupación.

Se quedaron viendo, los ojos inchados y rojos de Pedro veían los cansados y sin brillo ojos de José.

— Y no me mientas — el entrenador hizo una pausa, dando uno de sus tipicos suspiros — me preocupas, se que no nos conocemos, pero si tienes algo necesito saberlo —

El menor de los dos no sabía que decir, pero, algo dentro de él le decía que podía confiar en Mourinho.

— Es que recordé algo — sus manos comenzaron a temblar y si fuera poco quería volver a llorar, se sentía débil, volteaba a ver al hombre que tenía enfrente, este lo veía con preocupación — S-sobre lo que me pasó en el G-getafe — volvió a hablar, su voz ya salía rota.

Nadie sabía lo que había pasado, ni siquiera su hermano.

Empezó a llorar...






































Cuando se dio cuenta José lo estaba abrazando. Se tardó unos momentos en reaccionar, pero, devolvió el abrazo.
No dejaba de llorar, empezaba a dejar salir todo lo que se estaba guardando, enserio necesitaba ese abrazo. Se aferraba fuertemente al cuerpo de su entrenador, era un mar de lágrimas.

Mourinho empezó a acariciar su cabello con una de sus manos, le dolía ver al futbolista de esa manera.

No se movía ninguno de los dos, habían pasado 10 minutos, Pedro ya se había calmado, no se querían separar.

Era una escena tierna, dos personas destruidas de manera diferente, que necesitan amor y sin darse cuenta encontraron a alguien que los podía ayudar. Los dos se iban a ayudar. No lo sabían, pero, al parecer habían encontrado a su alma gemela.

José tomó del mentón a Pedro para que lo viera directo a los ojos.

— No se que te paso en ese equipo, pero, ten por seguro que lo van a pagar —

Era como si se conocieran de toda la vida, Mou limpio las lágrimas de las mejillas del chico que ahora se encontraba roto.
Pedro lo volvió a abrazar, aunque nunca se habían separado, escondió su cara en el pecho de José. Ahora estaba calmado, no sabía en qué momento paso todo, pero, agradecía tener a su entrenador en ese momento.

Sus ojos pesaban, se estaba quedando dormido, Mourinho se dio cuenta de eso y le dijo que fuera a su habitación.

— No quiero quedarme solo, te puedes quedar conmigo por favor — no sabía si era lo sensible que se encontraba o que enserio no quería que se fuera.

A José le tomó por sorpresa la petición pero aún así aceptó, no es como si lo esperarán en su casa o tuviera planes para ese día. Simplemente se quería quedar con el chico que ahora se encontraba mal y cuidarlo.

Ambos fueron a la habitación de Pedro que se encontraba hecha un desastre, en ese momento era lo menos importante. Los dos se acostaron en la cama del futbolista, sólo se abrazaron, era como si todo estuviera bien, todas sus preocupaciones y dolores dejaron de existir por un minuto siendo remplazadas por calma y paz. Esa paz que siempre buscaron y no encontraron hasta el día que se conocieron. No se necesitaban palabras, la simple presencia del otro era más que suficiente. Tal vez no lo sabían o tal vez si pero ellos dos estában destinados a estar juntos.

Dos personas que se necesitan mutuamente para no caer, José sería las curitas de Pedro y Pedro sería las gasas de José. Los dos se curarian, los dos estarian para el otro porque desde ese momento se volvieron uno. Si uno caía el otro también lo haría.

Y así ambos se quedaron dormidos, sin preocupación alguna, esto solo era el inicio de un amor que ya estaba escrito desde el principio de los tiempos.

Probablemente el mundo se pondría en contra de ellos pero sí estaban juntos, lo podían superar.



















































Porque tal vez el amor no es más que soñar hasta que llegue una persona que te enseñe su verdadero significado.

Amor en la banca (José Mourinho X Pedro León) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora