Capítulo 10

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La música estaba al máximo, la baja luz solo mistrava algunas expresiones que podían ser percibidas por las distintas personas que se encontraban dentro del club, por unos días pere había dejado de bailar y se dedicaba a llevar los atragos a las mesas que lo solicitaban como mesero y claro eso implicaba tener que ser cariñoso y muy amable con esos miserables asquerosos para poder obtener una jugosa propina por parte de ellos.

-Prefiero mil beses bailar que estar aquí abajo, es tan asqueroso sentir sus malditas manos sobre mi cuerpo- un escalofrío recorrió su espina dorsal.

Porsche solo sonrió al saber que pete tenía toda la jodida razón -Te entiendo muy bien, pero por suerte solo es por unos días y no a diario como esas perra que solo les gusta esta zona.

-Parce que les encanta...

-A toda esta bola de idiotas les encarga la zona porque ya se han hecho de muy buenos clientes, ya que no solo les dan la millonada por una noche, si no también se los follan asta que quedan inválidos- porsche seguía limpiando y secando los vasos de los tragos que cerbia ya que el era el encargado de la barra alcoholica del club.

Pete ya no pudo decir más ya que un tipo delgado de piel blanco lo llamó para que anotará su orden y claro para que este fuera cariñoso. A paso rápido el chico se hacerco y preguntó amablemente que deseaban ordenar, sonrió y este tipo lo miro de una forma muy pícara.

-Trae una botella del mejor alcohol que tengan y dos vasos, quiero hielo y no tardes.

El pelinegro anotó y fue por la orden, después de unos tres minutos llegó asta donde el tipo de piel blanca y comenzó a dejar las cosas sobre la mesa; dispuesto a irse de ahí se dio la media vuelta y fui ahí donde sintió como una delgada y fría mano lo jalo de golpe, pete no supo que había sucedido.

-Pero que mierd...

-Será mejor que te calmes, eres muy lindo y hoy decido que tu fueras mi acompañante- el tipo acarició ligeramente la pierna de pete ya que este se encontraba sobre su regazo y la corta falda que usaba dejaba muy bien descubiertas las mismas.

-Yo solo soy el mesero así que si desea otro tipo de servicio sera mejor que llame a alguien más- pete inentó ponerse de pie pero le fue imposible.

-¿Tu no me has escuchado acaso? dije que serás mío esta noche, yo no te voy a dejar ir porque pague mucho dinero por tu jodido cuerpo- aquel hombre metió una de sus manos bajo la falda de pete y apretó una zona que causó un gemido ahogado de pete, este no era de placer era más bien de dolor y asco.

La expresión de pete se torno de confusión ya que parece que lo habían vendido como un simple pedazo de carne, además nadie le había dicho que arian eso con el p tampoco mencionaron que sería prostituido.

-Yo no... trabajo de esa forma...- comenzó un forcejeo -s-suelteme...

El chico quiso llamar la atención de su mejor amigo pero por desgracia este ya no estaba en la zona de los tragos y estaba claro que nadie le ayudaría a salir de aquello, ya que para todos era muy normal ser tomado por los clientes y el ser bendidos era lo más común que había dentro de ese club.

Su pecho sintió una gran opresión al sentir las caricias de un extraño, aquel hombre lo paro de golpe y lo jalo asta una se las zonas VIP donde estaban esas habitaciones para follar.

Con brusquedad aquel tipo sometía a pete, lo empujó fuertemente para que este entrará a la habitación, su cuerpo cayó fuertemente al frío piso, un fuerte dolor se hizo presente y pete solo soltó un par de sollozos por lo más bajo que podía.

-Hoy sabrás lo que es un hombre de verdad, sabrás que es follar y veras que vendrás a mi por mas- aquel hombre tomó a pete con sus manos y con fuerza lo alzó de golpe del suelo frío -en esta cama te are gemir hasta que te quedes sin voz...

Pete sentía miedo, jamás había pasado por algo así y deseaba ser salvado por ese hombre de mal genio, en sus adentros gritaba pero sabía que eso no serviría se nada, así que solo podía poner resistencia.

La negación de ser tomado rindió frutos podridos porque el hombre de piel pálida se canso de forcejear con el joven de cabellos oscuro, en el momento menos esperado pete sintió como un fuerte golpe se estrelló con su mejilla izquierda eso lo hizo sentirse aturdido y por inercia corrió hacia la puerta, la cual intentó abrir pero fue inútil, ya que esta está cerrado con seguro o tal vez llave; estaba perdido.

Aquel desconocido estaba furioso así que sin piedad alguna tomó a pete y lo arrastró hasta la cama en la cual comenzó a proporcionar una enorme cantidad de golpes, pete solo podía retorcerse del dolor y cuando no pudo más su cuerpo se quedó quieto y fui ahí donde ese hombre aprovechó la oportunidad para despojarlo de su ropa y comenzó a tocarle sin medida alguna.

-Ya...n-no más... p-por favor... - pete suplico por lo bajo.

-Te dejaré hasta que yo pueda probar ese rico augero tuyo- ese hombre mordió el cuello de pete y luego precioso sus caderas.

-¡No!...

Aquellas súplicas fueron ignoradas por ese tipo y ocurrió lo que tanto temía pete, ese hombre introdujo su pene dentro de su entrada y lo hizo de la manera más despiadada que podía a ver en el mundo, lo envestía de una manera completamente salvaje, parecía que lo quería destruir, ese hombre disfrutaba de tan bajo acto mientras que pete se retorcía del dolor y trataba de quitarse a ese tipo de encima, su cuerpo estaba tembloroso, débil, al punto del colapso y por desgracia ya no podía hacer nada ante las acciones de ese hombre.

Pete fue tomado dos o tres veces por el mismo hombre y después de la segunda ocasión dejó de moverse, solo esperaba a que ese hombre se cansara de hacerlo y bajaba de él. Pete se mantenía boca arriba con la mirada perdida y con las lágrimas aún saliendo de aquellos lindos ojos que ya habían perdido ese brillo, así se mantuvo hasta que ese tipo estuvo satisfecho y por fin lo dejó.

-Tienes una piel tan suave y tan blanca que hace excitarse más de una vez- acarició su mejilla -y este cuerpo tuyo es tan delicioso que no me canso de tocarlo además goze tanto estando ahí dentro que juro que tengo más ganas de ti.

-Ya... no...

-Seré bueno y amable contigo así que que por esta vez me iré y te dejaré- terminó de ponerse la ropa de mal gusto que este mismo usaba -pronto te volveré a ver y te are aún más feliz que hoy.

Aquel hombre salió de la habitación dejando a un pete solo y roto por dentro. Su vida se había quedado jodida desde ese mismo instante y lo peor es que él solo quería morirse.

El sonido del reloj era lo único que se podía escuchar pero pete no lo hacía ya que parecía que se había quedado sordo, mudo y siego o tal vez ese era su forma de procesar su propia desgracia, desgracia que lo perseguirá por el resto de su vida.

-Cuanto asco siento... ese maldito me marcó para toda la... j-jodida vida...

Dulce Maldad (vegaspete) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora