⚠︎𝐏𝐞𝐜𝐚𝐝𝐨⚠︎

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Z A B D I E L   D E   J E S U S.

• Pecado •

Todos sobre sus rodillas alabando e implorando perdón por cada uno de sus pecados.

— En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

— Amén. — contesto el pueblo al unísono.

— Vayan en paz, la ceremonia ha terminado.

Comencé a bajar del altar, el pueblo comenzó a acercarse para recibir sobre ellos el agua bendita, tome un poco y comencé a tirarla sobre ellos.

— Padre De Jesús. — escuché como me llamaba una voz que reconocí de inmediato, como la chica que había confesado hace dos meses.

Su voz es algo que no pude olvidar , por alguna razón ella se quedó muy presente en mi memoria, la recuerdo tan perfecto, como recuerdo el dulce aroma que desprende su ser.

— ¿Padre? — sentí como tocó con cuidado mi hombro.

Volteó a verla y ahí está ella, su cabello rubio cayendo a los costados de su perfilado rostro, sus ojos zafiro brillando, tiene un brillo que es imposible de comparar, ella hace que algo en mí se aceleré por completo.

Una sonrisa perfecta se alinea en su rostro de piel porcela y blanca, sus labios pequeños y carnosos, comienzo a sentir el bombeo de mi corazón, algo que paso igual la primera vez que la vi hace dos meses.

— ¿En que puedo ayudarte?— al fin reaccione para que no se diera cuenta de como la estoy analizando.

— Quisiera saber si hoy, ¿habrá confesiones?— pregunto mientras sus orbes azulados caen sobre mí.

— No, hoy no habrá confesiones hasta la próxima ceremonia.

— ¿No podría hacer una excepción?— me dio una dulce sonrisa inocente.

— Yo no podría...

— Por favor padre De Jesús, se lo pido, ¿Puede confesarme hoy? Necesito el perdón de Dios.

La urgencia con que lo pide me hace dudar sin en verdad atenderla el día de hoy, además de hacerme recordar a la primera vez que vino diciendo que quería ser una mejor persona y que alguien le recomendó que acercarse a Dios era la mejor opción.

— Está bien. — ella me dedico otra sonrisa.— Acompáñame a la sacristía.

Ella me sigue con unos cuantos pasos atrás, el corazón vuelve a martillar mi pecho con desespero, no entiendo por qué me pasa esto, hace años que no me sentía así, desde que empecé en este mundo trate de alejarme de todo, a las mujeres deje de verlas con fines de lujuria y solo como más personas que estan tratando de ir por el camino correcto.

Entramos a la sacristía, entre al confesionario y tome asiento, abrí la pequeña ventanilla.

— De rodillas.

La rubia señorita de bellos ojos azules me mira con implorancia mientras está de rodillas.

— Ave María. — digo para ella mientras veo fijamente a la pared que tengo enfrente donde puedo ver las distintas imágenes de santos.

— Sin pecado concebida.

— Dime tus pecados, ¿Cuál es la urgencia para que quieras confesarte?

— ¿La lujuria es considerado pecado?

— Claro que es considerado pecado, aunque yo no lo veo tan mal, es normal que el ser humano tenga debilidades y la lujuria es parte de ello, aunque claro no le digas a nadie que te he dicho eso.

EXPLICIT  CNCO +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora