Secreto De Amor [Messichoa]

Capitulo 8

Leo corrió hacia el elevador, de verdad tenía que hablar con él, había cometido muchos errores en los últimos días después de conocerlo: Había causado todo esto desde aquel partido contra la Selección Mexicana donde quedó encantado con el mexicano, así que la siguiente vez que lo miró fue cuando de manera afortunada pudo presenciar el entrenamiento del equipo mexicano y pudo hablar con él de manera más tranquila a comparación de su primero encuentro a solas en las regaderas. Además de haber casi arruinado la cena con él con su comentario de "solo amigos" por miedo al que dirán.

Mentía si diría que no tiene miedo, miedo al ser descubiertos por la FIFA o tener problemas con el gobierno Catarí pero eso ahora no importaba, tenía que hablar con Memo, lo necesitaba. Por eso cuando llegó al piso del Mexicano caminó rápidamente para no levantar sospechas o tener problemas con algún jugador o que alguien del Hotel pudiera mirarlo cerca de la pieza de Memo.

Cuando estuvo delante de la puerta se sintió miserable ¿Cómo le iba a dar la cara a Memo? Si Andrés no habla con él seguiría en su pieza llorando hasta secarse pero ahora estaba frente a su puerta apunto de tocar. Su corazón palpitaba rápidamente; estaba muy nervioso, podía sentir como si el frio entrara por sus venas.

Tocó la puerta un par de veces pero nadie abrió. Sabía que Memo probablemente estaba del otro lado pensando en no abrirle así que agachó su cabeza y con mucho miedo comenzó a hablar:

—Si significó mucho para mi...—Habló algo alto para que Memo pudiera escucharlo—De hecho es lo mejor que me ha pasado desde que llegué acá—Dió un largo suspiro tratando de hacer que las lágrimas se fueran pero no funcionó; estaba llorando—Yo lo lamento, quize lo mejor para vos incluso si significaba destruir mi felicidad—Rogaba por que Memo estuviera del otro lado escuchando, esperaba que así fuera—Estaba tan empeñado en escuchar a otras personas con tal de hacer lo mejor para vos pero lo único que hice fue decepcionarte. Lo lamento.

Y como si sus pensamientos fueran escuchados la puerta se abrió dejando ver a un Memo al borde del llanto, su nariz estaba roja y sus mejillas mojadas, miraba a Leo fijamente. Estaba esperando a que Leo dijera algo más pero no lo hizo, estaba lo suficientemente conmocionado como para poder pedir perdón de nuevo pero ahora mirando a los ojos a la persona que decepcionó.

—¿Es lo único que vas a decirme después de que me corrieras de tu habitación?—Habló después de unos segundos donde no hacían más que mirarse el uno al otro—¿Crees que así de fácil voy a escucharte?

—Memo yo...

—¡No!

Gritó el mayor ante las palabras desesperadas de Leo. Estaba dando lo mejor de sí para no correr a los brazos del argentino pues cuando lo miraba lo único que podía recordar era el beso de la azotea al igual que recordaba la manera en que Leo lo corrió de su habitación hace apenas unas horas, la herida seguía sangrando.

—¿De verdad crees que voy a perdonarte después de la manera en que me trataste?—Continuó hablando—No lo haré, ¿Sabes por qué? Porqué me haces creer que lo de los últimos días no te importó, me hace creer que yo era el único que sonreía como idiota todas las noches al recordar lo que había pasado, al recordarte.

—Memo...

—Me haces pensar que lo único que haz hecho es jugar conmigo—Memo estaba muy molesto y triste, las palabras salían de su boca como si fueran agua y él un grifo abierto, le estaba expresando su frustración, su decepción—Me hace pensar que lo que escuché en las regaderas también lo piensas tú, me hace pensar que la vez que fuiste a nuestro entrenamiento sólo fuiste para burlarte de nosotros ¡De mi!

Leo miraba como Memo, su Memo decía cosas tan horribles sobre él ¿De verdad pensaba todo eso? ¿De verdad lo hacía sentir así?

—Me hace pensar que la comida en aquel restaurante lo hiciste solo por diversión y para después volver y burlarte de mi junto a tus compañeros—Memo estaba al borde de llanto pero su enojo sobrepasaba cualquier cosa, tanto que estaba hablando sin pensar—Y también me hace pensar que me besaste porque sentiste pena por mi ¿Es así Lionel?