Extra II

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Su relación de besos bruscos, acciones sin consentimiento del otro y palabras cortantes que a cualquiera insultarían, molestarían o causarían la ruptura de relaciones, a ellos por otro lado simplemente les apetecía, lo disfrutaban.

Era realmente un milagro que ninguno haya caído en cuenta de su relación.

Hasta que cierto día, muy llevados por un estallido de pertinaz deseo, terminaron en la habitación de Nezuko saciando sus apetitos.

Ngh-, ah... ha...

El dedo pulgar de Zenitsu estaba dentro de la boca de Nezuko, quien tenía sus ojos desorientados y soltaba gimoteos de manera constante, mas sin ir a ritmo con las penetraciones que el joven le realizaba.

Él por otro lado, en un alarde de su personalidad estaba sonriendo complacido por sus expresiones, o por la falta de estas.

Podía sentirla temblar levemente debajo suyo, por lo que sabía que su trabajo estaba siendo más que apreciado por la joven.

Llevaban cerca de media hora desde que entraron en escena, ocupando casi la mitad del tiempo en preparación para el acto. Si bien el vaivén seguía siendo la parte favorita del rubio, bien conocía el poder que tenía el juego previo.

Solo con verla retorcerse por un soplido en su cuello, o apretar sus dientes en una sonrisa tonta cuando acariciaba todo su torso son desmedido afán.

Debo decir, sin embargo, que soy increíble.

Pensó en un momento de gran autoestima.

Podía notar el avance y mejoría de su modus operandi en el coito simplemente viendo cómo ella era la primera en ceder al deseo, permitiéndole a él apreciar el desenfreno hormonal que se volvía su joven jefa.

Sus palabras sin sentido y el desaparecer de su típica personalidad mala era algo que personalmente le generaba ternura; pero verla desearlo como una ninfómana a veces le generaba miedo.

«Bien, estaré out dentro de poco, ahora...» pensó para luego suspirar «A trabajar».

Zenitsu había sido un joven normal, con gustos normales y un tremendo gusto por el dinero. Había, porque luego de empezar a trabajar con los Kamado, sin duda su vida cambió.

Y demostrándolo, él ya no pensaba en ganar dinero para sí. De hecho, poco había que él deseara y pudiera comprar con dinero, por lo que inició por desear placeres simples para cualquiera, pero innevitablemente complejos para él.

Uno de ellos era tener sexo una maldita vez de manera normal.

«Sexo sin amor no es sexo» pensó muchas veces, pero Nezuko echaba eso a un lado cuando deseaban estar juntos, por lo que nunca experimentó lo que muchos llamarían «hacer el amor».

De hecho poco le importaba, pero quería alguna vez expresar sinceramente su amor por ella, no simplemente su gran deseo sexual.

Y eran en esos momentos donde la usaba hasta dejarla en un medio trance que él podía tranquilizar su respiración, dejar de decir morbocidades y centrarse en acariciar su cara, o sonreír al verla.

Que sí, no era el mejor momento, pero hacerlo en otro momento...

«Sería vergonzoso» pensó mientras acariciaba la mejilla de Nezuko y relentizaba un poco su ritmo «Realmente tener una relación de más romance que perversiones estaría mejor...».

Tal vez no era el más indicado para decirlo, era lo que quería en esos momentos.

El ritmo se hizo tortuosamente lento, pero lo hizo por su propio disfrute, luego se acercó a ella y le brindó un cariñoso beso en la frente.

I needn't - ZeniNezuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora