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Al levantarse por la mañana, KyungSoo tuvo un buen presentimiento; su día por primera vez en semanas, resultaría excelente.
Estaba acostumbrado a llorar al llegar a casa por no tener ningún amigo, y por objeto de burlas por parte de alfas malos que siempre le molestaban; en especial Min YoonGi, que desde tercer grado lo había aislado del resto de la clase.
Nunca pudo entender su gran odio, porque en un principio se llevaron bien, y de un momento a otro todo se vio arruinado, con ello inició su calvario.
Sólo necesitaba una oportunidad de demostrar que era un chico agradable, y no un engreído como los rumores describían. ¡Era todo lo contrario! Pero nadie se tomaba el tiempo de preguntarle o siquiera hablar con él.
Pero cambiando de tema, KyungSoo puso su mejor cara al salir de casa rumbo al colegio, con una hermosa sonrisa adornando su rostro.
Nada ni nadie podría arruinar su mal humor... O tal vez sí.
ㅡ ¡Apestoso Do! ㅡ Gritaron unos tontos alfas al verlo entrar al aula, riendo estruendosamente.
Su sonrisa tambaleó un poco, pero se esforzó por mantenerla para no arruinar su buen humor, además, su omega disgustado comenzaba a tener miedo por lo que podrían hacerle en esa ocasión.
Tomó asiento lejos del grupito de maleantes, pero una minúscula distancia no bastaba para frenar sus insultos y burlas. A veces pensaba... ¿alguna vez se detendrían? Capaz llegaría el día en el que se aburrirían de verlo tan triste todos los días, ¿no...?
ㅡ Hola Soo. ㅡ La voz susurrante de YoonGi erizó todos sus vellos, y apartó rápidamente su cabeza, viéndolo con temor ㅡ. ¿Trajiste lo que te pedí?
ㅡ ¿Qué cosa...?
ㅡ Mi dinero.
KyungSoo palideció, notando que a sus costados comenzaban a acercarse otros alfas, rodeándolo por completo.
Vio a los demás omegas y betas alejarse de allí, haciendo la vista gorda a su silencioso pedido de ayuda, y al acoso que estaba sufriendo. Lo habían ignorado durante todo el año, ¿por qué aún mantenía la esperanza de que lo ayudarían?
ㅡ L-Lo tengo en mi casillero. Voy a buscarlo.
Claro que mentía, y aunque no le gustara hacerlo, en ese caso era de extrema necesidad.
ㅡ Más te vale, Do KyungSoo.
El profesor entró luego de su amenaza, y pidiéndole ir al baño minutos luego de su llegada, corrió por los pasillo lejos de su clase, importándole poco llamar la atención.
¡Necesitaba un respiro! Su omega estaba temblando de pánico, y lo último que necesitaba era un susto más.
Miró con desesperación su alrededor, encontrándose de lleno con el cartel de bienvenida a la nueva biblioteca. Estaba de inauguración hace una semana, pero como nunca le había interesado la lectura, no le dio la suficiente importancia hasta ese momento.
¿A quién dañaría si daba una vuelta y ojeaba algunos libros?
Abrió con sumo cuidado la puerta, sumergiéndose casi al instante en un ensordecedor silencio que le sorprendió, pero aún más la calma que transmitía el lugar, tan acogedor que deseaba quedarse allí por la eternidad.
La bibliotecaria era una longeva beta, con una personalidad calma y dulce, parecida a la de él, pero con menor intensidad. Ella le sonrió al verlo entrar, y KyungSoo se sintió parte de algo por primera vez.
La curiosidad de apoderó de él, y mientras paseaba por los grandes estantes, se detuvo al llegar a la sección de romance juvenil, y su parte enamoradiza salió a flote sin poder evitarlo.
KyungSoo por sobre todas las cosas, era un amante empedernido del amor, tan enamorado de él que no podía ocultarlo por más que quisiese, porque su lado enamorado era imposible de esconder.
Miró con fascinación la cantidad de libros de romance que se habrían ante él, desconectándose del mundo real por breves segundos. Sin darse cuenta, ya tenía más de diez libros elegidos.
Mientras caminaba hasta las mesas de lectura tarareaba una bonita melodía de su canción favorita, tomando asiento al llegar. Poco le importaba su clase con el profesor amargado que veía todos los días, ¡había encontrado el verdadero paraíso!
Pero su paraíso se vio interrumpido por la presencia de bello ángel, que a sus ojos, era perfecto en todos los aspectos posibles.
Sin pudor lo observó sentarse en la otra punta, un bonito alfa de cabello negro que absorbió toda su atención al momento de entrar en su campo de visión. Aspiró su aroma a humedales y manzanas, relajándolo en segundos
¿Cómo era posible que fuera tan lindo?
Observó el libro que él había elegido, el cual era el mismo que tenía entre sus manos, e internamente chilló de emoción.
El timbre anunciando el receso los interrumpió, y sin querer conectaron miradas al ser los únicos en el lugar. KyungSoo quedó hechizado por sus bellos ojos grises que parecieron escanear por completo su alma.
Su omega se removió con emoción, gritando en todos los idiomas posibles que él sería su alfa.
Sólo esperaba verlo de nuevo...
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