¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Bostezaba sin control alguno de camino a su bachillerato.
No había pegado un solo ojo durante toda la noche por dos razones: la primera y principal, su jodida hermana que no podía mantener el hocico cerrado al hablar con sus amigas por teléfono, ¡y en la madrugada! Segundo, por un misterioso alfa que se incrustó en su mente, y le impedía conciliar el sueño con su omega alborotado.
Se auto-cacheteó, tratando así de despabilarse. ¿Qué le estaba sucediendo? Nunca había actuado de una forma tan infantil, ni cuando se enamoró en octavo grado de su profesor de música, o su primer amor en jardín. O también del chico del kiosko...
¡Bueno! Sí, KyungSoo había tenido cientos de amores, pero ninguno tan intenso como para sacudir de pies a cabeza a su omega.
Era un experto en enamorarse a primera vista, sin embargo, no creía que ese pequeño amor durara poco (su omega se negaba a soltarlo), y estaba decidido a conquistarlo a toda costa.
Bien era conocido por ser un obsesivo y loco chico, o en realidad el creía tener esa fama, pero le haría honor a esa "reputación".
Su perfecto plan era volver a la biblioteca y forzar algún tipo de conversación; tenía la emergente necesidad de conocerlo y saber todo de él, o siquiera escuchar su voz. ¿Cómo se oiría? ¿Sería grave o aguda? Tenía pinta de la primera...
Terminó de sacar sus libros para su clase inglés, y decidido a cazar a su objetivo, una reluciente sonrisa surgió de sus rosados labios.
La cual se borró al girar y chocar con el duro cuerpo de un molesto alfa que, lamentablemente, conocía muy bien.
YoonGi lo empujó sin medir fuerza contra los casilleros, provocando que un dolor recorriera el frágil cuerpo del castaño. Sus ojitos se llenaron de lágrimas, temeroso a lo que podría ocurrirle ante el grupito de Min.
Las personas que pasaban por el pasillo rápidamente se escabullían hacia sus respectivos salones, ignorando por completo el abuso que ejercían sobre él.
No le sorprendía, a nadie le importaría si lo mataba ahí mismo. Los demás no intervendrían para ayudarlo.
ㅡ ¿Te dignas a aparecerte por aquí luego de haberme estafado? ¡Maldito omega!
Al ver su brazo elevado dirigirse directo hacia él, su instinto de omega le obligó a cerrar los ojos y hacerse bolita, esperando un golpe que nunca sintió.
Su lobo interior gimoteó por lo bajo, preso del miedo por estar rodeado de feromonas alfa, y olisquear el peligro en el aire que caló hondo en sus huesos.
Pero un peculiar aroma a manzanas le produjo una calma que nunca había experimentado, y por primera vez en su vida, se sintió protegido por alguien.
¿Por qué sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas?
ㅡ Métete con alguien de tu tamaño, Min Enano-Gi.
Su grave voz le produjo escalofrías, sintiendo como su corazón se derretía y sus mejillas se sonrojaban de pronto.
¡Sentía que se había vuelto a enamorar!
ㅡ ¿Q-qué crees que haces Park? No es asunto tuyo, es entre él y yo.
El misterioso alfa de ojos grises lo miró con enfado mal disimulado, y decidido dio un paso hacia el frente, haciendo que YoonGi retrocediera asustado.
ㅡ Lo único que veo es una piedrita en mi zapato, ¿no ves el cartel de allá? ¿O acaso no sabes leer? ㅡ Todos dirigieron su mirada a donde señalaba el pelinegro, observando las grandes letras en color rojo a un lado de la entrada de la biblioteca ㅡ. "Hagan s-i-l-e-n-c-i-o". ¿Es muy difícil de entender? No molestes y deja de interrumpir mi lectura, maldito idiota.
KyungSoo sentía que pronto estallaría por el asombro. ¡Se veía tranquilo, pero es todo lo contrario! Debería comenzar a recordar que las apariencias engañan, porque su apariencia de cordero solamente era una pantalla de humo para su verdadero ser como un lobo feroz.
El grupito de YoonGi y el mismísimo líder se fueron en cuanto el pelinegro le soltó, corriendo despavoridos. Los demás que veían expectantes el show se metieron a los salones, y los pasillos quedaron vacíos con ellos dos en el medio.
KyungSoo lo miró con adoración, mordiendo su labio inferior para evitar llorar.
ㅡ No llores, ya se fueron lindo omega.
Su corazón se detuvo al oír como lo había llamado, y sin poder evitarlo corrió a abrazarlo, escondiéndose en su pecho.
Nadie nunca lo había defendido de forma tan espectacularmente bella y heroica. ¿Estaba seguro de que no era un sueño? ¡Debía pellizcarse!
Lloró sin control sobre su camiseta verde con estampado de "The Beatles", y luego se arrepintió al ver el fatídico resultado; había dejado estampada con la humedad de sus lágrimas una notoria cara triste.
ㅡ ¡D-Dios, perdóname! Yo... yo lo limpiaré.
Comenzó a tallar con sus dedos sobre la húmeda tela, maldiciendo en voz baja al sentir un pecho exageradamente duro e impenetrable. ¿Eso era humano?
ㅡ No hace falta... está bien, tranquilo.
Lo miró de nuevo a los ojos, y se sintió reconfortado por su cálida sonrisa. Era preciosa.
ㅡ Gracias, no me alcanzan las palabras para agradecerte, pero en serio gracias. ㅡ Hizo una reverencia de 90° grados, e intentó secarse las lágrimas de sus mejillas ㅡ. N-Nadie me había defendido, es la primera vez.
ChanYeol le tendió un par de pañuelitos, y no fue hasta ese momento que notó lo grandes que eran sus manos, y a sus venas marcadas en sus brazos. Pero sobre todo... ¿acaso era eso un tatuaje?
ㅡ Son unos cobardes, por eso no se metían. ㅡ Volvió a sonreírle, y golpeó suavemente la coronilla de su cabeza ㅡ. Si necesitas ayuda de nuevo, no dudes en llamarme.
ㅡ Pero ni siquiera sé como te llamas.
ㅡ ChanYeol, Park ChanYeol.
Su omega se iba a asegurar de tatuarse su nombre a fuego en su memoria. Nunca iba a olvidarlo.
ㅡ Y-Yo soy Do KyungSoo. De nuevo gracias, C-ChanYeol.
Secretamente saboreó su nombre en su boca, diciéndolo encantado. El alfa dio un asentimiento de cabeza.
ㅡ Hasta pronto, hyung.
Se marchó sin más luego de despedirse, y su ensoñación de un mundo color rosa donde ya estaban casados explotó cuando procesó sus últimas palabras.
ㅡ ¡¿Acaba de llamarme "Hyung"?!
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
