Destrucción (EN PAUSA)

CAPÍTULO 02

Exitium

📍Bogotá – Colombia
(17/Enero/2020)

Cristián

Los rayos de sol golpean con agresividad a turistas y residentes que pasean por la plaza principal. Todo tipo de personas disfruta entre risas uno de los carnavales más concurridos del año.

Alzo la cámara fotográfica para captar puntos estratégicos del área, sentado desde una cafetería al aire libre. La jardinera me proporciona buen lugar para como todos espectar los colores vivaces, coreografía y espectáculo en general.

Todo marcha con normalidad, hasta que por medio del lente, en una parte más alejada del centro de la celebración, diviso varias camionetas aparcar en la entrada de una exclusiva terraza que sirve como restaurante.

De ellas bajan hombres trajeados que rapidamente rodean a otro que viene acompañado de una mujer de cabellera negra; Por un momento mientras uno de sus escoltas le comenta algo al oido, repara el alrededor con notable suspicacia, a la espera de alguien.

—Objetivo confirmando —aviso por medio del auricular. Enfoco mi cámara para verificar la identidad —. El águila ha llegado, procede fase dos.

«—01 en posición —confirma Erek que se camuflajea como otro turista —. Yendo al objetivo por el sur.

«—Drones listos y sobrevolando radio de diez kilómetros —informó Zara quien está con Alexey en el centro operativo —. Bloqueamos radios comunicativos, la policía no se acercara. Tienen quince minutos antes de que noten las intervenciones.

Me levanto y dejo algunos billetes sobre la mesa. Salgo del enrejado de aquella cafetería para comenzar el camino por el norte.

«—Recibo al objetivo, primer contacto —dice Connor acompañado por Andreas, cual finge ser su escolta de seguridad para el encuentro con el colombiano —. Señor Medina.

Se escucha un apretón de manos.

—Gusto en conocerlo.

—Lo mismo digo, Castro. Melissa me hablo maravillas de usted.

—Es bueno saber que nuestra reputación precede. Por favor, sígame.

A la distancia observo como ambos hombres con el equipo de seguridad y mujer, adentran al restaurante para ir a la parte privada e iniciar la supuesta negociación.

Oscar Medina es uno de los dos líderes del narcotráfico más grandes de América que falta por capturar. Se esconde tras la fachada de político para manejar su cartel sin sospechas, sus demás socios ya yacen en rejas de prisiones estadunidenses y precisamente porque sabe que lo estábamos asechando, no continuaba operando.

Tuve que seguirle muy de cerca y hacer uno de mis operativos especiales para obtener esta oportunidad. Si su país supiera que lo queremos apresar, moverían sus corruptas influencias para extraditarlo antes de siquiera comprobarle cargos.

Paso de largo el restaurante, sigo caminando hasta desviarme al callejón trasero y empiezo a subir las escaleras de incendios a la azotea. En eso, la voz de Connor vuelve hacerse presente en el auricular.

—Aquí, Medina. —Eso me indica que han llegado al piso acordado —El lugar es seguro, me encargué yo mismo.

—Nunca esta demás precaver —alega el colombiano —. Ya ha de saber que la PFMA se llevó a varios de mis colegas. Es cuestión de tiempo para que vengan por mí.

—Sí, por ahí me enteré. He escuchado que ese ejército ejecuta a sus objetivos una vez los tiene en sus manos.

—Eso dicen, por ello no me fío. Esos hijos de puta seguro ya los mataron porque no he logrado comunicarme con ninguno; Ni infiltrar a uno de los nuestros podemos.