2. Desconfianza y falta de respeto (parte I)

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Todo había empezado un par de semanas atrás, al Cónclave de New York le habían llegado noticias de que alguno de los brujos afincados en la ciudad estaba estafando a mundanos con pociones falsas, las cuales, en dos fatídicos casos habían provocado la muerte del mundano en cuestión. Durante la investigación, Alec se vio dividido entre su trabajo y su vida personal; la razón: que desgraciadamente tenía pruebas muy sólidas de que el brujo en cuestión era justamente su novio, Magnus Bane, el Gran Brujo de Brooklyn. Magnus llevaba un tiempo comportándose de forma extraña, casi distante, y aunque era creíble que un brujo inmortal como él tuviera bastante dinero, Alec se había encontrado grandes sumas en el apartamento que compartía con su novio y cuando le había preguntado por ellas, el brujo había evadido la respuesta. Por todo ello, aunque no podía creer que Magnus hubiera hecho algo así, se vio obligado a acusarlo ante el Cónclave y su novio fue detenido y juzgado.

Todo había acabado bien, Magnus era inocente e incluso les había ayudado a detener al verdadero culpable, sin embargo, lo que el brujo no sabía era que había sido su novio lo había acusado, o al menos eso creía Alec, por esa razón lo evitó durante una semana mientras buscaba la forma de contárselo.

El nefilim caminaba hacia el apartamento de su novio convertido en un manojo de nervios. Había decidido que hablaría con él aquella noche y se lo explicaría todo. Iba reproduciendo las palabras en su mente, diciéndose que Magnus seguro que lo entendería, que al fin y al cabo, tenía que hacer su trabajo.

"Vamos, te has enfrentado al propio Asmodeus y también a Belial y a Sammael, y ninguno de ellos te tenía ningún cariño" pensaba Alec, con un nudo en la garganta mientras el edificio de Magnus se hacía cada vez más alto a medida que se acercaba a la entrada. "Magnus te ama, aunque sea hijo de uno de ellos."

Al llegar, se quedó unos minutos parado, pensando en lo que iba a decirle a Magnus. "No... no puedo hacerlo, sólo estropearía nuestra relación... de todos modos, todo ha terminado bien, ¿no? Magnus no tiene porqué saberlo."

Tomada aquella decisión, el joven abrió la puerta del vestíbulo del edificio con su llave y empezó a subir los escalones poco a poco.

Desde la terraza de su apartamento, Magnus observaba como su novio se quedaba parado en el portal, al parecer dudando si subir o no. El Gran Brujo sonrió de medio lado, aún recordaba cuando Alexander le llamaba para saber si podía ir a visitarle cuando ya estaba en la puerta.

Magnus se apresuró a preparar dos cócteles como sabía que a Alec le gustaban, para esperarlo con ellos en las manos. Cuando el nefilim entró por la puerta, no pudo dejar de notar que su ángel venía encogido y agobiado.

- ¡Alexander! - Exclamó, ofreciéndole uno de los cócteles.
- ¿Izzy te avisó de que volvía a casa? - Preguntó Alec, esforzándose por sonreírle como si todo estuviera bien.
- Oh, vamos, cariño - dije Magnus, con aire ofendido. - Soy un brujo de más de quinientos años... - aquellas palabras hicieron que el muchacho soltara una genuina carcajada.
- Hace unas semanas dijiste que tenías ochocientos - le acusó Alec, jovialmente. - Y además, me viste llegar desde la terraza - añadió, señalando la cristalera abierta...
- Está bieen... - admitió Magnus. - E Izzy también me llamó... pero da igual, ven aquí, se te nota estresado, mi ángel, ¿mucho trabajo?

El joven Cazador de Sombras se dejó caer en el sofá, sin soltar la copa que Magnus le había dado.

- No han sido días fáciles - contestó el chico, sin cruzar una mirada con él. - Lo siento por haberme quedado en el Instituto y no haber respondido a ninguna de tus llamadas ni tus mensajes.
- Tranquilo - Magnus dejó su copa en la mesa de centro y se sentó a su lado, pasando un brazo por los hombros de su novio. - Sé que todo lo que pasó con la investigación del caso del brujo te ha tenido muy atareado y más con que yo me viera implicado... pero no hay problema, todo ha salido bien al fin y al cabo. Estoy en nuestro maravilloso apartamento y el brujo en el Gard.
- ¿Seguro que estás bien? - Preguntó Alec, mirándole de reojo. - No pasaste mucho tiempo en las celdas del Instituto, pero...
- Alexanderr - dijo el brujo, con expresión de fastidio. - Ya te lo he dicho, todo está bien... aunqueee... siento curiosidad por la razón por la que el Cónclave llegó a la conclusión de que yo era el brujo que estabais buscando... supongo que alguien me acusó...

Cazadores de Sombras: Las Crónicas de Malec (one-shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora