Hace dos semanas, mis padres hablaron sobre enviarme a la Universidad de Brown.
Con mis buenas notas y los créditos que había ganado, mi aceptación había sido un golpe letal. Mi mamá y papá asistieron a la escuela hace mucho cuando, conociéndose en primer año, y habían decidido que querían que siguiera sus pasos.
No me importaba. Pero tenía un pequeño asunto sin terminar.
El Sr. Chris Evans. Quería tenerlo antes de que me fuera a la universidad.
Ya que el Sr. Evans siempre había ignorado mis insinuaciones, había decidido que soy la que iba a hacer el primer movimiento. Lo seduciría si tenía que hacerlo.
Esta tarde, tenía la casa toda para mí.
Mi papá y mamá estaban en un evento de caridad en el club. Termino con la limpieza de mi habitación y me refresco con una ducha, miro afuera de la ventana y reconozco el auto del Sr. Evans aparcado en frente de nuestro garaje. Para mi suerte, el hombre de mis fantasías lascivas está aquí para regresar el cortacésped de mi papá.
En segundos, me pongo un top rosa sobre mi cabeza, sin sostén, bragas blancas, y completo mi outfit con una minifalda a juego. Un rápido cepillado de mi cabello y luego bajo las escaleras, apenas capaz de contener mi excitación, la anticipación elevándose, mi coño poniéndose pesado y doloroso con cada paso.
El Sr. Evans lleva el cortacésped hacia el garaje cuando me ve salir de la puerta de la cocina, dándome una mirada antes de apartar sus ojos.
—Hola, María. ¿Tu papá está en casa?
Me paseo sin prisa, poniendo un balanceo extra en mis caderas.
—No. Papá y mamá fueron a Crown Point. No regresarán hasta más tarde.
—Oh, bien. Entonces solo pondré esto aquí. Dile a tu papá que lo limpié y cambié el aceite. Este cortacésped necesita mantenimiento.
—Seguro. Um, Sr. Evans —Hago un puchero, mordisqueo mi labio inferior y juego con el borde de mi falda—. Me pregunto si podría darme una mano.
Ahora me mira, esos ojos azules parecen estar llenos de preocupación y un poco de algo más.
—¿Cuál es el problema?
—Hice algo estúpido con el fregadero de mi baño. No drenaba, así que usé una percha de alambre para tratar de limpiarlo. La maldita cosa se rompió por la mitad y no puedo usar el fregadero en absoluto. Papá me dijo que lo dejara en paz así él podría arreglarlo mañana. Pero estaba impaciente e hice la cosita más lenta —Enredo mis dedos juntos en frente de mí, lo que solo hace crecer más mi escote para que el Sr. Evans se lo comiera con los ojos—. Ahora la tubería de abajo está goteando. Pensé, quizás, ¿podía arreglarlo? Papá va a tener un ataque cuando averigüe que lo he empeorado.
Su ceja se arquea una fracción.
—Niños —murmura—. ¿Cuándo van a escuchar? —Asiente—. Solo agarraré una caja de herramientas de mi camioneta y veré qué puedo hacer.
—Gracias, Sr. Evans. Lo aprecio —Le doy mi sonrisa más grande y que parece inocente.
—Seguro. No hay problema.
Vuelvo a mi cuarto, con el Sr. Evans a remolque, y abro la puerta de mi habitación. Una rápida inclinación de mi cabeza y lo dirijo hacia mi guarida.
—Mi baño está por aquí.
El Sr. Evans me pasa y deja su caja de herramientas sobre el piso de baldosas, así puede examinar el fregadero. Mientras está distraído, me inclino contra la puerta, y muy lentamente aprieto el pequeño botón en el pomo para cerrarla y luego me apresuro a unirme a él en el baño. Agachado, abre el gabinete y mira en la oscuridad, sus cejas se juntan.
—No veo nada goteando. —Su tono es acusador.
Me inclino contra el marco de la puerta.
—¿Seguro? Deber ser la otra tubería.
Tomó menos de un segundo que él se dé cuenta que me había inventado todo. Agarra su caja de herramientas, su cara oscureciéndose mientras me mira.
—Esto no es gracioso, María.
Bloqueo su camino, bajo mi voz a un ronroneo seductor.
—No, no lo es —Me levanto sobre la punta de mis pies, me inclino hacia adelante y pongo mis labios sobre los suyos, mis brazos deslizándose alrededor de su cuello mientras oprimo mis caderas contra él... haciéndole saber cuánto lo quiero.
El Sr. Evans se aleja, sus manos rodeando mis antebrazos y alejándome más.
—María...
—No le diré a nadie. Será nuestro pequeño secreto —Lo beso otra vez, lamo sus labios, saboreando su sabor, el almizcle.
Su cuerpo se tensa en respuesta, su cara se oscurece.
—María. Esto está mal.
—¿Por qué? ¿Por qué eres el mejor amigo de mi papá?
—Así es. Y eres demasiado joven.
Me acerco más mientras está distraído, empujándome contra su cuerpo.
—Silencio. Tengo dieciocho. Simplemente piensa lo bueno que podría ser esto —Froto mis labios sobre los suyos otra vez, mordisqueo su labio inferior y lo trazo con la punta de mi lengua. Libero un brazo de su agarre y deslizo mi mano abajo hacia su entrepierna, el triunfo me llena cuando lo encuentro duro bajo sus vaqueros. Su polla salta contra mi mano al primer toque, y aprieto su erección. Me muero por tenerla golpeando en mi interior.
Deslizo mi lengua en su boca y le doy un beso ávido, dándole tanto como estoy tomando. Saboreo su sabor, canela y clavos con un poco de picante. Varonil.
El Sr. Evans ya no estaba resistiéndose. Me regresa el beso. Tímido al principio, aventurándose en mi boca, con indicios de lengua. Este es el hombre que conozco, tranquilo y de toque suave.
Pero luego el beso cambia. Profundo, fuerte y casi me hace caer sobre mis rodillas. Él es agresivo, demandante, sacando mi deseo mientras sus manos vagan, aprietan y pellizcan.
Joder.
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El mejor amigo de papá (Chris Evans) adaptada
FanficSinopsis De dieciocho años, María Rove ya no es una niñita, independientemente de lo que el mejor amigo de su papi, el Sr. Evans, parece pensar. María_ ha estado caliente por él desde hace mucho tiempo y no puede decidir si es su cuerpo tonificado o...