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5. Los gatos odian que los mediquen.
HeeSeung despertó escuchando unos pequeños ronquidos a su lado, rió por lo bajo acurrucándose de nuevo en el pecho de su novio.
Besó su cuello haciendo que el menor se removiera en su lugar restregando su nariz contra su mejilla.
Se separó aún con sus ojos cerrados y estornudó contra su cara.
─ ¡Jay! ─ gritó limpiando los fluidos con el pijama de su novio.
─ ¿Qué? ─ su voz sonó bastante ronca.
─ Estornudaste en mi cara, sucio.
Jay sólo rezongó y aclaró su garganta.
─ ¿Qué ocurre cielo? ─ preguntó, pasando sus dedos por entre los cabellos despeinados del rubio.
─ Creo que estoy por tener un resfriado.
─ Ow mi bebé. ─ estuvo a punto de estornudar de nuevo y está vez logró cubrirse.
─ Mierda. ─ tosió.
─ Te preparé algo y traeré un medicamento.
─ No, estoy bien lindo. ─ Intento ponerse de pie.
─ No, no, no, quédate aquí regreso en un santiamén. ─ lo tomó del hombro, obligándolo a meterse de nuevo entre las sábanas.
─ Exagerado, estoy bien.
─ Cierra la boca.
El mayor se encaminó a la cocina, empezando a preparar alguna sopa casera y buscando lo necesario para atender el malestar del menor.
Cuando terminó regreso a la habitación con el plato de sopa y frasco de medicamentos.
─ Abre grande. ─ dijo acercándole la primera cucharada de la comida.
─ De verdad estoy bien, Heessie.
─ Pero quiero hacerlo, no me molesta cuidar a mi hermoso novio. ─ dice, acariciando su mejilla, sintiendo como estas ardían.
─ Está bien... ─ refunfuña molesto.
Terminó la sopa y miró con terror el frasco de aquel medicamento el cual HeeSeung agitaba.
En un movimiento rápido tomó a su novio del brazo tirando suavemente, haciendo que quedara encima de él.
─ Jay. ─ dijo entre risas. ─ ¿Qué haces?
─ Sólo acuéstate conmigo. ─ pide, arrastrando las palabras.
─ Está bien, pero toma el medicamento primero.
Jay lo sujetó de la cintura.
─ Podemos dejarlo para otro momento.
Se enderezó intentando besarlo, tal vez con eso lograría distraerlo y así que se olvidara de aquel malestar en su garganta.
─ Estás loco si piensas besarme, no quiero contagiarme.
─ Pero...
─ Pero nada, te lo tomas y ya.
Suspiró pesadamente, el mayor parecía una madre gruñona en sus momentos.
─ Sabes que odio los medicamentos.
─ ¿Te pregunté?
Bufó escuchando la pequeña risa de su chico.
─ Sólo tómalo y verás que durante el día te recuperarás.
─ No quiero. ─ cubrió su boca con su propia mano.
─ Abre. ─ dijo en un tono autoritario, Jay sólo le ignoró jugando con el borde de su blusa. ─ No quiero obligarte a tomarlo Jay, la última vez casi terminamos por eso.
Lo recordaba, habían discutido tan fuerte que HeeSeung amenazó con irse, pero es que odiaba tanto el mal sabor de la medicina que simplemente se negaba a probarlo.
─ Está bien... ─ abrió la boca y tomó el medicamento casi regresándolo al instante. ─ ¿Por qué sabe tan asqueroso?
─ Buen niño. ─ besó su frente y se acomodó mejor en su regazo. ─ ¿Qué tan difícil era?
─ Sólo cierra la boca o me causarás dolor de cabeza.
─ De nada, también te amo...
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