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─ ¡Yah, corre! ─ exclamó el mayor tratando inútilmente de cubrirse a él y a su novio de la torrencial lluvia del medio día.
Habían organizado un sábado lleno de películas de romance, dulces y mimos en exceso. Lo que los llevó a levantarse de la cama y salir de casa aún vistiendo sus pijamas para ir al supermercado más cercano a abastarse de las golosinas más indispensables para su maratón.
No les tomaron importancia a las oscuras nubes, pues según el pronóstico la lluvia llegaría a la ciudad por la tarde.
─ Estúpido chico del pronóstico. ─ se quejó Jay sintiendo como sus pantuflas se empapaban de agua, cuando una horrible sensación por sus calcetines mojados pegándose a su piel.
Nefasto.
Estaban a punto de llegar al auto de Jay cuando un llanto atrapó la atención del campo auditivo de HeeSeung.
El chico paró su apresurado andar para echar un vistazo a su alrededor, el estacionamiento estaba casi vacío por el clima y lo único que alcanzaba a visualizar era un cubo de basura casi del otro extremo.
─ ¡Bebé! ¿Qué ocurre, estás bien? ─ Jay rápidamente regresó con él al verlo parado en medio del lugar, notándose bastante confundido.
─ ¿Escuchas eso? ─ arqueó sus cejas y sus labios formaron un puchero.
El rubio frunció el ceño tratando de captar aquello que su novio decía, aunque el único sonido que lograba percibir era el de las violentas gotas de lluvia golpeando la acera y su cuerpo empapado.
─ No, Seunggie... ─ tomó su brazo. ─ Vámonos, la lluvia está empeorando.
Trató de arrastrarlo, pero HeeSeung en su lugar entrecerró los ojos y empezó a dirigirse a ese cubo de basura. Estaba seguro de que había algo ahí.
─ HeeSeung. ─ volvió a llamarle, viendo cómo cada vez se alejaba más.
Torció los labios al ver como su novio lo ignoraba, soltó un suspiro y le siguió el paso para asegurarse de que no le pasara nada a su lindo y pequeño novio mimado.
─ ¿Qué escuchas, eh? ─ cuestionó una vez que logró alcanzarlo.
─ No estoy seguro, pero se escucha cerca. ─ murmuró seguro de su intuición.
─ Heessie, regresemos ya... ─ rezongó y abultó sus mejillas, arrugando suavemente la nariz cuando fue nuevamente ignorado
Estando cerca de ese lugar maloliente Jay hizo una mueca y HeeSeung sólo presionó sus labios antes de rodearlo. Para encontrar aquello que lloraba por ayuda.
Un lindo gatito bebé.
─ Jay, es un gato. ─ sus labios se expandieron en una gran sonrisa brillante.
─ ¿Un gato? ¿Y?
─ ¿Y? ─ le imitó viéndolo de manera incrédula. ─ Llevémoslo a casa, recuerda que hablamos de esto... Adoptar uno.
