Extra

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—Shinazugawa-san no asistió hoy tampoco.

Kanae apretó sus puños mientras le entregaba el reporte de asistencias a su profesor.

Normalmente no lo hacía, pero luego de notar las ausencias reiteradas del albino, se preocupó y fue a darle aviso a su maestro.

—¿Sí? Eso es bueno, un delincuente menos.

Cuando oyó lo que el profesor dijo sintió gran consternación.

—¿Es bueno? ¿No es usted un profesor?

El hombre le expresó una mala cara mientras sacudía su mano.

—Una estudiante de Excelencia no debería preocuparse por esos delincuentes. Ya nos ha dado demasiados problemas, que deje de asistir es el mejor favor que puede hacernos.

—Pero, sensei-

El hombre la interrumpió con un suspiro.

—Sé lo que hacías por intentar integrarlo al salón, Kochou. Pero él nunca apreció tus esfuerzos y simplemente siguió por su vida como si no le importara nada. Déjalo ser, tendrá sus motivos para largarse.

Ella calló.

«¿Por qué lo tratan así?» pensó mientras caminaba por los pasillos del colegio.

Desde comentarios aliviados de sus compañeros, hasta esa clase de schadenfreude por parte de sus profesores, quienes en ningún momento intentaron detener a sus compañeros del hablar felices por la ausencia del Shinazugawa.

Todo estaba mal.

Cuando empezaron las clases ella había notado al joven con cara de criminal y había intentado acercarse a él, para por lo menos tener una buena relación.

Pero sus avances chocaron constantemente contra la barrera que Sanemi ponía. Aún después, cuando ya se hacía con ella en trabajos grupales, él la miraba con desconfianza.

Si bien sintió miedo en cada paso que daba o en cada intento de uno, ella no veía posible que esa persona le agrediera. No lo creía capaz.

«Te quiero» recordó.

Durante el resto del día tras oirlo decir eso y aún al día después ella pensaba que se trataba de alguna broma suya, tal vez algún intento de acercarse... pero él simplemente desapareció.

Dejó de asistir y luego de tres días todos empezaron a alegrarse por su ausencia.

Pero ahora tenía una nueva oportunidad.

«Haré que me explique por qué dijo eso» concluyó en su cabeza mientras agarraba su maletín y caminaba hacia fuera del salón.

Tenía las guías y algunos resúmenes de las clases por entregarle al albino, tenía su dirección y tenía ganas de verlo. Todo era perfecto.

—¿Qué quieres?

Todo, menos la expresión que el joven le mostró cuando abrió la puerta.

—Eh, ah. Buenas tardes, Shinazugawa-san.

Pero él no la saludó, o así creía Kanae que pasaría.

—Buenas tardes.

Él la saludó luego de soltar un suspiro y pasar sus manos por su cara.

—¿A qué vienes? Es peligroso andar de noche sola.

No evitó encogerse un poco cuando oyó el regaño de Sanemi, pero sacó las notas y guías de su bolso para luego extenderselas.

Te quiero a morir - SaneKanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora