Chandelier | Arcane

( 🌔 ) - Cuando caigan estos muros

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Recomiendo leer los capítulos anteriores para mejor comprensión de este capítulo  ⚠️

                        

Para Vixen, encontrar a Jinx no fue una tarea que le tomase más de un día, y eso contando el tiempo que tenía encima. Saber su paradero antes de que "la otra" lo hiciese aumentaba la ansiedad en no dejar de buscar.

Primero en The last Drop, después en el río de desechos, siguió con los edificios abandonados del sur; el cementerio de inventos (lugar que fundó Jinx con sus miles de experimentos sin terminar) y terminó en una de las construcciones en obra negra con vista hacia todo Zaun. El último lugar en el que buscaría porque según recordaba, era un espacio privado.

— ¿Blu? — pronunció de tal manera que pudiese escucharle, pero sin asustarla.

Jinx inmediatamente se giró hacia ella, guardando detrás de sí la bengala que estaba por usar, e inmediatamente se aproximó a Vixen; lanzándose a sus brazos como si su vida dependiese de ello.

—Volviste...— musitó de forma tranquila, casi torpe.

— Claro que volví. Tenemos un plan juntas, ¿recuerdas? — los dedos de Vixen acariciaron el cabello de la peliazul. No era difícil entender la sorpresa de Jinx, quizá había creído que la abandonaría de la misma forma en la que alguien la abandonó antes. A veces se sentía mal por no hacer lo suficiente para contrarrestar ese dolor.

— Dijiste que sería sólo un día pero... pasaron más de tres noches y no había rastro de ti — volvió a mencionar preocupada.

— Los Piltillos se ponen difíciles cuando ven a una Zaunita que no es para su consumo laboral — inquirió Vixen con un tomó "bromista" a lo que Jinx rió.

Se dieron un espacio de casi 10 centímetros de distancia contados para verse a los ojos.

— Los idiotas de trajes grandes se han puesto agresivos desde que te fuiste— Jinx se abrazó así misma, tratando de asimilar lo que estuvo apunto de hacer.

—¿Los Quimiobarones? — preguntó Vixen. Tenía sentido, querían aprovechar para imponerle a Silco otra alternativa en un intento de convencerlo si su plan no resultaba. Pero aún así había algo en la forma de moverse de Jinx que parecía anormal. Como si algo le preocupara, como si intentara distraerla de algo.

— Sí, Sevika se... — el movimiento brusco de Jinx al mencionar el nombre de la mujer que tanto detestaba terminó por arrojar el artefacto metálico que antes había optado por ocultar; rodó en el suelo de forma que, en cuestión de segundos y si no lo detenían, hubiera caído desde gran altura hacia el vacío.

Pero claro, la destreza y agilidad de Jinx  fueron más rápidas. Casi empujó a Vixen para poder salvar su preciado objeto, al cual se aferró con fuerza mientras su respiración agitada se unía una vez que pudo rescatarlo; después de todo –y si Sevika tenía razón en el regreso de Vi– usarlo era la única oportunidad que tendría para volver a ver a su hermana.