Chandelier | Arcane

No hay villano o héroe

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La espalda de Viktor se apoyaba contra el de muro más cercano a su escritorio mientras la observaba pretender resolver los trabajos que él había dejado de lado. En síntesis, después de una larga conversación sobre lo delicioso de su cena y el cansancio de Viktor, la fémina quiso ayudar -o intentar- terminar con sus deberes.

Estaba tan concentrada, con su vista fija en el microscopio, por alguna razón parecía que sabía lo que hacía.

Lo primero que le había llamado la atención acerca de ella eran sus manos que, ahora que lo pensaba mejor, en realidad no tenían nada de extraordinario. La piel estaba surcada por varias cicatrices viejas poco visibles, casi como un recordatorio de su pasado. Viktor intentó contarlas mentalmente, pero eran bastantes como para llegar a enumerarlas una por una. Tampoco sabía cómo o cuándo se las habría hecho, nunca le había preguntado a ______ sobre el tema.

Con mucho cuidado, entonces, permitió que su mirada se deslizara poco a poco hacia sus dedos, extremadamente largos y delgados, se movían ágilmente escribiendo algo sobre un papel; probablemente un descubrimiento o dato de relevancia. ______ solía gesticular mucho con las manos cuando hablaba, más aún cuando algo la entusiasmaba, como parecía ser aquello que acababa de anotar desprolijamente en la hoja. Recordó el día que la conoció, ver su expresión de felicidad al tenerse frente a frente, pero ahora, era algo extraño que fuesen tan unidos y lejanos, como una pareja sin compromiso.

Torciendo apenas el labio se cruzó de brazos; la bruma del recuerdo comenzaba a esfumarse lentamente delante de sus narices y su compañera ahora sostenía el papel en alto, con la tinta negra manchando las yemas de sus dedos y parte de su mejilla. Sus ojos color (t/c/o) se entrecerraban en una fina línea, evaluando cautelosos los resultados de su transcrito y si las conclusiones a las que había llegado podían ser las correctas.

"Esos ojos...", murmuró Viktor para sí. Si se descuidaba apenas un segundo, iban a hipnotizarlo también, igual que como habían hecho aquellas manos.

La habitación estaba pobremente iluminada por el fuego que irradiaba el candil encendido sobre el escritorio abarrotado de libros y papeles. Era de madrugada, y la ventana entreabierta dejaba que al cuarto ingresasen los sonidos silenciosos de una noche cerrada, acompañada deas estrellas. La escasa luz de luna se dibujaba sobre el suelo de la silueta de ______, que volvía a mirar los papeles. Viktor la conocía, y estaba convencido de que ella era capaz de permanecer horas allí encerrada sin siquiera considerar comer o dormir simplemente por querer ayudarle con su trabajo, así era ella, dando todo por otros.

-Creo que han sido suficientes descubrimientos por hoy - intervino, todavía recargado contra la pared.

- ¡Viktor! - se sobresaltó _____, recobrando la compostura después de haber dado un saltiro por la sorpresa - No me asustes así.

-¿No irás a dormir? Es bastante tarde - ella negó

-¿Y tú? - contraatacó

-No, suelo trabajar mejor de noche- se acercó hasta ella, con ayuda de su soporte- además el insomnio no ayuda mucho

-Entonces te haré compañía, podemos hablar un poco mientras trabajas - le propuso mirándolo, dejando expuestas las manchas de tinta en su rostro.