Prólogo

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Nota: Quedé encantada con está pareja desde que lo ví, Rei alfa y Kazuki Omega, empezaré con algo suave.

Para los que no saben del omegaverse se la medio explico, aquí funciona de esta manera, los alfas y omegas tienen celos, los omegas cada tres meses y los alfas uno por año.
No hablaré de los olores porque es complicado y aquí no existen. 

Abra violencia y otras vulgaridades y gracias por leerme.

Kazuki observó su vientre ligeramente hinchado, parecía un sueño estar así. ¿En qué momento terminó este problema?

Yendo hace dos meses Kazuki acababa de dormir a su hija adoptiva, adoraba a su hija, desde que lo recuerda su sueño siempre fue ser padre, y en algún momento se rindió con la idea, la pérdida de su primer bebé y su pareja lo dejó devastado.

Hace mucho tiempo solía tener una familia conformada por él y su esposa, a pesar de que ambos eran omegas pudieron llegar a reproducirse y cuando ella estaba por dar a luz, fue una catástrofe.

— Papá está aquí — murmuró, acariciando el sedoso cabello de Miri.

Apartó su mano del cabello de la pequeña y se dispuso a salir de la habitación.

Luego de cerrar la puerta se sintió un poco mareado, sus piernas temblaron y el calor comenzaba a invadir su cuerpo.

— ¿Qué haces? — la voz de Rei resonó por el pasillo.

En ese momento toda razón abandonó el cuerpo de Kazuki, incapaz de hablar sujeto su estómago con gran fuerza, sus piernas temblaron y cuando cayó de rodillas al suelo Rei se acercó.

—  ¿Y ahora qué haces? — Se acercó a su compañero y le extendió la mano — Despertarás a Miri y no me dejará dormir 

Al ver que Kazuki no le respondía decidió levantarlo, ese fue su peor error, una corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo, un bulto comenzó a formarse en sus pantalones y sentía que perdía toda razón.

De alguna forma los dos habían acabado desnudos en la habitación de Kazuki.

Rei acariciaba el cuerpo de su compañero, saboreando su piel y frotando su miembro contra el de Kazuki.

Ambos estaban ansiosos por el placer, en algún punto Rei había penetrado a Kazuki.
Sintiendo el interior de su compañero sentía derretirse por el éxtasis, las paredes de su amigo lo apretaban y eran cálidas.

Kazuki curvo su cadera, desesperado por sentirlo con más profundidad lo abrazo con sus piernas, su ser rogaba con ser llenado, ser penetrado hasta desmayarse o morir.

Anhelaba ser follado hasta el cansancio.

Rei comenzó a embestir a Kazuki con rapidez, sentía cosquillas en la punta de su miembro erecto, y al frotarlo entre las paredes de su compañero esa sensación mejoraba.

Mientras que Kazuki se sentía en el cielo, con cada embestida no dejaba de sentir placer, sus piernas incluso perdieron la fuerza y liberaron la cadera de su compañero.

Los dos jadeaban sin hacer tanto escándalo, disfrutaban la sensación del cuerpo del otro, y solo cuando los dos se eyacularon se detuvieron.

Si fueran personas normales les bastaría con hacerlo una vez, sin embargo no lo eran y esto apenas comenzaba.

Por la mañana Kazuki despertó sintiendo un terrible dolor en la cadera, su cabeza dolía y un grito lo hizo levantarse de golpe, fue entonces que recordó lo que hizo.

Sus mejillas se calentaron y recordó que olvidó tomar sus supresores, había estado ocupado cuidado de su hija que incluso olvidó que su fecha de celo estaba cerca.

— ¡Papá! — Gritó la pequeña Miri.

Kazuki dió un brinco de la cama, cómo pudo se vistió, su cuerpo dolía, pero antes había estado peor.

°°°

Terminando de hacer la limpieza se dispuso a olvidar todo lo que había hecho, después de todo no es como si fuera la primera vez que lo hacían.

— ¡Delicioso! — La pequeña caminaba detrás de Kazuki, mientras devoraba un sándwich — ¡Papi es el mejor cocinero!

Rei estaba acostado en el sofá, jugando videojuegos como era su costumbre.

Kazuki sostuvo de la mano a su hija.

— ¿Lista para ir a la escuela? — preguntó emocionado, desde que la adoptó ha estado ansioso por llevarla a su primer día de clases — ¿Tienes todo listo?

La pequeña sonrió de oreja a oreja, ella estaba igual de emocionada, siempre quiso ir con su padre a la escuela.

— ¡No sé en dónde dejé mi mochila! — Respondió despreocupada.

Kazuki suspiro, miró hacía todos lados en busca de la mochila, no había señal de aquel objeto, quizás estaba en su habitación.

— Yo lo ví en el baño — Dijo Rei desinteresado.

Unos minutos atrás Miri dejó su mochila en el baño, porque olvidó recogerla cuando lavo sus manos.

— ¿No pudiste recogerla? — Preguntó entre dientes Kazuki a lo que Rei se encogió de hombros — Cómo sea, se hace tarde 

Su vida cotidiana no era la más fácil o no desde que decidió ser padre, pero no sé arrepentía, adoraba a su bebé con todo su corazón, a pesar de que solo llevan viviendo juntos por cuatro semanas.

Antes de irse a la escuela Miri se despidió de Rei abrazándolo de la pierna y le deseo suerte en su juego.

°°°

En los siguientes días todo transcurrió de forma normal, nunca tocaron el tema de ese desliz que tuvieron y fue como si nunca paso.

Después de todo solo fue un acoston.

Kazuki terminaba de hacer el almuerzo, sirvió la comida esperando que Rei volviera de recoger de la escuela a su hija.

Ni siquiera imaginaba que tendría que esperar otra media hora más, comenzaba a preocuparse, tal vez mandar a Rei no fue una buena idea, ya la abandonó una vez.

Comenzó a ponerse nervioso y justo cuando estaba por salir la puerta se abrió, y ahí entraron los dos, llenos de hojas y empapados.

¿Qué diablos había pasado?

— Fue su culpa — Acusó Rei señalando a su hija.

Kazuki se acercó de inmediato a la niña, la cargó en sus brazos y luego miró a su compañero.

— Recuérdame no mandarte por ella de nuevo y tú deja de meterte en problemas — Los regaño, a lo que los dos se encogieron de hombros.

— ¡Papá! — La pequeña lo abrazo tratando — ¡Volví!

— Ni lo pienses, eso no funcionará conmigo, estás castigada jovencita 

Parecía que tenían una vida normal, de ser por el trabajo de los mayores serían una familia feliz, pero los desastres pueden llegar en cualquier momento.

No lo imaginé así (ReixKazuki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora