Abrí la puerta con rapidez y me encontré una pared justo en frente. No había ventanas en esa habitación, toda la luz que llegaba era a través del agujero de la puerta que yo misma había abierto. Era mucho más pequeña i el aire parecía pesar más allí, volví a inspirar esperando encontrarme la misma sensación del polvo entrando en mi nariz, pero esta vez el aire parecía limpio, limpio pero húmedo. La habitación no me daba
buena espina, pero la voz de la niña volvió a resonar en mis oídos, mucho más nítida que ninguna otra vez, parecía muy asustada. Entré a la habitación dejando la puerta abierta para tener luz, una vez dentro durante unos segundos solo vi oscuridad. El suelo estaba más limpio que en la otra sala así que la sensación de cosquilleo en la planta de los pies desapareció de golpe.
Cuando por fin mi vista se acostumbró
puede ver un poco lo que me rodeaba, era una sala vacía, solamente había un armario, estuve unos segundos sin
moverme y la voz se convirtió en grito, al no haber nada más supuse que estaría dentro así que me dije hacía el armario, era uno de esos empotrados, la madera estaba mohosa y no olía para nada bien, abrirlo fue complicado ya que el mango de la puerta estaba roto y solo quedaban rastros de él en forma de astillas de madera antigua. A cada tirón que daba sin poder abrir la puerta la ansiedad en la voz era más grande, eso hizo
que hiciera más fuerza para poder abrir la maldita puerta, tirando con dos manos y apoyando mi pie en la otra puerta del
armario, las astillas se me clavaban en las yemas de los dedos y el pie se me hundió un poco en la madera. La voz se estaba volviendo tan estridente que era insoportable así que pensé en romper la puerta a golpes, pero entonces la puerta cedió. Abrí el armario y se hizo el silencio absoluto. Cuál fue mi sorpresa
cuándo al abrir del todo el armario y solo ver una pared mohosa, ni camisetas, ni abrigos, ni una niña asustada. Moví
la cabeza confundida, ¿todo lo que había pasado había sido producto de mi imaginación?
Me dije hacía la puerta para irme de allí pero cuando estaba a punto de cruzar la puerta de la habitación oscura escuché un portazo desde detrás. Fue entonces cuando el grito volvió, incluso más fuerte que la última vez, tan fuerte que sentía mi cabeza explotar. Me giré rápidamente para encontrar al armario que tanto me había costado abrir cerrado de nuevo.
Corrí hacia el armario, quería callar aquél grito tan rápido como fuera posible. Por el camino noté el suelo fangoso, no como la primera vez que había estado limpio completamente,
el lodo se me metía entre los dedos y me hizo resbalar en mi carrera hacía el armario. Me levanté cubierta de esa sustancia sin saber que era, pero en ese momento no le di importancia.
Volví a tirar con todas mis fuerzas de la manecilla rota, esta vez sin miramientos, arrancándome la carne de las manos, eso
hizo que fuera aún más difícil ya que la sangre que salía de las heridas hacía que fuera aún más difícil tirar de la maldita
puerta y cada vez que la secaba contra mi camiseta un aullido de dolor se escapaba de mis labios al hacer entrar más profundo esas diminutas astillas. Sentía mi fuerza desfallecer y el dolor estaba haciendo insoportable aguantar, pero hice un último esfuerzo y logré mover la puerta, metí las uñas dentro
de pequeña rendija que yo había creado, pero era tan pequeña que noté uno de mis dedos crujir, solté un alarido de dolor, pero seguí metiendo los dedos y empujando hacía fuera. Por fin la puerta cedió, y yo caí directa hacía el lodo extraño, sentí una satisfacción inmensa al ver el armario vacío delante de mí
y regresar al silencio sin el grito.Me levanté rápidamente para irme de la sala lo más rápido posible, pero vi algo en la puerta que me confundió, ¿Hacía
unos segundos esta puerta no era mucho más grande que yo? Intenté correr todo lo posible hacia la salida, pero el lodo cada vez me hacía ir más lenta. Llevaba más de tres cuartos de habitación recorridos haciendo uso de toda mi fuerza y a cada paso veía como el tamaño de la puerta se reducía, eso hacía
que la ansiedad cada vez me creciera más en el pecho. Pero no quería rendirme. Cuando llegué al marco de la puerta me sujeté con fuerza de una mano y empujé lo más fuerte que pude, luchando contra el dolor de las astillas clavadas en mi palma. El pecho se me llenó de esperanza en ese momento y creí posible salir de allí, pero todo eso se acabó al llegar al tocar el marco con la segunda mano. Escuché nuevamente un portazo, y no me hizo falta girarme para saber que había sido el maldito armario.Cerré los ojos con fuerza esperando el grito estridente de la última vez, pero no sucedió. Seguí moviéndome lo más rápido posible, casi era imposible pasar ya por la puerta y tenía que darme prisa.
Fue entonces cuando la vi. Mi cabeza llego a la altura del marco y pude ver la otra habitación sin problemas, en un
primer momento, como me había sucedido en la cocina, quedé cegada, pero después pude enfocar bien. Lo primero que vi de ella fue su largo vestido rosado, tenía muchas capas y todas parecían de sedas distintas, la falda era muy amplia y tenía muchos detalles bordados, igual que el corsé, que tenía detalles con perlas incrustadas. Tenía los brazos cubiertos con la misma tela y el pelo moreno y rizado recogido en una cola lateral con una cinta de un potente rosado. La piel la tenía blanquecina, sus manos parecían muy suaves. Antes de llegar a su cara podría haber jurado que estaba delante de un ángel.
Después de todo lo que había pasado me parecía una enviada de Dios. Dibujé una sonrisa en mi rostro para que cuando
nuestras miradas se encontraran notara mi gratitud, pero no fue para nada lo que yo esperaba encontrar. Su boca estaba
desfigurada, y le faltaba uno de sus ojos. La piel de la cara se le caía a trozos, como si fuera de porcelana y se hubiera roto hace mucho mucho tiempo, el tono que antes debía tener ahora estaba cubierto por una suciedad que hacía que todo el conjunto fuera repugnante. Pero eso no fue lo peor. Cuando me miró algo dentro de mí se rompió, sentí como su ojo negro de cristal se reía de mí y de la situación en la que estaba. Me miró
de arriba abajo y la boca desgarrada dibujo una sonrisa que dejo ver un lateral de su boca, no tenía dientes, dentro suyo solo había oscuridad. Y de esa oscuridad salió algo parecido al
moho que había en el sofá y empezó a cubrirla entera, desgarró y decoloro el vestido de ella, ensució la delicada piel de sus manos, dejándolas tan mal como estaba su rostro. Me entró puro pánico. Solo quería separarme de ella, quise volver dentro, pero ella empezó a hablar.
Vi a la muñeca mover su desagradable boca, pero el sonido no salía de ella. Detrás de mí el armario volvió a emitir ruidos, esta vez mucho más serenos, pero seguía sin poder entender lo
que decía, no hablaba la misma lengua que yo. Noté mi cuerpo sumergirse en algo, fue entonces cuando miré hacía abajo y me vi mis propios brazos y manos, estaban cubiertos de una
mezcla de sangre y ese extraño moho. Miré por toda la habitación a parte de la mujer por si algo podía ayudarme y fue
entonces cuando vi el suelo, estaba lleno de polvo, no había marcas de mis pasos. En ese momento me di cuenta de que
estaba perdida y empecé a llorar, estaba hundida hasta los tobillos, pero me dejé caer al sin luchar. La vi reír antes de
escucharla, sonó demasiado fuerte, estaba disfrutando verme sufrir. Cerré los ojos secando mis lágrimas y cuando los abrí la vi justo delante de mí, a menos de 5 centímetros a punto de tocarme, ella sonreía todavía más y su risa me perforó el cráneo. Grité antes de notar que estaba gritando y perdí el conocimiento.Abrí los ojos rápidamente, la cabeza me daba vueltas y una gota de sudor estaba resbalándose por mi espalda. Tenía la
visión borrosa, pero noté que estaba en mi cama. Las imágenes de la pesadilla volvieron como flashbacks de un tráiler mal hecho y rápidamente encendí la luz. Todo ha sido una pesadilla
pensé, un suspiro de alivio salió de mi garganta y me dejé caer en la cama lentamente. Cerré los ojos disfrutando de la tranquilidad de que nada hubiera sido real y sonreí. Abrí los ojos mirando hacía el techo, todo ha pasado yo. Me tumbo de
lado para poder estar con el móvil y descansar un poco, es entonces cuando la siento. La tensión me vuelve al cuerpo y escucho su risa detrás de mí, la pesadilla no había acabado, todavía estaba empezando.
ESTÁS LEYENDO
Sueños para no dormir
HorrorUn recopilatorio de diferentes sueños, que no hacen desear estar despiertos en vez de dormir. Pesadillas que cuando despiertas no terminan..