Lo primero que la levantó esa mañana, había sido el canto hipnótico de las pequeñas aves que se encontraban fuera, específicamente, sobre las ramas de los árboles que rodeaban la casa de Amy Rose.
A pesar de esa especie de alarma, le tomó casi una hora decidirse levantar. Era temprano y tenía demasiada pereza, especialmente por lo que tenía que hacer ese día.
Ya decidida y comprender que no tenía sentido quejarse por toda la situación en la que se encontraba, se paró con mucho trabajo de su cama y se miró en el espejo de su baño; tenía las puntas todas desaliñadas y tenía ojeras. No había podido dormir bien anoche... eso era culpa de aquel erizo idiota.
A pesa de haberse puesto firme ante él, Amy era muy noble y no le gustaba recurrir a esa actitud tan fría con alguien... eso era nuevo y no le había gustado para nada aunque se lo mereciera. Esa sensación la hizo sentir culpable y no le permitió pegar el ojo toda la noche por más ovejas que haya contado.
Se arregló lo mejor que pudo; peinó sus púas, se puso algo de maquillaje para tapar sus ojeras, aunque ella usualmente prefería ser natural y no recurrir al maquillaje, hoy consideró apropiado usar el kit de cosmético que alguna vez su amiga murciélago le había regalo en uno de sus cumpleaños. Una vez se arregló y se puso su vestido rojo usual, sus botas y su diadema, se acercó a su closet para sacar varios vestidos junto con una maleta y comenzó a empacar todo lo que considerara necesario durante su estancia en la casa de Tails. Después de media hora de asegurarse de que llevaba todo lo necesario, bajó a la la planta baja de su casa, se dirigió a la cocina y se preparó el desayuno. Se tomó su tiempo para masticar y beber, la verdad es que no tenía ninguna prisa en llegar con los demás y que le continuaran haciendo miles de estudios o pruebas para poder tratar de recordar aunque sea algo de ese erizo... bueno... la verdad ella también estaba consternada con su situación actual, pero prefería no decirlo en voz alta, sentía que si lo hacía, sólo podría preocupar aún más a sus amigos... aunque consideraba que Sonic sí se merecía algo de escarmiento, aunque no estuviera haciendo eso a propósito o al menos como así lo creía él.
¿Qué acaso no la conocía? O al menos sus amigos le dijeron que eran amigos de la infancia.
— Quizá uno nunca conoce a la persona de verdad... — se dijo para sí misma en lo que terminaba de comer lo último que le quedaba de su desayuno.
Limpió los trastes, tomó su maleta y se dirigió a la entrada para abrir la puerta con un gran pesar, pero antes de salir, miró sobre su hombro y observó aquellos marcos vacíos sobre una de las mesas de su sala. Suspiró ante ese detalle y decidió darle la espalda nuevamente a su hogar. Salió para tomar el camino hacia la casa de Tails.
No caminó más de tres metro cuando notó una figura recargada en el buzón de su casa.
En cuanto lo vio sonrió de lado a lado — Buenos días, Knuckles.
El nombrado le devolvió el saludo con la cabeza — ¿Qué hay, Amy?
Se acercó a él — ¿Qué haces aquí?
— ¿Qué no es obvio? — se cruzó de brazos — Vengo a escoltarte.
La eriza rio. El equidna siempre era muy orgulloso para admitir que estaba preocupado por ella — Sabes muy bien que puedo cuidarme sola, tú mismo me has enseñado muchas técnicas para defenderme ¿Recuerdas? — dijo con una sonrisa burlona.
Knuckles desvió la mirada apenado — Sólo quería ver cómo te encontrabas.
Volvió a reír — He tenido días mejores, pero lo bueno de toda esta situación, es que no he olvidado a a nadie más, sobre todo a ti, ya sabes que eres mi favorito — le guiñó un ojo.
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¿Qué es lo que deseas...?
Fanfiction- Sólo quiero dejar de sentirme así... tan miserable y sola... - Eso es posible si yo estoy aquí cariño... Amy Rose ya no podía con ese dolor ante el rechazo de Sonic simplemente ya no podía ni quería... pero era imposible olvidar su amor por él, só...