03. Varicela

618 73 94
                                    

-¿Necesitas algo?

-Estoy bien, Ivy, solamente estoy a punto de morir, equis.

-Anne — Ivy advirtió en voz baja — no hagas bromas cómo esas.

Ivy había acompañado a Anne a casa, Sprig había intentado ir con ellas, pero su abuelo lo había llamado pidiéndole que fuera por su hermana menor al jardín de niños.

En el camino, Anne le había explicado todo lo que había pasado esa noche a Ivy, desde cómo había subido las escaleras y el mal presentimiento que había sentido, y hasta cómo casi se hace un esguince en el pie mientras intentaba escapar de Marcy y Sasha en la terraza.

Ivy se había sorprendido con lo último por múltiples razones, pero sólo lo había manifestado con sus cejas levantadas y su boca medio abierta mientras escuchaba la anécdota de la chica.

No era fácil saber que decirle a alguien con una enfermedad cómo lo era el Hanahaki, no le podía decir cosas cómo "Espero te mejores pronto" o "esto pasará", lo último que esas personas querían escuchar eran palabras llenas de lástima, cómo si ya estuvieran muertos.

Y en una forma helada de pensar, lo estaban, pero no tenían por qué recordarles eso.

Ivy volvió a mojar el paño y lo colocó en la frente de Anne mientras esta le explicaba los síntomas que tenía en ese momento y algunos de los que solía tener.

-No tengo una gripa suave, Ivy, no creo que el paño helado ayude en algo — Anne dijo.

-Es para que te relajes, Anne, ¿Está funcionado?

-Un poco...

-Bien, ahora, sigue hablándome sobre tus síntomas, tal vez pueda encontrar algo.

-Pues, dolor de cabeza y estómago, ardor de garganta, vomito una mezcla de flores y sangre...

Y por más que Ivy se aferrara a la idea de que lograría encontrar una cura para la enfermedad, sólo habían dos opciones, o morir, o ser correspondido.

Y Anne ya había asimilado que estaba apunto de morir, así que lo único que le quedaba era disfrutar de sus últimos días de vida con sus seres queridos y toda esa mierda, como en las películas pero en la vida real.

Anne se acostó de mejor manera en la cama. Por alguna razón, sentía que en su cuerpo colisionaban el calor y el frío, pues sentía sus extremidades completamente heladas, pero al mismo tiempo tenía calor.

Su garganta ardía de una forma horrible e inexplicable, el aire le faltaba de vez en cuando y su estómago dolía.

Soltó un gemido de dolor y se puso de pie, corrió al baño de su habitación y se arrodilló frente al retrete. Ivy la siguió y se arrodilló junto a ella, mantuvo su cabello amarrado en una coleta y acarició su hombro mientras ella dejaba salir todas las flores y la sangre que se tenían en su estómago.

Anne se dejó caer hacia atrás y Ivy le entregó una toalla húmeda, la castaña limpió las comisuras de sus labios y tiró de la cadena mientras tiraba la toallita a la basura.

Un par de golpes se escucharon en la puerta, y seguidamente su madre se asomó por la puerta. Ivy la saludó con una sonrisa y la señora Boonchuy le devolvió el saludo con la misma sonrisa, para luego fijar su mirada en su hija.

Anne estaba acostada en su cama, con la mirada perdida en el techo y el paño mojado en la frente cómo al inicio de la tarde.

-Cariño, Sasha y Marcy están abajo, quieren hablar contigo.

-Mamá, con todo respeto, diles que se pueden ir a la gran...

Ivy se levantó de la cama y cerró la puerta de la habitación antes de que Anne pudiera terminar la oración.

La pelirroja le sonrió a la señora Boonchuy.

-No le haga caso, el medicamento le afectó un poco y la fiebre también, parece drogada — rió — ya hablo yo con las chicas.

-Oh, está bien, Ivy — La señora Boonchuy sonrió — gracias por cuidar de nuestra niña.

Ivy tragó grueso.

-No es ningún problema, señora Boonchuy.

Ivy salió de la casa de los Boonchuy encontrándose con Marcy y Sasha, quienes se habían negado a pasar cuando la señora de la casa las había invitado dentro.

Ambas levantaron la mirada al escuchar a Ivy salir, se decepcionaron un poco al ver que no era Anne, pero no perdieron la oportunidad para preguntar qué pasaba con la mejor amiga de las dos.

-Anne está enferma, me dijo que no entraran pues no las quería contagiar, pero está bien, ya está tomando medicamentos y si, esa es la razón por la que estaba actuando de forma extraña hoy en al escuela — Ivy explicó — que tengan linda tarde las dos, gracias por la visita, bye.

-¿Cómo sabías que ella estaba actuando extraño, y una mucho mejor pregunta, por qué tú si puedas estar con ella?

-Uh, porque es varicela y yo ya tuve, así que no me puede volver a dar.

-A mí ya me dió una vez también, entonces si puedo entrar con ella — Sasha se cruzó de brazos.

-¡No! — Ivy se negó al instante. Sasha levantó una ceja y Marcy la miró confundida — digo, ¡No pueden pasar con los zapatos puestos!

-Ivy, ¿Estás bien, segura de que no te has contagiado también? — Marcy preguntó.

-Oye, lo único que queremos es ver a nuestra mejor amiga, Ivy, ¡No entiendo por qué tanto alboroto y todo este show con tal de no dejarnos entrar! — Sasha replicó.

-¡No es un show por no dejarlas entrar!

-¡¿Entonces por qué no nos dejas ir con Anne?!

-Sasha... Creo que no es un buen momento — Marcy tomó el brazo de Sasha y la hizo dar un par de pasos hacia atrás.

Sasha volteó hacia Marcy y su mirada se suavizó al instante.

Ivy agradeció que Anne estuviera tirada en su cama, así no podía ver aquella escena que la haría empeorar su estado muy seguramente.

-Pero...

-Hablaremos con ella luego, ¿Si?, Hay que dejarla descansar.

Sasha terminó accediendo a regañadientes, y luego de darle una última mirada a Ivy, se fue junto a Marcy.

Ivy soltó un suspiro de alivio y se dió la vuelta, cerró la puerta y al alzar la mirada hacia las escaleras tuvo un infarto al instante. Anne vestía una bata larga, sus manos estaban escondidas en los bolsillos de la bata y también llevaba pantuflas.

Su mirada estaba fija en la puerta que Ivy acababa de cerrar y Ivy pudo saber que ella había estado viendo a las dos chicas todo el tiempo y como había evitado que ellas entraran.

-¿Por qué no dejaste que pasarán? — preguntó.

-¿Las quieres ver?

Anne cerró los ojos con fuerza y aguantó las lágrimas.

Ese nudo en su garganta una vez más.

-No...

-Subamos a tu habitación una vez más.

-¿Podemos hacer maratón de Robleis jugando FNAF?

-Claro, si eso te hace sentir mejor.

-Siempre me hace sentir mejor.

-Okay, pues vamos arriba.

[🌼]

Pétalos con espinas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora