01. Brotes asesinos.

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Si ven errores de ortografía o en los nombres de los personajes, saben que calladitos se ven más bonitos 😘

Anne dió un salto repentino al sentir un par de brazos rodeando su cintura, levantándola del suelo.

Soltó un chillido del susto, volteó hacia atrás intentando reconocer a la persona que la abrazaba, pero su corazón se detuvo al reconocer una melena rubia y un par de hermosos ojos azules.

Su respiración fue arrebatada al instante, e inevitabilmente, sus mejillas se llenaron de un color rojo, llegando incluso a sus orejas.

Sasha soltó una risa al ver el rostro de su mejor amiga y la dejó en el suelo, Anne puso una mueca y le dió un golpe juguetonamente en el brazo.

-Dios, eres una idiota, Sasha — Le reclamó mientras intentaba recuperar la compostura una vez más.

La rubia simplemente siguió riendo a carcajadas, sosteniendo su estómago cómo si estuviera apunto de vomitar por tanto reír. Sasha limpió un par de lágrimas imaginarias de sus ojos, molestando aún más a Anne.

La castaña se dió un par de segundos para detallar a su mejor amiga mientras esta se reía. Su cabello, rubio y corto hasta los hombros, estaba recogido en una coleta, llevaba unos broches de color azul decorando su cabello, broches que seguramente Marcy le había regalado, una camisa blanca sin nada de estampado en el frente, la chamarra de la escuela con el número "1" en la espalda y su nombre cocido en la zona del pecho combinando con varias estrellas en las mangas, que ella había pedido (por eso mismo, su chamarra era única), unos pantalones ajustados y sus converse limpias favoritas.

Anne creía que Sasha lucía hermosa ese día, justo como todos los días de la semana las veinticuatro horas.

No era una novedad para nadie que que Sasha era el gran crush de Anne desde que iban a segundo de secundaria. Todos se daban cuenta, menos la rubia de gran promedio académico y miembro del equipo de porristas.

-¡Debiste haber visto tu cara, fue tan gracioso! — La rubia exclamó cuando pudo volver a hablar una vez más.

Anne rodó los ojos y cerró su casillero con fuerza.

Sasha dejó de reírse y soltó un gran suspiro, se acercó a Anne y pasó un brazo por sus hombros, acercándola a ella. La castaña sintió un escalofrío recorrer su espalda al sentir la piel helada de Sasha rozar su hombro expuesto.
Agradecía haberse puesto una camisa sin mangas ese día, había sido la mejor elección que había tomado en toda su vida.

Caminaron juntas por los pasillos de la escuela, compartiendo comentarios acerca de cómo había estado su día y uno que otro sobre cómo Sasha había perdido su rímel favorito en una de sus prácticas junto con su equipo de porristas.

Anne amaba las pláticas con su mejor amiga, Sasha era una persona platicadora y eso le gustaba, siempre le había gustado escuchar y siempre le había gustado escuchar a Sasha.

Pero su plática se vió interrumpida cuando una melena pelinegra se alcanzó a distinguir entre el mar de estudiantes que se amontonaban en los pasillos. Sus manos sostenían sus libros amenazando con dejarlos caer ante el peso que ella parecería no soportar por mucho más.

Y claro, Sasha al verla, salió corriendo en su dirección y la ayudó con sus libros, una gran sonrisa se dibujó en el rostro de ambas chicas y un vacío creció en el estómago de Anne. Sus ojos estaban apunto de lanzar rayos lazer en dirección a Marcy Wu y para su suerte ninguna de las dos notó esto.

Se sintió idiota por aquello, Marcy era también una de sus mejores amigas y ella no merecía su odio.

La castaña soltó un suspiro fuerte y se acercó a ambas chicas y saludo a Marcy con una amplia sonrisa en el rostro. La pelinegra le devolvió el saludo y la sonrisa al instante junto a un abrazo que casi la dejó sin aire.

Pétalos con espinas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora