♡| Capítulo 15

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Sabía, desde los quince años, que Naruto era un pervertido. Si bien este era ingenuo y dulce, tenía fantasías nada sanas al mismo tiempo. Una combinación de perversión y caballerosidad que le hacían el hombre perfecto.

No era novedad que, de vez en cuando, Naruto abrazara a Sasuke y le comunicara sepa dios qué idea quería probar durante el sexo. También cabe decir que casi nunca lo conseguía.

Porque Sasuke, al contrario, era vergonzoso. No tímido ni ingenuo, vergonzoso. Como todo hombre, tenía sus fantasías y sueños húmedos, sí, pero le generaban tal vergüenza que no podía mirar a nadie a los ojos ese día.

Por eso, cuando Naruto sugería algo sexual que se saliera de la rutina, Sasuke entraba en pánico por la vergüenza y acababa golpeando al rubio con lo primero que encontrara. Generalmente una sartén.

Así desde siempre, incluso antes de ser pareja, oír al rubio hablar de sus relaciones sexuales con sus novias le generaba tal vergüenza que quería matarlo. Más tarde sabría que también había celos de por medio, pero seguía siendo vergonzoso.

Había ocasiones especiales en las cuales Sasuke usaba su gran orgullo para superar su vergüenza y cumplirle alguna fantasía a Naruto. Un ejemplo de ello fue la primera vez que lo hicieron.

Recordaba que Naruto, después de hacerlo, se quejaba de no haber perdido mutuamente la virginidad. Sasuke le dio la mayor alegría de sus 18 años de vida al decirle que sí había sido la primera vez del Uchiha.

Otras veces hacía algún de esas cosas vergonzosas que al rubio le gustaban. A veces se quedaba únicamente en delantal para hacerle la comida el fin de semana, o usaba sus camisetas como pijama.

Ese tipo de cosas que le hacían temblar de la vergüenza pero que a Naruto le parecían lo más erótico del universo. Y, no iba a negarlo, para Sasuke era divertido ver a Naruto casi rogando tocarle cuando le provocaba.

Y esto nos lleva a este día. Sasuke lleva preparando esto desde hace meses con ayuda de Karin y Temari. Le costó mentirle a Naruto y decir que hacía horas extra, pero sabía que con lo que tenía preparado no se iba a enfadar.

Y pensar que todo empezó porque oyó a Naruto hablar por teléfono con Shikamaru.

—¿Estás listo Sasuke?

—No, pero si no lo hago ahora no lo haré nunca.

—En ese caso, ¡suerte!

Con un asentimiento, el Uchiha se despidió de Sakura, quien había venido para ayudarle a preparar "el escenario".

Una vez solo en su casa, sabiendo que en una hora llegaría su novio, se permitió suspirar con miedo. Ese miedo que le llenaba siempre que planeaba algo así para el Uzumaki, miedo a hacer algo mal y perderle.

Se gritó mentalmente que no debía pensar así, que Naruto le amaba a pesar de todas esas cagadas del pasado. Fueron estúpidos de jóvenes, Sasuke un poco más, cierto, pero aún así se amaban con todo.

Con eso en mente, se cambió de ropa.

[...]


Naruto llegó una hora después, lanzando con cansancio las llaves al cuenco donde descansaban las de Sasuke. Eso le confundió, ¿Sasuke había pedido un día libre? ¿Acaso era una fecha especial?

Inmediatamente entró en pánico. ¿Cumpleaños? No. ¿Aniversario? No, era en agosto. ¿El aniversario del primer beso? Tampoco, fue en septiembre. No había ninguna fecha en Marzo, ¿entonces solo quería descansar?

Para nada, Sasuke amaba trabajar.

—¿Sasuke? —llamó, con la curiosidad recorriendo su cuerpo de arriba a abajo.

No recibió respuesta, pero sabía que Sasuke estaba en casa pues veía luces en el pasillo. Curioso caminó hacia la esquina y allí alzó ambas cejas al ver velas decorando el pasillo junto a unos lindos pétalos.

Ahora realmente se preguntaba si había olvidado alguna fecha especial.

Con una emocionada sonrisa siguió aquel camino, a sus oídos poco a poco llegaba una hermosa melodía, un ritmo que, sinceramente, era exótico, excitante. El pasillo seguía, pero las flores pararon frente al dormitorio principal. Abrió la puerta, ansioso.

Sus rodillas temblaron ante la vista frente a él, sacándole un suspiro ansioso. Un tubo metálico descansaba en vertical en medio de su habitación y apoyado en este, su amado novio le miraba con diversión y vergüenza.

Las ropas de Sasuke eran cortas, ajustadas, ¡y de encaje! Naruto amaba como se veía el encaje negro sobre la piel blanca de Sasuke.

—¿S-sasuke?

—Antes de que digas nada, no te has olvidado ningún aniversario, idiota.

A veces Naruto sospechaba que el Uchiha tenía poderes sobrenaturales como para saber siempre qué pensaba, pero ignoró ese hilo de pensamientos cuando su cerebro se desconectó al ver esa salvaje figura que se cargaba su novio acercarse a él.

La fina mano del ojinegro se apoyó en su pecho, se enredó en su corbata y tiró, atrayendo ambos cuerpos y desembocando en un húmedo beso que devolvió a Naruto a la realidad para llevarlo de nuevo al cielo.

El beso fue tan salvaje como breve, Naruto inconscientemente protestó por la falta de contacto lo que arrancó una risa al Uchiha. El de ojos negros le guió hasta sentarlo en la cama, rozó sus labios en una provocación que erizó todo el cuerpo del rubio, y le sonrió.

—Disfruta. —oyó susurrar a Sasuke para luego verlo caminar hacia aquel tubo metálico, al verle sujetarlo con ambas manos y oír la música subir de volumen, Naruto tembló ansioso.

Oh, claro que lo iba a disfrutar.

[...]


Una fina capa de sudor cubría el cuerpo del Uchiha, que se movía de una forma que hacía temblar al rubio. Arriba, abajo, girando y demostrando esa flexibilidad que amaba tanto.

Únicamente alumnado por las velas, el espectáculo era sencillamente hermoso, hipnótico. Naruto no sabía cuantos meses había tardado en aprender a hacer eso, pero merecieron totalmente la pena.

Además, estaba su mirada. Oh cielos, esos salvajes ojos oscuros cual noche brillaban al verle. Puede que Sasuke hiciera eso por oírle comentar lo asombroso que sería un baile sensual del Uchiha con Shikamaru, pero el rubio podía notar que a Sasuke le gustaba.

Y no le extrañaba. Ese baile era como Sasuke. Erótico, salvaje, único. Naruto tenía ante él a un ángel. Un ángel del infierno.

Finalmente los pies del Uchiha tocaron el suelo de nuevo, dejando a Naruto con ganas de más, ganas de seguir viéndolo volar de esa forma tan sexy.

Las manos del ojiazul atraparon las caderas del otro en cuanto Sasuke se sentó en su regazo, con la respiración agitada y un hermoso rubor.

—¿Te gustó? —le oyó decir y, por la mierda bendita, su voz se oía como un dulce ronroneo en su oído, tanto que no pudo evitar jadear.

—Me encantó, te veías asombroso 'ttebayo. —respondió, juntando más el cuerpo sobre él contra el propio, buscando desesperadamente sus labios.

—Me alegro.

Y le besó. Le besó porque no aguantaba ni un segundo más sin tocarle, sin probar su delicioso sabor.

Está de más decir que esa noche hicieron el amor como si fuera la primera vez.

Perfecto | NaruSasu → Escrito en 2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora