CAPÍTULO 3/La visita de un monstruo.

5 3 6
                                    


Las temperaturas rondaban los tres grados, prosiguieron con su marcha de duna en duna, buscando la más alta de todas.

—Entonces ¿Nuestro primer objetivo es encontrar la duna más alta? —. Refresco Celia, ayudando a York.

—Así es, solo así encontraremos agua. Entonces ¿Cómo dijiste que se llamaba este desierto? ¿Scoprion? ¿Eso quiere decir que hay escorpiones? —. Preguntaba Alexander, caminando con Stella de la mano, producto de la dificultad de subir dunas.

—Si... son monstruos realmente letales, tienen un tamaño parecido al de la carreta que nos llevo a la mazmorra. Poseen una coraza capaz de protegerlos de espadas y flechas, sin tener en cuenta sus múltiples patas que los hacen muy veloces en la arena —. Comentó Celia, comenzando a cansarse.

«Si una de esas cosas aparece ¿Qué tendríamos que hacer? Huir es imposible, solo tendría que usar mi magia... ¡Qué aún no sé cómo se activa!»

York siempre tan perspicaz a pesar de su herida en sus ojos, llamó la atención de todos.

—¡Por ahí! Esa duda sin duda alguna es enorme ¿Crees que sirva? —. Indicó York con el dedo.

Ciertamente poseía una altura considerable, más de 150 metros para ser exactos.

En su base, poseía vegetación, lo cual hizo que Alexander se emocionara aún más.

—¡Todos a la duna! —. Exclamó el muchacho, emocionado, llevándose consigo a Stella a rastras.

Ya en el lugar, utilizo su espada y comenzó a cavar en la arena. Este proceso le llevo unos minutos, donde todos lo observaban curiosos.

«No debe faltar mucho, solo un poco más.»

Cuando creía haber fallado, el fondo del agujero comenzó a empaparse de agua y de un segundo a otro, un pozo de agua turbia se había formado.

—¡Agua! Damas y caballeros —. Exclamó Alexander, triunfante.

—Si, pero se ve del asco —. Dijo York, con una expresión de asco.

Stella asintió en aprobación, mientras que Celia preparaba una cantimplora para llenarla.

—¡Un momento! Obviamente esta agua no sirve en este estado. Primero necesitamos pasarla por un filtro, para eso, ocuparemos un pequeño vaso al cual le haremos un agujero y con un poco de tela encima y arena húmeda, se encargará de filtrar el agua de impurezas —. Explicó Alexander, concentrándose en cada acción que realizaba.

Todos lo miraban con admiración, desplegaba la misma seguridad que York, al momento de estar en una mazmorra.

—Y ¿Qué hacemos nosotros? Debo admitir que se siente un poco feo no ayudar en nada —. Murmullo Celia, sentada en la arena.

—Necesito que hagan fuego, consigan algunas ramas secas y algo con que iniciar el fuego. Stella, tú te quedas conmigo.

Tanto York como Celia se alejaron solo unos cuantos metros para reunir leña, aprovecharían de calentarse debido a lo frió que era el desierto por las noches.

"¿El fuego es para hervir el agua verdad?"

Preguntó Stella, utilizando su libreta.

—Así es, con esto eliminaremos cualquier enfermedad que pueda contener esta agua —. Respondió Alexander, ojeando como se llenaba cada vez más la cantimplora.

Una vez la leña estaba reunida, todos armaron un circulo en torno al pozo de agua y se sentaron para disfrutar del cálido fuego y de una taza de agua pura y tibia.

Isekai QuestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora