RUNEUn cuervo se posa en la ventana, a solo unos pocos centímetros de mi. Admiro sus plumas de un color negro azulado. Sus pequeños ojos me observan curiosos. Acaricio el cristal, sintiendo la humedad y el tacto helado en las puntas de mis dedos. Su cabeza oscura se ladea, mirándome desde un nuevo ángulo con su ojo derecho.
Cómo si se estuviera preguntando.
¿Quién eres tú?
¿Por qué estás aquí?
¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
-Rune.
No giro al llamado de mi nombre.
Escucho como sus pasos se acercan. El suelo cruje con cada pisada, hasta que finalmente se detiene. El silencio llenando la habitación. Es la primera visita que recibo.Y sé lo que significa.
-Tenemos buenas noticias.-Susurra.
Sigo sin mirarle.
Es gracioso, estaba bastante segura de que ya no volvería a sentir nada. De que ya no conocería nada más que no fuera este vacío constante que me ha estado acompañando las últimas semanas. La culpa, los pensamientos de que quizás podría haber hecho más. Si hubiera actuado diferente. Si hubiera llegado antes. Si hubiera estado más pendiente. Si no hubiera dejado que se apartase de mi.
¿Qué son buenas noticias para mí?
Mientras yo recogía flores, mi hermano pequeño estaba muriendo. Ese pensamiento no deja de golpear mi cerebro. Me consume, un peso que me aplasta, impidiéndome respirar. Me hace sentir como si fuera a morir yo también.
Porque debí haberlo hecho.
Mi mente recuerda una figura alta y grande. Una máscara inexpresiva.
No sé si eso es real o no. No recuerdo cómo me encontraron. He estado demasiado ida para ser consciente de la realidad.
Finalmente lo miro.
Papá luce igual. Igual que siempre pero distinto al mismo tiempo. A sus cincuenta años siempre fue un hombre bien conservado. Siempre pareció más joven. Pero ahora cuando lo miro parece mucho más mayor. Cómo si hubieran caído sobre él los años de golpe. Sus ojos verdes siguen siendo inescrutables, pero finalmente puedo ver algo en ellos.
Resolución.
¿Resolución de qué?
Ha perdido a un hijo ¿No debería haber algo más en su mirada?
Da otro paso más cerca y vuelve a detenerse.-Los resultados han salido bien.-Finaliza.
Estuve aislada como es el procedimiento habitual cuando alguien entra en contacto con un infectado. Estuvieron estudiando mi cuerpo. Durante semanas, he estado encerrada física y mentalmente, esperando el veredicto final. Pero ahora que finalmente sé que tendré una nueva oportunidad de vivir, la única sensación que se presenta es la decepción.
No puedo encontrar ahora mismo nada que pueda hacerme querer seguir adelante. Tratar con Mamá, quién ya estaba en una espiral de dolor por su depresión. Con Rider. Tratar con toda la gente de Ciudad de la Fé que me verá como un milagro andante. Las personas que se adentran en los páramos siempre están protegidos. Nunca dejan su piel descubierta. Sin embargo, yo maté a uno de ellos y tuve su sangre en mis manos.
He matado a una persona a mis dieciocho años. Pero no siento remordimientos.
¿Hay algo mal en mi?
Cada vez que recuerdo la imagen de mi hermano siendo devorado, solo siento más ira. Vuelvo a mirar hacia la ventana. El cuervo ya no está. Solo veo el cielo gris. Siempre gris. Como mi vida.