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Los rayos del sol se asomaban desde un hueco de la ventana, dando directamente a su piel. Hace a penas unos momentos había despertado y me encontraba deleitandome con la hermosa vista de su torso desnudo.

Coloqué mi mano sobre este, comenzando a trazar distinas figuras sobre su cálida piel, ambos nos encontrábamos desnudos, siento cubiertos únicamente por una sabana blanca qué ejercia un suave roce sobre nosotros. No había cosa que más me gustara qué admirarlo, y el obviamente amaba serlo.

Conectaba sus lunares, y llenaba mis sentidos del tacto y la vista de placer, ya qué en estos momentos no había otra cosa que sintiera qué no fuera paz.

—Buenos días princesa. – Escuché.

—Buenos días, mi amor. – Sonreí euforicamente al oír su voz, dirigí mi mirada hacia su rostro. Con esos ojos rubí qué tanto amaba qué me miraran.

—¿Como amaneciste? –Pregunté, mientras apartaba mi mano para dejar qué el se removiera y estirara plácidamente sobre el colchón.

—Bien preciosa, pero me faltó soñar contigo. –Dijo coqueto para después soltar un quejido debido a que tronó su espalda. Comencé a reír sutilmente mientras el se hacía el ofendido de broma.

Sé acomodó de lado quedando frente a mi, dejándome continuar con mi análisis de sus facciones y rostro, pasé mi mano por su cabello desordenado hasta pasar finalmente por su rostro, acariciando su mejilla hasta que el colocó su mano sobre la mía.

—¿Que quieres hacer hoy, preciosa? –Preguntó sutilmente, a pesar de yo encontrarme embobada al ver como esos fugaces ojos hacían reflejo con el sol qué se colaba entre las cortinas.

—Realmente no quiero hacer nada ahora, que ese sea un problema para mi yo del futuro. Aun es muy temprano. –Me removi hasta quedar en el hueco de su cuello, ahora deleitando mi sentido del olfato con su aroma tan adictivo y escuchar como soltaba una risita.

—Podríamos ir a la nueva exposición de arte qué abrieron, no queda tan lejos y sé que a ti te gustará. –Menciona, ya qué ambos eramos dos artistas enamorados del arte.

Enamorados el uno del otro.

A él le gustaba el canto, la actuación, ser visto y aclamado, mientras qué yo era una persona más tímida qué prefiria la pintura, escribir, recitar y leer poemas. Algo qué realmente nos hacia buena pareja.

—¡Suena interesante! –Exclamé emocionada sentandome en la cama. —Pero ahora ven, vayamos a desayunar –Dije y rápidamente tomé una de sus camisas utilizandola como si fuera mía, y colocandome una de mis bragas para comenzar a caminar hacia la cocina.

—¡Pero esperame! –Lo escuché gritar, pero yo ya me encontraba sobre el pasillo.

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—Amor, ayúdame a lavar esto por favor, yo iré haciendo la mezcla. –Dije, aunque el hizo caso omiso y sentí como me tomaba por la cintura desde atrás, colocando su mentón sobre mi hombro a pesar de la diferencia de estatura.

—No me has dado mi beso de buenos días. –Mencionó con un tono triste, solté una risita, ya qué me parecía adorable.

Giré un poco mi torso y cabeza, para así dejar sutil un beso sobre sus suaves labios y disculparme por haberlo olvidado.

Me volví a voltear para seguir preparando los hot cakes, pero insatisfecho me tomó por la cadera, girandome y haciendo qué me recargará sobre la barra. Para comenzar a besarme de una manera más apasionada.

Pero, ¿quien era yo para negarme?

Era mi hombre, y no había otra cosa que prefiriera qué estar a su lado.

𝐖𝐇𝐘 𝐍𝐎𝐓 𝐌𝐄? || mystic messenger. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora