¡ veintiuno !

179 31 0
                                    

« Quiero pintarlo en todas las paredes, gritarlo de arriba abajo en los pasillos, quiero ponerlo en luces brillantes, porque no puedo mantenerlo callado. »

— ¡Espera, espera! ¿A dónde vas así? —Bangchan lo detuvo del brazo antes de que pudiera avanzar más. Hyunjin se miró completo, soltando un quejido al recordar que seguía en bañador y con el jersey de Jeongin todavía puesto cubriendo el resto de su desnudez. Por suerte ya estaba relativamente seco, ya que en su maleta había una toalla que pasó por su cabello y la colocó sobre el asiento del auto para no mojarlo.

— ¿Q-qué quieres que haga? ¡No puedo cambiarme ahora!

Hyunjin estaba tan alterado que comenzaba a trabarse al hablar, incluso podía verlo temblar como si fuera un perro chihuahua nervioso. Se agitaba el cabello en ese gesto característico, dando saltos sin despegarse del suelo, podía ver sus ojos comenzando a brillar por las lágrimas que se acumulaban.

Bangchan conocía tanto a su hermanito, que sabía que si no trataba de, al menos, quitarle algo de su angustia sólo un poquitín, tendría alguno de sus leves ataques de ansiedad ahí mismo. Odiaba cuando eso sucedía, porque él también se desesperaba y entonces los dos estaban tan histéricos que era un completo caos.

— Oye, oye, mírame —así que, suspirando, lo sujetó de los hombros, mirando sus ojos. El menor imitó la forma en que tomó aire y lo dejó salir, hasta que los dos estuvieran un poco menos tensos—. ¿Traes ropa de cambio ahí? —al ver la afirmación, continuó— Entonces ponte una camiseta y después entramos, ¿de acuerdo? Voy a estar ahí.

— ¿N-no me vas a dejar solo?

— No —sonrió un poquito, tocándole la cabeza como si fuera un cachorro—, no vas a estar solo, ¿uhm? —Hyunjin asintió, por lo que Chan le dió un par de palmaditas en los hombros, hablando suave— Anda, vístete y entremos.

Tomando una bocanada de aire para tratar de calmar la ansiedad, el menor se acercó a la camioneta de nuevo para abrir su maleta y sacar de ella la camiseta grande y simple que llevaba de cambio, quitándose el jersey antes de ponérsela con manos temblorosas. Pensó en cambiarse el bañador, pero siendo honestos, entre más rápido termine todo, más rápido podrían irse. Además de que no estaba del todo seco, así que acabaría por humedecer la ropa.

Sus ojos enfocaron el jersey en el asiento, sintiendo el pecho pesado al recordar la sonrisa tan sincera y hermosa en los labios de Jeongin, con ese destello radiante en sus ojos al dársela, la manera tímida de pedirle que la usara en el partido. Le dolía el hecho de estar ahí, a dos horas de la ciudad, en un asunto delicado, en vez de estar en las gradas apoyando a su novio. Sólo esperaba que el partido no hubiese comenzado y así al menos llegar en la mitad.

Lo que le importaba, incluso en un momento como ese, era no decepcionar a Yang. A pesar de que eso signifique decepcionar a su familia.

Cerró la puerta del coche, tratando de reunir valor, y entonces siguió a Bangchan dentro de la casa.

Tú puedes hacerlo.

« Quiero llamar a cada persona que conozco, escribir una canción y reproducirla en la radio, pegar un mensaje en una botella y después dejarla ir. »

No lo veía por ninguna parte.

Jeongin seguía mirando a las gradas incluso cuando el entrenador los reunió a todos en un círculo para explicar la estrategia que usarían en ese juego una vez más, con todos prestándole atención menos uno. Buscaba a su chico entre el montón de personas que gritaban emocionadas, la música fuerte sonando por los parlantes.

── kiss me like nobody's watching !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora