Capitulo 1.

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Una mirada perdida exploraba las magníficas construcciones del imponente Egipto, una ciudad en la que el dorado era el color predominante gracias a los resplandecientes rayos de sol.

—Amor mío, aquí estás —decía una ronca voz al oído de la persona junto al ventanal, mientras unos brazos le envolvían la cintura-. Moisés, ¿Qué estás mirando?

—Solo observo al gran Egipto —respondió con suavidad.

—En ese caso, también deberías de mirar a tú faraón. —Lentamente lo giró con sus manos para que lo mirara, y luego depositó un tierno beso en los labios ajenos, que ni se inmutaron.

—Es un gran privilegio que usted me regala cada día, mi señor - pronunció cortésmente, aunque dichas palabras no se reflejaban del todo en su mirar.

Un ruido proveniente de la entrada llamó la atención de ambos, un siervo estaba llamando a la puerta.

—Pasa.

—Mi faraón, mi señor. —Mientras hablaba hizo una reverencia-. La comida ya está lista.

—Ramsés debes de tener apetito después de un día atareado, vamos. —Esta vez, había algo de dulzura en la voz de Moisés.

—Si, vamos. También he pedido tú postre favorito.

De ésta manera, ambos se dirigieron hacia el gran banquete.

Moisés y Ramsés se encontraban ya cazados, con un bello niño, el cual era ahora el futuro heredero del trono de Egipto.
Ante los ojos del reino, su magnífico faraón, tenía una bella familia, aunque no contara con la presencia de una dama. Y aunque no lo vieran así, todo el mundo sabe bien que es mejor callar, si es que no te quieres enfrentar ante la ira del gran faraón.

 Y aunque no lo vieran así, todo el mundo sabe bien que es mejor callar, si es que no te quieres enfrentar ante la ira del gran faraón

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Ya habían pasado 9 años desde su compromiso, un año después de eso, el matrimonio tuvo la bendición de recibir a un hermoso niño.

—Madre. -Una dulce voz le llamaba a sus espaldas-. Te gusta mucho remojar tus pies a las orillas del Nilo, ¿No es así? —Preguntaba el pequeño mientras se sentaba a su lado.

—Dakarai, hijo mío. - mientras se inclinaba para abrazarlo, le dio una sonrisa como respuesta a su pregunta.

—Por eso papá mandó a construir ésta salida hacia el río cerca de tú habitación, todos dicen que se tienen mucho amor por todo lo que él hace por ti -contaba orgulloso el infante con una dulce sonrisa en su rostro.

Moisés le devolvió nuevamente la sonrisa, mientras volvía a perder su mirada en las aguas del río.

—Dakarai, ¿Sabes por qué te di ése nombre?

—Si, me habías dicho que significa "feliz", así que deseabas que así fuera, ¿No es así madre?

—Sí, así es. Pero no solo eso, sí quiero que seas feliz, pero quiero que los que te rodean también lo sean. Por eso es que con ese nombre, deseo que puedas dar alegría también a las demás personas- explicaba mientras acariciaba la cabeza de su niño —Prométeme que siempre intentaras conseguir esa alegría.

Siseo de Libertad (Moisés x Ramsés)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora