01

1.6K 230 221
                                    

Logró calmar a Thiago, hablándole para que este niño entendiera lo que estaba pasando (claro, sin demostrarle lo dolido que se encontraba Guille con la actitud de Lionel). Cuando su hijo logró dormir, él fue directo a la cama.

Él solía esperar a su novio para dormir juntos, pero desde hace mucho lo dejo de hacer porque Lionel ni siquiera llegaba.

Pero le costaba mucho quedar dormido. Recordaba cuando tenía la cabeza de Lionel abajo de su nariz y podía respirar su armonioso aroma, pero ahora todo lo que podía oler era el suavizante de las almohadas. Giraba por la cama, tratando de cerrar los ojos y no podía. Dios mío, él solo quería descansar tranquilo.

Ya no tenía consciencia de la hora pues él lograba quedarse despierto hasta altas horas de la madrugada. Aún renegando por dormir, escuchó la puerta principal abrirse y, lo consiguiente, escuchar pasos acercarse a su habitación.

Era Lionel.

Con su mano trató de buscar su teléfono para chequear la hora y al tomarlo, pudo ver que pronto serían las 5 de la madrugada. Era extremadamente tarde ¿Por qué él regresaba tan tarde hoy? No solo estaba molesto porque no podía conciliar el sueño, se sentía furioso porque ese hombre empeoraba cada día más.

El argentino pasó por la puerta de su habitación, dejando su maleta deportiva al lado de la puerta y quitándose la camiseta para lanzarla al suelo. Además de ser un tardon, era un sucio por dejar las cosas donde quería.

—¿Crees que estas son horas de llegar, Lionel?

Salió de la cama en toda esa oscuridad de la habitación. Lionel subió la mirada y chasqueó su lengua con molestia, viendo lo furioso que estaba su novio. Estaba incómodo de pelear con él todos los días.

—Dale Guillermo. No estoy para tus pelotudeces.

—¿Qué "pelotudeces" hablas? ¿Donde estuviste?

Trato de ignorarlo, después de sacarse toda la ropa y tomar una toalla para dirigirse hasta el baño, pero Guillermo no quería que esa conversación terminara ahí. Eso fue evidente y Lionel tuvo que detenerse para dirigirle la palabra.

—Estuve con mis amigos un rato. Listo. Andá a dormir.

No lograba entender que tan poco corazón tenía para tratarlo de esa manera. Quizá sólo debía recordarle que ellos estaban formando una familia, puede que Lionel se lo haya olvidado. Aún así, esas palabras tan vacías de sentimiento lo llegaron a ofender—¿No recuerdas que tienes una familia, Lionel? ¿Donde estuviste todo el día?

—Sos un rompe pelotas, Guille —Le dio esa mirada cargada de enojo. Si Lionel fuera alfa, lo hubiera hecho temer— ¿Donde más estaré? ¡Estuve laburando! Entrenando, yendo a entrevistas y partiéndome el lomo para sacar adelante a nuestra familia.

Cansado era poco de lo que estaba. Conocía a su omega, sabía que él trabajaba para su disfrute personal— No uses de excusa a nuestra familia cuando estás más ocupado subiendo tu ego —Lo lastimaba ver que su omega había cambiado tanto desde que lo conoció. De alguna manera, yo no lo reconocía— ¿Sabes que me dijo Thiago?

—Guille, estoy cansado. No quiero saber nada. Solo quiero bañarme y dormir.

—No te importan tus cachorros ¿No?

—Nuestros cachorros —Trató de restarle responsabilidad por pertenencia— y si, ellos me importan. Por eso estoy laburando todo el día. Quiero una mejor vida para ellos y para ti-

—¡A ver Lionel! —Ahora estaba más que molesto. Ambos sabían que la obsesión por el trabajo de Lionel estaba dañando su relación. Ese omega no quería nada relacionado a su familia, solo quería lucir su nombre y fabricar más fama a partir de eso— Yo estoy más que consciente que a ti te importa más ser el mejor futbolista del mundo qué ser el mejor padre para tus cachorros. Thiago-

¿Qué hora son, mi corazón?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora